La visita en Actualidad fue doble y con clima distendido, pero el eje estuvo claro: hablar de trabajo, de familia y de un comercio que ya se volvió parte del paisaje cotidiano de General Villegas. Damián “Marosca” Martínez, propietario de La Querencia, llegó acompañado por su hijo Vicente y repasó un camino que combina oficio, cercanía con el cliente y una idea simple que repitió varias veces: “Nosotros no vendemos cosas, vendemos felicidad”.
El próximo 28 de diciembre, La Querencia cumplirá siete años desde su desembarco en la ciudad. “Cuando llegamos, Vicente tenía apenas tres meses”, recordó Damián, al tiempo que detalló que el local de la esquina de Vieytes y Pueyrredón lleva tres años de actividad, sumándose al de Arenales 264. Un crecimiento sostenido que tuvo antecedentes en otros puntos del país: antes, el comercio se llamó Ola de Sabores en Pinamar y Camposabor durante su etapa porteña.
Con 18 años de trayectoria en el rubro, Martínez se define como “fiambrero profesional”, aunque lo hace con humor. “Engordé ochenta kilos trabajando de esto”, bromeó, para luego explicar que el contacto permanente con la mercadería no siempre implica consumo desmedido. “Uno aprende a cuidarse, pero cuando hay asado o picada, soy el primero en sentarme”.
Vender relaciones, no solo productos
Más allá de la calidad de los fiambres y quesos, Damián puso el acento en el trato cotidiano. “Hoy el producto lo consigue cualquiera. La diferencia está en el servicio, en cómo atendés, en si abrís todos los días, en si el lugar está limpio, en la relación humana”, señaló. Según su mirada, ya no existe aquella fidelidad automática de antes: “Eso te mantiene activo, no te podés relajar nunca”.
En ese esquema, la inserción en la comunidad fue clave. “Somos piedritenses, vivimos en Capital, en Pinamar y hoy en Villegas. El pueblo no se te va nunca. Vos te podés ir, pero vas a seguir siendo villeguense”, afirmó, agradecido por el acompañamiento recibido desde el primer día. También destacó el rol de los medios locales y el boca en boca, en una ciudad que “tiene mucho de pueblo grande”.
El caballito de batalla y la curiosidad del cliente
Consultado por los productos más elegidos, no dudó: “El cremoso, el jamón cocido, la paleta, el salame milán y la mortadela son los de mayor rotación”. Si bien hay quesos especiales que atraen por su singularidad, la mayor parte de la compra sigue concentrándose en los clásicos. Sin embargo, destacó un cambio en los hábitos de consumo. “La gente está más curiosa, tiene más información. Las redes y los programas de cocina influyen mucho”.
En ese contexto, reivindicó a la mortadela. “Recién cortada es extraordinaria. Durante mucho tiempo fue subestimada y hoy volvió con fuerza: con pistacho, con nuez, en pizzas, hasta en milanesas”, enumeró. La picada, en tanto, se consolidó como un sello del negocio. “Gracias a Dios es un clásico y la gente nos elige”, dijo.
Fiestas, horarios extendidos y agradecimientos
Con la llegada de las celebraciones de fin de año, el movimiento se intensifica. “De octubre en adelante es época fiambrera, pero en estos días el trabajo se multiplica. El martes 23 vamos a abrir desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche”, adelantó. También explicó por qué el fiambre exige compras cercanas al momento de consumo: “No es lo mismo recién cortado que después de un día en la heladera”.
Para comunicarse, el teléfono celular es el 3388 430505. O también tomar contacto a través de Instagram, adonde «respondo en forma inmediata», dijo.
En un contexto económico complejo, Damián fue cauto pero optimista. “Mantenerse ya es crecer. Se nota la recesión, pero lo estamos pasando”, afirmó, convencido de que la reactivación llegará con mayor estabilidad.
Antes de cerrar, agradeció especialmente a los clientes, a los proveedores, al equipo de trabajo y a la familia “que aguanta mucho”. Y adelantó, casi en tono de broma pero con fecha en mente: “Para 2027 pensamos en La Querencia 3. Disfruto más del proceso que del resultado”.
La despedida quedó en manos de Vicente y su amigo Tommy, protagonistas del spot publicitario que ya suena en el aire local. Con voces infantiles y una consigna simple, resumen el espíritu del negocio: “Las mejores picadas para estas fiestas están en La Querencia”. Una frase que, después de siete años, ya suena familiar en General Villegas.

