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General Villegas
viernes, 19 abril, 2024

Dejar de fumar: «Quizá en esta situación de desabastecimiento, es más una obligación que un deseo personal»»

La médica psiquiatra María Vanesa Irusta habló con ACTUALIDAD sobre la difícil situación que enfrentan los fumadores a raíz de la falta de cigarrillos, un inconveniente que viene dando en diferentes ciudades, es generalizado a nivel país; y de la que General Villegas no escapa. Conseguirlos se ha transformado en una odisea y, si bien se trata de una adicción y no una necesidad, el problema no es menor para quien no puede dejar el hábito.

 

Los 8 millones de fumadores argentinos ya lo vienen padeciendo. El desabastecimiento de cigarrillos en el marco de la cuarentena por la pandemia de coronavirus​ es cada vez más notorio y podría agotarse el stock, según vienen advirtiendo tabacaleras y comercios (en varios negocios de General Villegas ya no se encuentran).

Los dos principales fabricantes de cigarrillos (British American Tobacco y Massalin Particulares) reclamaron hace un tiempo al Gobierno exceptuar la actividad, en una carta donde ya alertaban sobre «faltantes de productos en distintos puntos de la cadena comercial». La situación para los kioscos es más dramática, ya que «el cigarrillo representa en promedio el 35% de la facturación», le dijo a Clarín Adrián Palacios, titular de la UKRA, la principal cámara sectorial.

«La parte productiva está parada desde el 20 de marzo. La escasa mercadería que tenemos se está racionando por combos de marcas, porque también tenemos problemas logísticos para distribuir por la menor cantidad de empleados», señalaron desde British American Tobacco. La empresa tiene paralizada su planta de Pilar (con sus 300 trabajadores en cuarentena) y vienen reclamando por su reapertura a todas las instancias de gobierno.

Las protestas de los fumadores viene en aumento, principalmente por las redes sociales. Primero fueron las quejas por la falta de las marcas en sus formatos con mayor demanda, pero el malhumor se extiende porque se van terminando también las versiones alternativas. La Cámara del Tabaco, por carta, le planteó al Gobierno las dificultades de la parálisis de la actividad. «Nuestro sector provee empleo a más de 200.000 personas de manera directa, y son más de 1.000.000 personas las que dependen, directa e indirectamente, de la producción tabacalera», señalaron en un escrito que aterrizó en el Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas, de acuerdo a lo publicado por Clarín.

Para graficar el problema, las dos principales fabricantes de cigarrillos del país, subrayaron que «el desabastecimiento de cigarrillos en los negocios de cercanía atenta contra del objetivo deseado de aislamiento social, ya que fomenta la circulación de los fumadores por distintos kioscos en busca de cigarrillos». Una situación que se repite a diario en nuestro General Villegas.

Desde Massalin Particulares aseguran que se intensifican las gestiones para reabrir las plantas en todos los niveles con el apoyo de las tres provincias tabacaleras: Salta, Jujuy y Misiones.

 

Vuelta al ruedo: la autorización esperada

Mientras se planteaba esta situación desde hace varios días, en la fábrica de Massalin en Merlo y de British Tobacco (ex Nobleza Piccardo) en Pilar, ambas en Buenos Aires, estarán en condiciones en volver a la producción a más tardar en los primeros días de la semana próxima, con lo cual los cigarrillos de las primeras marcas podrían volver a los kioscos antes del fin de semana del viernes 15.

La rehabilitación de las plantas de fabricación de cigarrillos debió sortear la traba de que no se trata, particularmente, de un consumo esencial (por el contrario, el tabaquismo tambiuén es considerado pandemia), pero en la actual situación de aislamiento obligatorio se tendrá una consideración particular para los fumadores en función de no generar más factores de angustia o tensión.

 

Aspectos para entender al fumador, por Vanesa Irusta

En el contexto antes descripto, el programa «La sartén por el mango» que se emite de lunes a viernes por ACTUALIDAD, de 7 a 8 horas, habló con la médica psiquiatra Vanesa Irusta. La villeguense respondió a todas las preguntas que le sirven tanto al fumador y a su entorno.

