El defensor villeguense habló después de la histórica consagración en Madryn, repasó la campaña, los momentos decisivos y la expectativa por reencontrarse con su gente en General Villegas.
La consagración de Estudiantes de Río Cuarto en el sur del país no solo marcó un ascenso histórico para el club cordobés: también le dio a General Villegas una nueva alegría deportiva. Juan Antonini, pieza clave del León del Imperio y protagonista de un año inolvidable, celebró el logro con emoción, orgullo y la certeza de haber cumplido un sueño difícil de dimensionar.
“Fue algo hermoso para todos nosotros, para la familia y para nuestros amigos”, expresó Juan en su paso por OVACIÓN. “Todavía queda ir a Villegas, juntarnos los dos, porque no nos hemos visto y disfrutar ahí con el pueblo”, mencionó al referirse a su hermano Fermín, que también ascendió a primera con Gimnasia y Esgrima de Mendoza (primer par de hermanos en ascender a la élite del fútbol argentino en la misma temporada con dos equipos diferentes).
El análisis de la final y la virtud del equipo
El ascenso se definió en Madryn tras el 2 a 0 conseguido en la ida, partido en el que el ex Eclipse convirtió un gol. La ventaja dio cierta tranquilidad al León, aunque no resolvía nada. “Sabíamos que no era definitoria. Ellos allá son muy fuertes”, recordó.
Estudiantes sufrió, resistió y golpeó cuando debía. “La gran virtud de este equipo es que en los momentos difíciles siempre se sobrepone. Cuando hicimos el gol del empate sentí que habíamos cumplido el objetivo final”, reconoció.
Según Antonini, la campaña se sostuvo en dos pilares: un plantel de “grandísimos jugadores y grandísimas personas” y un sentido de pertenencia que se fortaleció a lo largo del año.
Viajes eternos, esfuerzo y recompensa
En un torneo largo y exigente, Estudiantes debió atravesar miles de kilómetros para sostener su sueño. El viaje a Puerto Madryn, en micro, fue un símbolo de ese esfuerzo. “Obviamente que valió la pena”, afirmó Juan. “Fueron 41 partidos, un torneo muy competitivo donde nadie te regala nada. Los viajes son un condimento especial, pero también te unen”, subrayó quien participó en 38 de esos 41 encuentros.
Tras la consagración, llegó la celebración: un recibimiento multitudinario en Río Cuarto, un festejo íntimo con la familia y hasta un asado inolvidable en Vicuña Mackenna. “Devolverle esa alegría a la gente fue algo muy lindo y muy satisfactorio para nosotros”, contó.
Familia, orgullo y anécdotas inolvidables
La historia del ascenso también tuvo capítulos emotivos. Su papá y su mamá viajaron de infiltrados a Madryn – solo se perimitían hinchas locales – y vivieron el partido entre la gente del aurinegro. “No sé cómo habrán hecho para contenerse en el gol”, dijo entre risas. Después, el festejo los reunió dentro del campo de juego para una postal memorable.
Otra protagonista de los festejos fue Isabela, su hija. “Parecía que sabía que me había ido hace bastante, se durmió arriba mío con la camiseta de Estudiantes”, recordó emocionado.
La vuelta a Villegas y un objetivo más
Juan estará en General Villegas en los próximos días para descansar y reencontrarse con los suyos. Y entre tantos logros, todavía hay un desafío pendiente, aunque en tono de broma. “Puse de técnico a mi hermano en mi equipo del Gordo de Villegas, así que tiene que salir campeón”, dijo, entre risas. “Yo voy a estar en la tribuna metiéndoles presión. Solo cumpliré el rol de presidente”.
El regreso de los hermanos Antonini al Raúl Marbrán promete ser una fiesta. “La gente de Villegas siempre nos recibió con mucho cariño. Lo que logramos no es nada fácil y es muy lindo sentir ese afecto”.
Lo que viene
El defensor esperará la reunión con el cuerpo técnico para conocer los pasos a seguir, aunque por ahora la prioridad es descansar después de un año agotador. Sobre su futuro, se permite disfrutar sin apuros. “Habrá tiempo para decidir. Ahora toca bajar las revoluciones y recargar energías”, concluyó.

