El Ingeniero en Sistemas Gustavo González, en su columna semanal de Tecnología al Paso, analizó cómo evolucionaron los hábitos de consumo y cómo la irrupción de las plataformas digitales, los pagos electrónicos y la inteligencia artificial transformaron por completo la experiencia de compra. Un recorrido que va desde la libreta del almacén de barrio hasta los agentes automatizados capaces de comparar precios en segundos.
González partió de una imagen que muchos reconocen. “Antes íbamos al almacén de la esquina, agarrábamos un paquete de galletitas y decíamos ‘Antonio, anotalo’. No existía ni el efectivo en ese momento. Papá o mamá pasaban a fin de mes y arreglaban todo”, recordó. Con la inflación, esos sistemas se volvieron insostenibles y el efectivo empezó a ocupar un rol central, pero ese mundo hoy también parece lejano: “Ya ni siquiera vamos a los negocios. Mucho de lo que compramos está a un click”.
Explicó que, pese a la digitalización, todavía conviven dos perfiles de consumidores. “Hay gente que disfruta de estar en el negocio, ver, tocar, hablar con el comerciante. Eso tiene un encanto particular. Pero todos esos productos están también en plataformas como Mercado Libre, Amazon o las nuevas tiendas chinas que llegaron al país”.
Y agregó: “Mercado Libre se convirtió en un patrón de precios, incluso para autos y propiedades. Es una referencia para todo”.
El comercio tradicional, lejos de perder terreno, se adapta
González remarcó que esta transformación no va “en contra de nadie”, sino que obliga a los comercios tradicionales a adoptar nuevas estrategias. “Todo tiende a globalizarse, y el consumidor compara. Hoy un negocio de barrio también necesita una vidriera digital: Instagram, Facebook o una tienda online. No hay manera de no tenerlo”.
Aun así, destacó el componente humano de la compra física. “Ir al supermercado, hacer la cola, hablar con el almacenero del barrio, enterarse de lo que pasa… eso también es parte del placer de comprar. Y eso la tecnología no lo reemplaza”.
La inteligencia artificial como nuevo vendedor
La columna derivó en uno de los puntos clave: la inteligencia artificial que opera detrás de cada compra online. “Cuando vos mirás un producto y te quedás dos segundos más leyendo la descripción, el sistema entiende que eso te interesa. Y empieza a recomendarte cosas. Es lo mismo que haría un buen vendedor en un negocio, pero con más información”.
Y detrás de esa lógica está un principio central: todo se mide. “Lo que no se mide no se puede mejorar. Cada movimiento que hacemos en una página queda registrado. Y del otro lado, el comerciante analiza esos datos para saber si un producto funciona o no”.
Las reseñas se volvieron, según González, un insumo clave. “Pasan a ser como los comentarios de una noticia. Hay gente que ni lee la nota, solo los comentarios. Con los productos pasa igual. Siempre recomiendo dejar una reseña: ayuda a otros y mejora la experiencia para todos”.
Plataformas de transporte, pagos digitales y la evolución del QR
La charla también abordó los cambios en el transporte urbano. “Para los que no conocen Uber o Cabify, funcionan como un remis pero a través del celular. Vos pedís el auto desde la aplicación y pagás con tarjeta o con QR”, explicó.
González recordó el origen del código QR: “Lo inventó un japonés. QR significa Quick Response, respuesta rápida. Lo revolucionario es que se lee aunque esté doblado o torcido. En 2021 el Banco Central decidió unificar el sistema en Argentina para que cualquier aplicación pueda leerlo”.
Luego avanzó sobre el NFC, la tecnología que hoy permite pagar apoyando la tarjeta o el celular sobre el lector: “Ese chip emite una señal. Se usó primero en grandes almacenes para control de stock y luego migró a las tarjetas de crédito. Hoy los teléfonos también lo tienen”.
Y advirtió sobre un punto de seguridad: “Hubo casos de personas que acercan un posnet oculto en la calle para intentar leer tarjetas. Por eso la tarjeta no debe ir suelta. En el teléfono es más seguro, porque necesita huella o rostro para habilitar el pago”.
Seguridad y confianza: claves en la compra online
González señaló que uno de los riesgos más comunes es caer en sitios falsos o extremadamente baratos. “Cuando encontrás esa oferta imbatible, hay que sospechar. Fijarse si la página tiene el candadito, que certifica que el sitio es seguro y cumple protocolos”.
En contraste, valoró el sistema de devoluciones de Mercado Libre: “Los 30 días para devolver el producto cambiaron todo. Es una herramienta humana más que tecnológica. Copia lo que pasa en un negocio: ‘Llevátelo, probalo y si no te gusta lo cambiás’. Aunque, claro, online requiere mandar el paquete y esperar”.
Tecnología sí, pero bajo control humano
El mensaje final fue claro: “La tecnología no debe controlarnos a nosotros, nosotros debemos controlar la tecnología”. Y ahí surgieron dos anécdotas que sintetizan generaciones.
La primera, la de un padre mayor al que su hija intentaba enseñarle las bondades del home banking. “Ella le mostraba todas las maravillas que podía hacer con el teléfono y él le respondió: ‘Yo prefiero ir al banco, hacer la cola, ver a mis amigos, quejarnos de todo y conversar un rato’”.
La segunda, un clásico del marketing: “Una persona se prueba un zapato, le queda perfecto y le dice a la vendedora: ‘Muchas gracias, ahora me voy a comprarlo online’”.
Para González, esa tensión seguirá existiendo, pero ya forma parte del comportamiento cotidiano.
La próxima evolución: navegadores que compran por nosotros
El ingeniero anticipó una tendencia que avanzará rápido: “Los navegadores ya tienen inteligencia artificial. Uno puede pedirles: ‘Buscá esta cartera en estos sitios y comparame precios’. Y lo hacen solos. Eso se llama agente de IA. En algún momento ese agente será el que recorra los negocios por nosotros”.
“Las compras inteligentes ya forman parte de nuestra vida. Con buena información y ciertos cuidados, podemos usarlas en favor de nuestro día a día”, sintetizó González al despedirse.

