22 C
General Villegas
viernes, 19 abril, 2024

Matías Micucci se ordenó sacerdote en General Villegas

Para la Diócesis de Nueve de Julio. También hubo ordenaciones en Pehuajó y Trenque Lauquen.

En estos últimos días la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio ha vivido con gran alegría y gratitud la ordenación de un diácono y dos presbíteros en las comunidades parroquiales de “San Anselmo” de Pehuajó, “Nuestra Señora de los Dolores” de Trenque Lauquen y “Nuestra Señora del Carmen” de General Villegas.

En Pehuajó tuvo lugar la ordenación diaconal de Juan Camacho en la iglesia parroquial de “San Anselmo”.

Fue muy conmovedor el momento en el cual las abuelas del hogar Sagrado Corazón, muy emocionadas, alcanzaron la estola y la dalmática para que sea revestido con los ornamentos propios del orden diaconal.

Por otro lado fue ordenado presbítero Ignacio Medina en la iglesia parroquial de “Nuestra Señora de los Dolores” de Trenque Lauquen.

Y este sábado 26 de noviembre recibió la ordenación presbiteral Matías Micucci en la iglesia parroquial de “Nuestra Señora del Carmen” de General Villegas.

En la homilía de la concelebración eucarística y previo al rito de ordenación, comentando el evangelio, el Obispo comenzó diciendo: “Hay situaciones en la existencia donde se siente una especie de vértigo. Son los momentos de las grandes decisiones en la vida de una persona. Es lo que Jesús en el evangelio de Juan describe como la llegada de su «hora».

Y refiriéndose a Matías le dijo: «Creo que esta es la experiencia que sientes en este momento. La fuerza para dar este paso no está en vos mismo, sino en la confianza que experimentas al haber escuchado la voz de Dios que te llamó. En efecto, el sentirnos llamados por nuestro nombre nos da la confianza de saber que Jesús conoce nuestra historia, nuestra vida, nuestra personalidad. Él sabe de nuestras luchas y pecados, de nuestros miedos y perplejidades, de nuestros sueños y proyectos. Él conoce nuestros deseos más íntimos y personales. Es Dios el que conociéndonos nos ama y nos llama. Por eso nos animamos a pegar el salto, a dar este paso”.

Luego prosiguió: “Jesús nos llama personalmente por nuestro nombre, pero no aisladamente sino como grupo. Por eso es tan significativo en el rito de la ordenación el momento en que luego de la imposición de las manos del obispo van pasando todos los sacerdotes, uno tras otro, haciendo el gesto de la imposición de las manos. Se percibe así que estás siendo recibido en el orden del presbiterio de Nueve de julio. Muchas veces puede aparecer la tentación de «cortarse solo» o de aislarse. Sin embargo, siempre debes trabajar por la comunión. Esto es muy importante en la espiritualidad del clero diocesano. Está vivencia de pertenencia a la diócesis y al presbiterio es una dimensión esencial a nuestro ministerio”.

Y concluyó afirmando: “Recuerda que hasta aquí, a Villegas, llegó la influencia de la beata Mama Antula, y ten presente que, como sacerdote argentino, estás bajo el patrocinio del cura Brochero. Intenta, como ellos, buscar que todos puedan hacer una experiencia de Dios. Y sana a los enfermos por el mal. El Papa Francisco nos habla de la importancia de que la iglesia sea un «hospital de campaña». Es que hay tanto que sanar en el mundo actual. La dimensión terapéutica de los sacramentos, y todo tu ministerio, que brota de la caridad pastoral, ha de confortar y consolar a tantas personas mal heridas, ovejas y pastores, que necesitamos del ungüento de la misericordia de Dios”.