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jueves, 28 marzo, 2024

De relatos, creencias, mitos y otras yerbas … / Por Omar Emín

«Los países no son más ricos por la fertilidad de sus tierras, sino por la libertad de sus habitantes» (Alexis de Tocqueville)

«Siempre vale la pena señalar como las personas que nunca vivieron bajo el socialismo lo adoran, mientras que todos los que vivieron en él lo odian» (Garry Kasparov)

«La verdad es irrelevante.» «Lo importante es lo que la gente cree que es la verdad» (Mark Twain)

«Una verdad anodina, suele ser derrotada por una mentira brillante» (Aldous Huxley)

«Es bueno que ahora tengan opiniones sobre el comunismo, porque una vez que estas viviendo en él, ya no puedes tener una opinión al respecto» (Garry Kasparov)

Los seres humanos pensamos mas en relatos que en hechos y cuanto más sencillo sea el relato, mejor. Cada persona, grupo o país tiene sus propias fábulas o mitos.

Durante el siglo XX, se formularon tres grandes relatos que pretendían explicar el pasado y predecir el futuro, el relato comunista (disponible hasta 1991 en la Unión Soviética y en la actualidad solo disponible en Cuba, Corea del Norte y similares), el relato fascista (solo disponible hasta 1945) y el relato liberal.

El relato liberal, aún vigente, celebra el valor y el poder de la libertad, los regímenes democráticos reemplazaron a las dictaduras, la  libre empresa superó las restricciones económicas, las personas aprendieron a pensar por si mismas y a seguir sus convicciones en lugar de obedecer ciegamente a fanáticos intolerantes o mantener tradiciones rígidas. No obstante se reconoce que no todo va bien y que existen multitud de obstáculos que deben ser superados, existen aún tiranos, pobreza, violencia y opresión, pero todos estos problemas podrán ser superados concediendo mas libertad a las personas.

Sin embargo, desde la crisis de 2008 que afectó fundamentalmente a Estados Unidos y gran parte de Europa, han comenzado a existir reparos hacia el relato liberal. Los muros y las barras de control de acceso están otra vez de moda, la resistencia a la inmigración y a los acuerdos comerciales aumenta, gobiernos en apariencia democráticos intervienen en el sistema judicial, restringen la libertad de prensa y califican de traición cualquier tipo de oposición (cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia).

El relato liberal, a través del tiempo, ha sufrido varias crisis en su historia como cuando superó al imperialismo (después de la primera guerra mundial), al fascismo (después de la segunda guerra mundial) y al comunismo (tras la guerra fría y el derrumbe de la Unión Soviética) y ha salido airoso de ellas. En este momento esta en crisis, pero nada indica que no pueda sobreponerse, máxime cuando es el único relato disponible, con defectos, pero el único disponible; siendo además el modelo político con mayor versatilidad y de mayor éxito que los seres humanos han desarrollado hasta ahora como forma de sobrellevar los avatares que impuso y ha impuesto la modernidad en las distintas épocas.

En la actualidad, casi todo el mundo cree con algunas variantes, en el sistema capitalista (ampliamente ligado al relato liberal) nuestras rutinas cotidianas y nuestras riquezas económicas dependen de las mismas teorías y de los mismos bancos y empresas.

A continuación una historia siempre apreciada y hasta solicitada por los lectores: Cuando el estado islámico (EI) invadió parte de Siria e Irak, asesinó a gran cantidad de personas, demolió yacimientos arqueológicos, derribó estatuas, destruyó los símbolos de regímenes previos y todo otro vestigio de la influencia cultural occidental. Pero cuando los combatientes del EI entraron en los bancos locales y encontraron cantidades de dólares estadounidenses, no quemaron esos «símbolos del imperialismo». La confianza en el dólar y en el proceder de la Reserva Federal es tan sólida que es compartida hasta por fundamentalistas islámicos, narcotraficantes, tiranos norcoreanos y cubanos y cualquier otro integrante del malandraje internacional.

¿Y por casa como andamos?

El gran relato nacional comenzó a escribirse, como en todas las sociedades, desde los orígenes de la creación del país; bien sabidas son las desavenencias entre Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, Vicente Fidel López y otros historiadores, sobre diversos personajes y hechos de la historia argentina.

Mas tarde pasamos al granero del mundo, a nuestro destino de grandeza, estando entre los mejores países del mundo y otras cuestiones sobre las que se debatía a principios del siglo XX.

Con el advenimiento del peronismo – a mediados de los ´40 -, el relato cobró mayor importancia y se lo utilizó como reemplazo de la realidad o como elemento modificador de hechos pasados, a quienes están menos informados se les otorga algo cómodo y digerible para ser utilizado como prisma para interpretar la realidad (que obviamente no es como el relato).

Pero el relato funciona y prueba de ello es que gente sin los servicios sanitarios básicos y con una cantidad significativa de carencias habitacionales, después de 37 años de retorno a la democracia, siga votando, en uno de los distritos mas poblados del país, a quienes por haber gobernado mayor cantidad de tiempo durante esos 37 años, se erigen como responsables de no haber solucionado las citadas carencias.

También constituye prueba del funcionamiento del relato, el silencio de los sindicalistas, de los organismos de derechos humanos, así como también de la iglesia, con respecto a la situación socio económica que vive el país, notoriamente agravada durante este gobierno.

En el relato en curso, se encuentran la instalación de la creencia que los mapuches tienen derechos ancestrales sobre las tierras del sur cuando nunca las habitaron, que abrir escuelas es riesgoso (en una suerte de alpargatas si ¡libros no! del siglo XXI), durante la pandemia, sin buscar protocolos que ya poseen los sitios de vacaciones, los teatros, las piletas, los casinos, algunos programas de televisión y algunas otras cosas menos importantes que la educación que claramente no constituye una prioridad para los políticos.

Para finalizar es imposible ignorar la existencia de creencias, relatos o utopías; pero que esas narraciones constituyan una parte importante de nuestra realidad, no significa que la invadan hasta que no podamos verla.

Quizás necesitaríamos pensar en un país sin tantos mitos, para verlo tal cual es; de lo contrario mas tarde o mas temprano la realidad se encargará de hacerlo.

Fuentes inspiraciones:

21 Lecciones para el Siglo XXI – Yuval Noah Harari.

Mitomanías Argentinas – Alejandro Grimson.

(*) Omar Emín es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora en medios de comunicación en temas fiscales, laborales y económicos en general. Socio fundador de Echenique, Emín, Albín & Asociados, firma dedicada a trabajos profesionales de carácter administrativo, laboral, contable e impositivo. Se desempeñó en el ámbito educativo universitario, terciario y secundario, con algunas experiencias en educación a distancia en el nivel universitario.