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martes, diciembre 2, 2025
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«Las vacunas salvan vidas»: Riat explicó por qué regresan enfermedades que estaban controladas

En los últimos meses, el sistema de salud nacional y provincial encendió alertas ante el resurgimiento de enfermedades que, durante años, se consideraron controladas. La caída en las coberturas de vacunación y la creciente circulación de discursos antivacunas explican buena parte de un fenómeno que hoy preocupa a pediatras, infectólogos y autoridades sanitarias. Desde General Villegas, la doctora Silvina Riat —referente del área de Epidemiología del Hospital municipal y responsable del Centro Vacunatorio— analizó la situación y remarcó la importancia de sostener políticas de prevención.

Riat fue contundente al referirse a la proliferación de mensajes antivacunas. Señaló que “la gran responsabilidad de estas enfermedades reemergentes tiene que ver con la vacunación y con manifestaciones antivacunas que en este último tiempo se han exacerbado”, y advirtió que estos discursos “no han hecho ningún bien a la salud de la provincia ni del país”. Recordó además que las vacunas de calendario son una obligación respaldada por ley, y que su eficacia no está en discusión: “Están científicamente comprobadas, salvan vidas y las seguirán salvando”.

En ese sentido, calificó de “acto criminal” hablar en contra del calendario nacional sin ningún sustento científico, sobre todo cuando las decisiones de los adultos impactan directamente en el derecho a la salud de las niñas y los niños. “Cuando un papá decide no vacunar a su hijo, lo está privando de su derecho a la salud. Ahí muchas veces hay que intervenir, porque se está poniendo en riesgo la vida de una criatura que no puede decidir”.

El debate público de estos días expuso la gravedad del problema. La aparición de discursos antivacunas dentro del propio ámbito político —como ocurrió recientemente con una diputada nacional que impulsó teorías sin ningún respaldo científico— generó respuestas inmediatas por parte de sociedades médicas, pediátricas y entidades de salud pública. Para la doctora Riat, estas reacciones fueron necesarias: “Fue un alivio escuchar a profesionales con años de experiencia explicar lo que han visto. Hablaron de épocas en las que no existía un calendario tan completo como ahora y relataban la cantidad de meningitis o de hepatitis fulminantes que atendían. Desde la incorporación de ciertas vacunas dejaron de verse chicos en lista de espera para trasplantes que antes eran urgentes”.

La médica también desmintió versiones que circulan en redes sociales sobre supuestos efectos adversos, como fenómenos de magnetismo corporal vinculados a la vacuna contra el COVID-19. “Como esa información no viene de los entes que controlan efectos secundarios, no tiene ningún valor. En el vacunatorio nunca recibimos una notificación de algo semejante”, afirmó. Señaló que los eventos adversos deben ser registrados obligatoriamente, incluso cuando no están vinculados a la vacuna sino a respuestas del organismo frente al estrés del acto de vacunar. “Se estudia todo con seriedad. Para eso existen los sistemas de vigilancia”.

La vacunación contra el COVID-19 —que no integra el calendario oficial por tratarse de una vacuna desarrollada en contexto de emergencia— continúa disponible para quienes deseen recibirla o tengan indicación médica. Según Riat, el efecto rebaño alcanzado por la campaña inicial permitió disminuir la agresividad del virus, al punto de que hoy la infección se cursa como una gripe en la mayoría de los casos. De requerirse internación, el Hospital municipal envía las muestras al Hospital Rossi de La Plata para su análisis dentro del panel respiratorio, que permite identificar influenza, virus sincitial respiratorio u otros agentes.

Sin embargo, más allá de la gripe o el COVID, la preocupación actual gira en torno al resurgimiento de patologías como coqueluche, sarampión y tuberculosis. La profesional remarcó que para sostener la eliminación de estas enfermedades, la cobertura de vacunación debería estar por encima del 95%. “Hay vacunas de calendario que en la provincia están por debajo del 50% y otras por debajo del 70%. Esa es la base del problema”, explicó. Celebró que recientemente el Ministerio de Salud de la Nación haya salido a respaldar públicamente el calendario, luego de meses sin una campaña activa de prevención.

La doctora detalló la gravedad del coqueluche, especialmente en lactantes menores de seis meses, y subrayó que la protección adecuada requiere cuatro dosis de la vacuna triple bacteriana. También insistió en la importancia de las inmunizaciones durante el embarazo: “Vacunando a la embarazada, ella forma anticuerpos y se los transmite al bebé. Para los recién nacidos es vital, porque su sistema inmune aún no puede defenderlos”.

Respecto a la tuberculosis, explicó que su reaparición está ligada tanto a los movimientos migratorios como a las coberturas incompletas. La vacuna BCG —que se aplica al nacer— previene las formas graves, pero no evita que una persona sin inmunidad adecuada pueda contagiarse al estar en contacto con un caso activo. Por eso, el diagnóstico temprano y la quimioprofilaxis de los contactos son esenciales.

Riat insistió en que la base de la salud debe ser la prevención primaria: inmunización, educación sanitaria y estrategias que eviten que la enfermedad aparezca. Consideró que, históricamente, los sistemas de salud han invertido más recursos en tratar enfermedades que en evitar que ocurran. “El 90% de los fondos se destinan a la atención médica, cuando la verdadera meta debería ser fortalecer la prevención. Es un cambio de paradigma que lleva décadas discutiéndose”.

Hacia el final, la médica coincidió con quienes plantean que desinformar sobre vacunas debería tener consecuencias legales. “El daño que se produce hablando sin conocimiento es enorme. Las muertes por coqueluche en bebés no vacunados son tragedias evitables. Cuando existe legislación, evidencia científica y herramientas para prevenir, ignorarlo es poner vidas en riesgo”.