El delantero, que volvió a gol en un momento clave para Santa Rita, habló tras la consagración y revivió lo que fue su retorno al fútbol luego de una larga lesión.
En las noches decisivas siempre aparece alguien. Y en la final anual de la Liga de Fútbol de General Villegas, ese alguien fue Eber Gómez, el delantero de Santa Rita que abrió el camino del título con un gol de oportunismo puro y que, después del partido, dejó una de las declaraciones más emotivas de la jornada.
Con el eco de los festejos de fondo y aún transpirando la adrenalina de una final vibrante, Gómez habló y lo primero que soltó fue una sonrisa enorme. “Una grandísima noche. Muy contento, muy alegre. Se nos complicó un poquito, pero ahora a disfrutar”, dijo, dejando en claro que el bicampeonato del Lobo sabía distinto. Especial.
Ese sabor tenía un motivo: su titularidad no fue un detalle menor. “La oportunidad de ser titular había que aprovecharla. Acá, en este club, las oportunidades hay que tomarlas porque es un grupo muy fuerte, donde el que entra compite bien. Me tocó a mí y gracias a Dios el gol sirvió. Estoy muy contento por la oportunidad”, contó.
Sobre su gol, el que puso el 1 a 0 y obligó a Ingeniero a una remontada casi imposible, Eber fue claro y directo: “Me costaba llegar, venía sin ritmo. Me dije a mí mismo que tenía que llegar. Vi que la pelota venía por el segundo palo y no pensé en otra cosa que definir”. Y lo hizo con categoría. “Enfrenté al arquero y pensé: acá no la puedo errar. Le abrí el pie y entró”, relató, como si aún la jugada siguiera pasando por su cabeza.
Pero detrás del festejo había una historia más profunda. Gómez arrastraba una lesión que lo había dejado afuera durante mucho tiempo. “Se me complicó. No encontraba ritmo, no me sentía bien, no tenía minutos, me veía apagado”, confesó. “Pero en los últimos partidos tuve más minutos y traté de aprovecharlos. Creo que así se dio hoy”. La emoción, aunque intentaba disimularla, se le notaba en la voz.
Por eso, la dedicatoria del título fue un desahogo íntimo. “Se lo dedico a toda la gente del Lobo, a mi familia, a mi novia, que siempre me acompaña. Y al grupo, que es terriblemente unido”, expresó. Además agregó un nombre que llevaba guardado: “Venía de un año de lesión, con muchos altibajos. Todo esto es para ellos. Quiero manderle un saludo especial para mi abuelo”, subrayó.
Gómez también confesó que esperaba este momento. “La verdad que sí. Esperaba cualquier momento. No sabía si iba a jugar hoy o no, y cuando vi que estaba de titular dije: acá no me queda otra que aprovechar”. Su noche soñada terminó antes de lo pensado por una molestia, pero ya había hecho lo que tenía que hacer. Lo esencial.

