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jueves, 28 marzo, 2024

Martina Gatusso: «A nosotros nos robó la tranquilidad»

La familia Gatusso fue víctima este fin de semana del robo de unos 70 mil pesos del comercio de calle Paso, entre Necochea y Belgrano, lindero a su vivienda.

El delincuente entró por una ventana lateral y una vez en el interior se llevó el dinero que estaba en la caja, apartado para los gastos menores del propio funcionamiento del negocio.

«Ahora estamos un poco más tranquilos, pero la verdad que pasamos un fin de semana lleno de bronca y de angustia. Llegué el sábado muy temprano a trabajar y me encontré con que faltaba toda la plata de la caja», le dijo Martina Gatusso a ACTUALIDAD.

En medio de la amarga situación, la joven de todos modos agradece que sólo ese fue el resultado del delito, «porque la casa de mis padres está al lado del negocio y la situación pudo ser peor. Pudieron haberle hecho algo horrible a ellos, o haber causado algún destrozo en el comercio», sostuvo.

El ladrón «forzó una ventana, entró, dejó sus huellas y fue directamente a la caja, a llevarse la plata. No se llevó mercadería», expresó Martina.

La joven mencionó que de los cuatro años que tiene el comercio «nos manejamos siempre de la misma forma. Dejamos dinero en la caja para pagar los gastos mínimos y cuando llegué no estaba. Tampoco los billetes de 20 y 10 pesos. Se llevó todo».

«La verdad que uno no espera que se te metan, que te invadan, que te roben. Sabemos que hay inseguridad, que siempre hay gente mala que elige el camino fácil. Nosotros nos levantamos todos los días y nos ponemos a trabajar, estamos todo el día metidos acá adentro trabajando firmes. Uno nunca espera que le pasen estas cosas», reflexionó Martina en voz alta.

La puerta y la ventana del frente de la pollería tienen rejas. El delincuente entró «saltando el tapial de la casa de mis padres. Estaban las huellas en la tierra. Entró por una ventana que está al costado del negocio y que da al frente de la casa de mi familia. Esto fue a las 4 de la mañana del sábado. Mis papás no escucharon nada, estaban descansando», dijo.

Aportó el dato de que el delincuente venía «caminando» esa zona desde hace varios días, ofreciendo distintos servicios porque necesita trabajar. «Para lavar autos, para hacer trabajos de pintura, de albañilería. Incluso mi papá lo ayudó, le hizo lavar el auto y le pagó el servicio. Después empezó a frecuentar el negocio pidiendo mercadería para sus hijos. Le dimos varias cosas, muchas veces. Para mí en esos momentos, que siempre había mucha gente, estudió todo el movimiento. En esos ratitos que venía y tenía que esperar, hizo el trabajo de inteligencia».

«Yo sé que el dinero ya no lo vamos a recuperar. Pero por lo menos queremos estar tranquilos de que esta persona va a cumplir cierto ‘castigo’. Supongo que algo se va a hacer, no sólo en este caso, sino con cualquier otro delincuente. A nosotros nos robó la tranquilidad», agregó Martina.

Reconoció que después de lo que pasó «dijimos: no se deja más plata en la caja»; y mencionó que en el interior del local «tenemos una cámara que justo hace unos quince días se rompió. Estamos pensando agregar más cámaras tanto adentro como afuera; es toda una inversión, pero lo único que queremos es trabajar, vivir y descansar tranquilos».

Qué Pollo por dentro.

Sería el mismo que le robó a una mujer mayor

Por distintas cuestiones legales y como parte del proceso que aún continúa en el marco de la investigación, el nombre del sujeto no puede darse a conocer públicamente aún, de manera oficial.

Pero se cree que se trata del mismo delincuente que el día anterior entró a la vivienda de Raquel Piña de Fábregues mientras dormía la siesta. En la casa también estaba Rodolfo, el hijo de la familia, en su habitación. Eran las 14.20 horas.

En consonancia con el caso anterior, el ladrón habría hecho un «trabajo» previo de inteligencia en la casa, donde le habían dado algunas tareas para hacer en el patio porque había pedido ayuda.

Entró a la vivienda, revolvió aparentemente buscando dinero que no encontró y entonces se llevó alhajas. «Algunas cosas de valor y otra ‘chucherías’ que fueron encontradas después en un allanamiento, pero no lo pudieron meter preso», dijo Celina, la hija de la damnificada, en diálogo con ACTUALIDAD.

«Más allá de todo eso, uno se queda con esta sensación de que violan tu espacio, tocan tus cosas, revisan tu intimidad», agregó.

Celina remarcó el hecho de que «pagan justos por pecadores», teniendo en cuenta que «hay mucha gente que necesita trabajo y es de los tantos que pasan, golpean la puerta de la casa y se ofrecen para, por ejemplo, cortar el pasto. Van varias veces y finalmente les dicen que sí».

Un día corte de pasto, otro día poda, «suficiente para ver todo el movimiento, saber por dónde pasar y conocer determinados horarios. Entró por la parte de atrás e incluso tuvo tiempo de comer algunas cosas que había en la heladera. Revolvió la cocina, el comedor y entró a la habitación de mi hermana. También a la de mi mamá, que se despertó, le habló, me llamó pero no hablaba, se escuchaba sonido de ambiente; y entonces nos pusimos en alerta. Mi hijo salió corriendo a su casa, mientras llegaba yo», detalló.

«Mi mamá tiene 87 años. Tiene muchos problemas para andar. Estaba acostada, imposible movilizarse y lo echó al ladrón gritándole que se fuera porque llamaba a la policía. Más allá de lo que pudo haber pasado, no tuvo miedo y esto es fundamental, para que una situación como ésta no termine en el Hospital o en clínica por cuestiones de salud. No hay que tener miedo, pero hay que tener mucho cuidado con lo que uno cuenta, dando detalles de su vida. No hay que comentar nada de las actividades diarias, nunca. Eso es lo que tenemos que aprender. En Villegas no estábamos acostumbrados», concluyó.

Raquel Piña le cuenta a la policía lo ocurrido en su casa.