22 C
General Villegas
viernes, 19 abril, 2024

El agro, la pandemia y el futuro / Escribe: Gilberto Alegre (*)

Sin duda, para especular que es lo que puede ocurrir con el agro, una vez que la sociedad en su conjunto vuelva a la normalidad, se hace necesario considerar como ingresa el sector a la crisis y si las políticas que se supone pueden aplicarse beneficiaran al mismo.

En esta especulación se debe considerar que la pandemia no afecto los niveles de producción en forma directa, y lo más relevante es analizar la situación económica financiera de las empresas al inicio de esta situación. Tomando el agro como generalidad, se puede afirmar que salvo determinadas economías regionales y de la pampa húmeda, que por calidad de suelos, cultivos realizados y cercanía de los puertos podían encontrarse en mejores condiciones de competitividad, para el resto de las producciones la realidad era dificultosa.

¿Cuál es el fundamento para afirmar que el agro enfrenta condiciones adversas? sin duda la presión tributaria, el costo de logística, las exigencias burocráticas impuestas por las distintas jurisdicciones de gobierno, además aplicadas sobre producciones con precios internacionales en baja.

Sin duda comparar lo que ocurre en el mundo con países también productores de alimentos como el nuestro, debería servirnos como parámetros para fijar la política hacia el sector. Como se hace en estos tiempos en la lucha contra el covid-19, que se compara permanentemente lo que ocurre en otros países para justificar decisiones y elegir el camino más apropiado.

El economista Raúl Hermida, director de la bolsa de comercio de Córdoba realizó un análisis del informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) la que por primera vez incluye en su estudio la política agropecuaria de la argentina y observa que en un listado de 52 países desarrollados y en vías de serlo, (periodo 1997-2018) solo la argentina y la india aparecen como los únicos que le quitan más recursos a sus productores de los que le aportan, sin embargo en la india durante los últimos cuatro años el sector agropecuario comenzó a recibir subsidios a su producción.

Sostiene además que si bien es conocido el aporte del agro argentino en materia de exportaciones, balanza comercial, generación de divisas, recaudación e incluso como proveedor de alimentos baratos a la población, se subestima muchas veces su aporte a la generación de valor y el progreso económico y social del país.

También y en línea con el referido estudio, la fundación agropecuaria para el desarrollo de argentina (fada) sostiene que los indicadores, que reflejan el impacto e importancia de las cadenas agroalimentarias en nuestro país, se encuentran la producción, que es la base de la pirámide y genera un efecto multiplicador para los demás indicadores: generación de empleo, tanto directo como indirecto, participación sobre el PIB de la cadena agroalimentaria, el aporte tributario y la generación de divisas por exportaciones. Por ejemplo, la cadena agroalimentaria genera el 22% del empleo privado nacional y 6 de cada 10 dólares de las exportaciones totales del país

Si nos comparamos con Brasil, según estudio OCDE, mientras desde el sector agropecuario argentino se transfieren 197 dólares / habitante /año al resto de la economía, Brasil, aporta al sector 43 dólares/habitante, subsidiando tasas de interés de préstamos otorgados a los productores, en algunos productos establece soporte de precios y financia grandes obras de infraestructura que mejoran su la competitividad.

El objetivo inicial de los subsidios agrícolas es evitar el colapso de las empresas debido a la volatilidad de los precios. Si la cosecha es mala, algunos pequeños productores podrían quebrar. También existen subsidios cuando se produce en exceso garantizándole al productor siempre una rentabilidad.

Pareciera que esta trama de subsidios genera una distorsión que perjudica a los más pequeños y pobres productores de la economía global (África subsahariana y el sur de Asia).

Nueva Zelanda elimino subsidios y barreras comerciales y su agricultura floreció. Nuestro país no subsidia ningún aspecto de la producción y por el contrario se le imponen impuestos altamente discriminatorios de exportación bajo el nombre de retenciones y en general es líder mundial en producción de alimentos.

Bajo estos conceptos cabe suponer que los países que no logran producir cantidades exportables, a precio y calidad para competir tienen otras dificultades y probablemente se encuentren en otras variables de la cadena productiva como puede ser la calidad de los suelos, la bondad del clima o el factor humano.

En el año 1994 en la ronda Uruguay del GATT convino reducir los subsidios agrícolas del 33,4% del total de los ingresos agroalimentarios de 1992 al 18,8% en 2016 que es el nivel actual. Al año 1994 no solo dispuso disminuir los subsidios sino reorientar su utilización.

