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viernes, 19 abril, 2024

«La muerte de un noble» / – Por José Luis Azurmendi*

2022, tardecita de diciembre, la sequía y el sol que «aplasta» a los campos. 

Ya la púrpura del ocaso enrojecía en el horizonte y fue como una presagio «funeral» lejano el aire enrarecido, el astro casi oculto dándole despedida al valor allí descartado. ¡¡Eras de pelo moro!! y por «el tuze» seguro fuiste de andar ¡yo si vi! al noble en el zanjón ya muerto casi al expirar el día. 

«Por el quieto» camino rural mis pasos van resueltos, ya «se va» la tarde puesta con horizonte color rosa le está dando ignota desprolija. La artera muerte que «desensillo» sin mirar pelo ni marca llegada la noche entre campo y cielo no habrá relincho ni encierro por quedar en una cava otro noble sin bozal ni freno. 

Los nobles son seres que poseen la belleza, sin la vanidad, la fuerza sin lo insolencia, con el valor, pero sin la ferocidad y todas las «virtudes» del hombre, sin sus vicios, es seguro el caballo, la más noble conquista del hombre desde el adelantado Don Pedro de Mendoza en 1536, muy bien seria respetarlos. 

 «Un héroe de cuatro patas»/ Por Constancio C. Vigil, Billiken 1960 

Hubo un tiempo en que fue el tren, la diligencia, la carreta, el único vehículo, el único medio de transporte, su casco puso el bautismo en las llanuras de América, en el suelo misterioso de sus bosques, en sus ásperas cuchillas, su crin fue el primer penacho del progreso que erizó el viento pampeano. 

Cuántas noches ha llevado en su jinete aquel ensueño que hoy es realidad triunfal y en el breve descanso, su comida era el pasto, si había pasto que tapiza el campamento su box era el campo abierto, sin más abrigo que el sol tascando el freno en silencio, velo innumeras noches el sueño de los que conquistaron el continente para la vida civilizada. 

Y ahora en campos y ciudades, trabaja para el hombre sumiso y dócil, ofuscada su inteligencia por el trato brutal, perdida su libertad, privado de sus goces naturales sin otro premio que alguna rara caricia que él no puede explicarse entre tantas crueldades y tan horrenda ingratitud. 

*José Luis Azurmendi es un asiduo lector de Actualidad. Trabajador de la construcción, veterano deportista, lector desde siempre, gusta volcar al papel sus vivencias. Y compartirlas.