La crisis por desabastecimiento de cigarrillo es una buena oportunidad para dejar de fumar.

«Sí lo es. Siempre es bueno plantearse dejar este hábito de fumador. Para eso siempre se requiere de la motivación y de la voluntad de la persona para intentar dejar de hacerlo. Quizá en esta situación de desabastecimiento, sea más una causa externa que un deseo interno. Es decir, es más una obligación que un deseo personal».

Dejar de fumar no es algo pasivo. Es un período activo en el cual el fumador debe realizar esfuerzos y ser creativo.

«Es cierto. Estamos hablando justamente de la voluntad propia, que a veces es difícil de manejar. El cerebro no ordena qué tiene que dejar, qué tiene que sentir o no. Esa es la parte activa que uno tiene que llevar a cabo. Y después, en cuanto a estrategias para intentar paliar esta situación, generalmente uno recurre a chicles, caramelos, hacer ejercicios de respiración, actividad física, tomar jugo, todo lo que sea cambiar el paladar; lavarse los dientes más frecuentemente y usar enjuagues bucales. Depende de la persona será el método más efectivo. Cada uno la atraviesa de distinta manera».

Uno de los métodos: tomar mate. A algunas personas les sirve para tener las manos ocupadas.

«No a todos les sirve, porque algunas actividades están asociadas con el fumar. Tomar el café de la mañana, o el té después de comer, o el mate. Entonces, uno tiene que cambiar ciertos hábitos y rutinas. Eso ayuda, pero a veces, no es igual para todo el mundo, sino muy personal».

¿Por qué es tan adictivo?, ¿por qué cuesta tanto dejar de fumar?.

«El cigarrillo, como cualquier otra sustancia que se use y se transforme en una adicción, genera en nosotros una dependencia física y psicológica. Y tanto cuesta dejarlo porque activa el centro del placer en el cerebro, eso hace que recibamos placer a través de un estímulo, en este caso la nicotina. Eso genera siempre una sensación de satisfacción. Entonces, cada vez que nosotros fumamos, eso se va aprendiendo, se va reforzando, vamos sintiendo este placer, esa sensación agradable que se siente de inmediato. Muchas veces quien fuma, fuma un cigarrillo y se tranquiliza, o se le aclara la mente, o deja de tener aceleración en el corazón. Nos hacemos dependientes de algún modo de esa sustancia y no es fácil ir contra eso».

¿Hay épocas en el año donde es más fácil dejar el cigarrillo?, porque por ejemplo cuando uno se enferma, tiene un resfrío o una gripe en el invierno, le resulta más fácil dejar de fumar.

«Sí. Hay épocas o situaciones que favorecen más que uno quiera dejar de fumar. En esta época de desabastecimiento, por ejemplo, uno puede dejar de fumar; o como hay pocos cigarrillos empieza a fumar menos; o cuando uno está enfermo pasa semanas sin fumar y aprovecha para seguir. También hay otros objetivos, como decir ‘el año que viene dejo’, ‘cumple años mi hijo y dejo’, ‘cumplo los 40 y dejo’, ‘cuando quede embarazada dejo’. Hay múltiples situaciones y hay fechas que uno se fija para eso. En mi experiencia personal, yo fui fumadora desde mi adolescencia hasta los 25 años; y justamente dejé de fumar por una gripe grande que tuve. Pasaron como 15 días sin fumar, entonces dije: ‘si pude en ese tiempo tengo que poder’, porque siempre tuve intentos fallidos. Hay que seguir intentando, porque si uno tiene el deseo se puede. Nadie dice que es fácil».

Entre las principales manifestaciones al dejar de fumar se habla de irritabilidad, mal humor, intolerancia, aumento del apetito, insomnio, somnolencia, dolor de cabeza, taquicardia, temblores, sequedad de vientre. ¿Es así?

