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General Villegas
sábado, 20 abril, 2024

La difícil tarea de los distribuidores villeguenses que llevan mercadería a otros distritos

En épocas de pandemia y cuarentena hubo algunos sectores que resultaron severamente perjudicados porque nunca pudieron retornar a la actividad, tales como las agencias de turismo y los salones de fiestas. Otros rubros siguieron trabajando, pero debieron adaptarse a la nueva realidad.

Darío «Condorito» López trabaja en una distribuidora y conoce muy bien el paño. «Los distribuidores tenemos restricciones para ingresar a los pueblos de la zona para trabajar. Agradezco que podemos seguir trabajando, que nunca paramos, que pudimos seguir vendiendo y atendiendo a nuestros clientes, pero no es lo mismo que hacíamos antes», explica López.

«Yo voy a vender a Piedritas, Bunge, Cuenca y Tejedor. Normalmente voy yo y hago la preventa, luego trasladamos el pedido a la oficina y los chicos salen a repartir. En Piedritas y Bunge, como somos del mismo Partido, podemos entrar al pueblo. Nos toman los datos en la entrada. Todavía seguimos yendo a distribuir la mercadería y no tenemos problemas porque estamos en el mismo partido. Es distinto en Tejedor y en Cuenca: cuando tuvimos el primer caso de coronavirus ya no me dejaban entrar. Tengo que levantar pedidos por teléfono y a mis compañeros, que van a entregar mercadería, sí les permiten entrar», comenta López.

«En América nos dejan entrar a repartir siempre y cuando repartamos mercadería que requiera equipo de frío. Aquellos que no reparten mercadería que necesite frío tienen que ir a Bromatología a dejar la mercadería y ahí el cliente se llega hasta el camión para recibirla. En Ameghino nos dejan pasar a levantar pedido, pero hay que tener una aplicación y sacar, todas las semanas, una autorización que dura 24 horas», añade.

La tecnología, una aliada en la cuarentena

«Les hacemos un video o les mandamos fotos con las promociones, uno no quiere perder venta, uno quiere satisfacer las necesidades de los clientes. Estando presente es otra cosa, la cobranza es distinta: antes la hacíamos nosotros y ahora los chicos que reparten se tienen que hacer cargo de eso también. Son momentos críticos, difíciles, pero la vamos peleando. Lo que tenemos que hacer es cuidarnos y tratar de hacer las cosas lo mejor posible, usar barbijo, lavarse las manos y mantener la distancia. Nos estamos moviendo de esa forma, si bien la atención no es la misma gracias a Dios se puede seguir trabajando», concluye.