EE.UU., es líder mundial en producción de alimentos, y subsidia por ejemplo al maíz. porque lo hace? la conclusión es que para ellos el cultivo de maíz es la base de la pirámide, de una cadena productiva que se derrama sobre las mas variadas actividades como aceites, harinas, combustibles, plásticos por solo mencionar algunas actividades derivadas de ese cultivo. La falta de maíz podría producir una crisis enorme en un vasto sector vinculado con esa actividad.

La comunidad económica europea, no puede arreglar el tema de aranceles con EE.UU. para ellos ingresar alimentos baratos, produciría una gran pérdida de trabajo en los sectores rurales y el desplazamiento de trabajadores y/o productores del agro hacia los sectores urbanos, quedando además expuestos a depender de otros países que podrían, ante cualquier conflicto, bloquearle el suministro de los productos básicos para alimentar a su población.

Además no solo existen subsidios que transfieren recursos de la economía al agro, sino algunos estados imponen aranceles que impiden ingresar productos que no cumplen con los requisitos exigidos por esos países, vinculados con el cumplimientos de protocolos relacionados con la ecología, la defensa del medio ambiente y la calidad de los productos.

Sin duda, son decisiones soberanas y los gobiernos deben fijar pauta para el desarrollo y sostenimiento de sus economías.

Las decisiones gubernamentales deben ser parte de una estrategia para nutrir las actividades valiosas de cada estado nacional y han sido utilizadas para proteger o impulsar diversas producciones. En este contexto podemos visualizar, que salvo excepciones, los subsidios al sector agropecuario han funcionado en el mundo como herramientas utilizadas para el desarrollo, más allá de los resultados en cuanto a la competitividad ligada a la productividad.

Obviamente en esta ecuación debe entrar la preservación del medio ambiente, la calidad de vida de los productores y empleados, las políticas poblacionales, la eficiencia en el uso de los recursos, calidad y costo con que llegan los productos a las mesa de los consumidores. Sin duda cada país debe elegir el mejor camino para alcanzar un nivel satisfactorio en todas las variables.

Si observamos cómo funciona el mundo, no estaríamos transitando el mejor camino.

Con este panorama, la salida de la pandemia puede presentar para el agro serias dificultades. Es uno de los pocos sectores dinámicos y activos de nuestra economía con capacidad de generar divisas. Esto puede ser una tentación, para aumentar la muy alta presión tributaria que dificultaría a muchos para producir eficientemente y realizar inversiones que permitan mejorar la producción y el empleo. Se necesita redefinir un esquema impositivo para evitar que este se constituya en una traba para el desarrollo y crecimiento del sector el aumento de impuestos, las promesas o medidas transitorias, solo llevaran más desaliento. No aprovechar las ventajas comparativas que ha logrado el sector agroindustrial por sus niveles de producción y competitividad seria continuar apostando al pasado, mucho más si se fomentan divisiones dentro de nuestra sociedad o se alientan desde sectores oficiales o para oficiales la descalificación y/o agresión a quienes producen lo que consumimos diariamente en las góndolas de todo el país.

¿Qué fines persiguen los que ocupan tierras, destruyen cultivos o rompen silos bolsa? No pareciera ser su beneficio económico personal, sino por el contrario sus fines violentos solo pueden tener una finalidad política. La pregunta es ¿a quién beneficia? sin duda es el gobierno quien debe investigar y responder.

Así como en la lucha contra el Covid-19, el estado toma como referencia los modelos que mejores resultados han arrojado en estos tiempos difíciles, así debería hacerse con la agroindustria nacional, comparar los modelos exitosos y adoptar medidas similares, utilizando al agro para expandir nuestra economía, aumentar la producción en cantidad y calidad, apoyando y asistiendo la investigación, fomentado un proceso de acumulación, ahorro y crédito, fijando políticas poblacionales de retorno de la gente al interior favoreciendo las actividades generadoras de mano de obra.

Sin duda este sería un camino para torcer el rumbo de decadencia que durante tantos años viene afectando a nuestra patria. Terminar con las confrontaciones que generan divisiones consensuando objetivos comunes para el cual la sociedad trabaje en su conjunto, pensando en la grandeza de la patria y un mejor futuro para las próximas generaciones.

(*) Actualmente secretario de Producción de Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales (IEERI)

Ex Concejal

Ex Director Provincial de Promoción del interior

Senador Provincial (MC)

Vicepresidente Primero del HCS Buenos Aires

Convencional Constituyente de la provincia de Buenos Aires

Intendente Municipal de General Villegas (5 mandatos)

Diputado Nacional (MC)