La gente de Cañada Seca celebra porque una obra, largamente esperada, se concreta: la repavimentación del acceso a la localidad.
Son 2 kilómetros desde la ruta 33 hasta la entrada al pueblo que estaban muy maltratados: por acumular años sin mantenimiento, por el tránsito pesado que cada vez es mayor y por las últimas inundaciones.
El delegado de Cañada Seca, Diego Domínguez, se mostró feliz por el avance: «Es una obra que hace mucho tiempo que Cañada la viene reclamando, por el simple hecho que el acceso se viene rompiendo día a día, año a año. Hace bastante que estaba proyectada. Se empezó con la parte de hormigón porque este proyecto incluye la repavimentación del acceso, pero al mismo tiempo se planificó una alcantarilla de cemento en la entrada del pueblo, donde está el cruce de agua de toda la parte sur del pueblo. También se incluyeron algunos badenes dentro del pueblo que estaban rotos, los badenes de las cuatro calles alrededor de la plaza que se rompieron con las inundaciones», comentó el funcionario.
«La alcantarilla es importantísima porque trae toda el agua de la parte sur del pueblo, que en las inundaciones de 2016/2017 tuvo el agua en las calles y casi llegando a las puertas de las casas. El agua no circulaba porque en la pasada del acceso de Cañada había dos tubos de chapa que estaban abollados. Con esta alcantarila que tiene 1.60 metros de ancho, 12 metros de largo, por 80 centímetros de alto el agua va a pasar mucho más rápido y no vamos a volver a tener ese problema», añadió el delegado.
«Es un acceso que desde el momento en que lo hicieron, creo que en el año 77, nunca le hicieron un bacheo profundo. Ahora se está haciendo una repavimentación con un producto nuevo. Esperemos que dure y que la gente lo cuide. El acceso tendría que estar terminado el fin de semana, al menos lo que es repavimentación. Después quedarán algunos retoques por hacer. Al mismo tiempo se hace la repavimentación de las 4 calles que rodean la plaza del pueblo que también están rotas por el problema de la inundación», explicó Domínguez.
Para evitar las roturas del tránsito pesado, se están derivando a los camiones por caminos alternativos a la ruta. «Estamos tratando de que la gente entienda que es una obra que la tenemos que defender como cañadenses, porque es una obra que precisamos y costó cerca de 7 millones. Seguramente hay otras que son muy necesarias, como viviendas, pero esta obra la necesitamos y fue pedida desde la Delegación», dijo.
¿Y la Ruta 33?
«La obra está parada en este momento. La empresa Vial Andes 7, que tiene la concesión de General Villegas hasta Rufino, tiene una casa alquilada en Cañada Seca que nunca desocupó. Están trabajando en la ruta 7, en la parte de La Picasa. Me llegó un comentario de que están llamando de vuelta a los empleados para volver a anotarlos y qempezar a trabajar de nuevo en la Ruta 33. Ojalá sea así y que se pueda terminar, por lo menos lo que se empezó. Ya se han hecho un par de pozos en los lugares donde no se repavimentó», se lamentó Domínguez.