«Es así. Cada sustancia que genera una adicción tiene su propio sindrome (un conjunto de signos y síntomas) de abstinencia y aparece justamente cuando se interrumpe el consumo. Las abstinencias siempre hay que atravesarlas. El paciente se va a sentir mal, va a pasar por alguna de todas las situaciones nombradas, el cuerpo lo va a manifestar de esa manera, la mente se va a acelerar, va a cambiar el estado de ánimo, se va a estar más ansioso, va a tener dificultades para dormir, va a sentir taquicardia, va a tener temblores. Esto no dura un mes, generalmente son los primeros días, la primera semana. Pero es tan molesto que hay gente que no puede. Hay que atravesarlo».

Los que no fuman no entienden al que es adicto, pero la falta de cigarrillo cuando no es de manera voluntaria, lo debe afectar mucho.

«Sí, seguro, porque esto viene como una imposición externa, que nos obliga sin tener el deseo a decir ‘tengo que fumar menos’ o ‘tengo que dejar de fumar’. Queriendo es difícil, sin quererlo se hace más difícil aún. Muchas veces uno juzga desde afuera, pero no sabe lo que le pasa internamente a la persona».

Más aún en una situación como la que vivimos, con muchas preocupaciones…

«Estamos en una pandemia, en un hecho que no pasa siempre, que quizá es la única que vivamos en nuestra vida. Es un contexto que muchas veces genera ansiedad, enojo, mal humor; y a eso le sumamos la abstinencia del cigarrillo obligadamente. Todo se hace más grande o más difícil».

¿Cuándo es recomendable consultar a un profesional para dejar de fumar o llevar mejor la abstinencia?

«Cuando uno quiere dejar y siente que no puede con el apoyo familiar, o el acompañamiento de un amigo, no puede o no sabe cómo, cuando los síntomas son muchos y muy intensos, cuando se altera de manera intensa la alimentación y el sueño, dos aspectos vitales para cualquiera de nosotros que no podemos dejar que se desorganicen demasiado, cuando la persona empieza a estar en alguna situación riesgosa, porque no sólo aparece la irritabilidad sino que se pone más impulsivo, e incluso puede aparecer la violencia. En esas situaciones es conveniente una consulta médica».

Las campañas para dejar de fumar se enfocan en lo malo del cigarrillo; y quizás no en los beneficios de no fumar…

«Es verdad que las campañas de salud siempre apuntan a generar alguna situación de shock y entonces lo que tenga connotación negativa impacta más, pero es importante remarcar y hacerle saber a la gente cuáles son los beneficios cuando uno deja de fumar, que arrancan con las primeras horas desde que uno deja el cigarrillo y persisten muchas veces durante más de diez años, lo que quiere decir que los beneficios se suman día a día. Entre ellos, mejora la capacidad respiratoria, genera una limpieza bronquial que disminuye el riesgo a padecer alguna infección, se normaliza la tensión arterial, se normalizan el gusto y el olfato, mejoran los niveles de colesterol, disminuye el riesgo de impacto cardíaco y enfermedades coronarias o cerebrovascular… Hay un montón de beneficios. Es importante hablar de eso también».

Vale la pena aunque sea intentarlo, ¿no?

«Cada persona tiene intereses personales y voluntades diferentes. La ayuda del contexto que lo rodea también es distinta, al igual que el metabolismo. Entonces, genial para el que le costó mucho menos, pero también está el que le cuesta o falla en el intento. En ese caso hay que aconsejar, ayudar y entender».

 

La salud mental en pandemia

¿Cómo está la salud mental de los villeguenses después de tantos días de aislamiento?

«Para todos está atravesada por esta pandemia, una situación excepcional que nos toca vivir. Todos seguramente hemos sufrido algo; ponernos un poco más ansiosos, que haya cambiado el sueño o el estado anímico. Para quienes tienen alguna patología psiquiátrica de base o con alguna vulnerabilidad para padecer alguna enfermedad, esto le cuesta más. Hemos tenido más consultas y puede ser por esta situación».

¿Pueden aparecer manifestaciones al volver a la vida cotidiana?

«Seguramente sí, porque quizás la persona va a tener otra precaución. Hay gente que puede tener miedo e inseguridad a la hora de salir, pero esto muy particular. Pueden aparecer cosas nuevas. Habrá que ver qué nos pasa a cada uno».