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jueves, 18 abril, 2024

Pamela Botti: “Acá soy la única médica, pero no podría sin mis enfermeras”

La médica de Santa Eleodora fue protagonista en IntraMed, la Comunidad Médica en Internet, del ciclo de entrevistas al que denominan «Invisibles». Allí sostienen que la profesional, junto a sus dos colaboradoras, atienden a 200 pacientes en el pueblo, a 60 kilómetros de General Villegas.

El artículo publicado, reproducido en forma textual, es el siguiente:

No siempre el valor y la fama coinciden; ni los médicos más dedicados son los más visibles. Tal vez su esforzada tarea cotidiana les quite el tiempo para congresos, quizás no encuentren en esos escenarios las repuestas a sus necesidades. Valoran el agradecimiento de quienes los necesitan más que algunos minutos en televisión. Forman parte de sus comunidades y están comprometidos con ellas. No tienen nada para vender; más bien comparten lo que tienen, lo que saben. Atienden en localidades remotas a familias humildes, no quieren dejar huérfana a ninguna enfermedad. Curan cuando se puede y cuidan siempre. Son aquellos que con los pies en el barro le dan sentido a una profesión milenaria. IntraMed quiere homenajearlos con este ciclo de entrevistas que se propone darles visibilidad a los “Invisibles”.

La Dra. Pamela Botti volvió al lugar que la vio nacer. Actualmente es la única médica del pueblo Santa Eleodora, perteneciente al Partido de General Villegas, provincia de Buenos Aires. Allí, junto con dos enfermeras, atiende a cerca de 200 pacientes en el centro de salud local.

Pero además es madre de Felipe, quien transitó años atrás una leucemia y la comunidad acompañó; colabora en el Hogar de Ancianos de Piedritas, el pueblo vecino; realiza guardias en el Hospital Municipal de General Villegas y también realiza pericias médicas para la Policía.

“Desde siempre supe que quería ser médica”, dice Botti, que se especializa en medicina familiar y en pediatría. Hacerlo en su lugar de origen le permite seguir su vocación, pero también estar cerca de la familia. “Yo conozco a todos acá en el pueblo, pero ‘ando’ mucho”, relata la médica, quien no duda en estar para quien la necesita, ya sea en Santa Eleodora, Piedritas y Genera Villegas. Con la humildad de quien dice poco y hace mucho, ante la pregunta de cómo se organiza con todas sus actividades, dice “nos vamos acomodando” y siempre pone en primer plano la ayuda de las enfermeras que la acompañan. Aquí, su historia.

¿Cómo evolucionó su carrera y desde cuándo atiende en el Centro de Salud de Santa Eleodora?

Nací acá, así que me fui y volví, tras recibirme en la UBA. Atiendo en el centro hace más de siete años. Al momento de llegar, no había un médico fijo en el pueblo desde hacía una década, si bien colegas venían una vez a la semana. Yo era la nueva y muchos en el pueblo ya tenían su médico de cabecera con los que se atendían. Pero acá las calles son de tierra, el pueblo de al lado queda a 30 kilómetros y si necesitaban una receta, venían porque no iban a recorrer ese tramo. Así empecé de a poquito, me fueron conociendo y ahora atiendo a todos. Si un tema no es de mi competencia, lo derivo a un colega especialista. Pero estoy al tanto de toda la patología de la población.

¿Qué se siente ser la única médica y cómo fue la tarea adicional de la vacunación COVID?

Hoy soy la única médica, pero tengo dos enfermeras que son mi mano derecha, no podría sin ellas. Atendemos a cerca de 200 personas. El staff es todo femenino. Además hay otra chica que limpia el centro de salud, nos ayuda a hacer gasas, antes nos cebaba mate. Una de las enfermeras es la vacunadora del pueblo y acá aplicamos todas las vacunas del calendario menos la BCG, que solo se aplica en el Hospital Municipal de General Villegas. Obviamente nos acoplamos a la vacunación COVID, que se organizó en conjunto con epidemiología del Municipio. Ya se vino a vacunar dos veces a Santa Eleodora y gran parte de la población ya recibió su esquema, incluso niños.

¿Cuáles son las enfermedades más prevalentes en Santa Eleodora?

Acá se come muy bien, así que las enfermedades más frecuentes son las relacionadas con la hipertensión, diabetes, obesidad e hipercolesterolemia.

¿Cómo combina sus tareas en el Centro de Salud de Santa Eleodora, en el Hogar de Ancianos de Piedritas y como médica de la policía?

Los días acá nunca son iguales. Por ahí tenés mucho trabajo en unos y no hay trabajo en otros. Como vivo a una cuadra del centro de salud, si no estoy, me llaman. O si me necesitan en el pueblo de al lado, nos organizamos y voy. Al hogar de ancianos, que queda en Piedritas, voy una vez por semana. Además, como constantemente viajo a Villegas por diferentes cuestiones, que está a 60 kilómetros, si me necesitan paro, porque está de camino. A los adultos mayores les hago controles de rutina, pero las urgencias suele verlas el médico estable en Piedritas. Lo de policía es algo muy nuevo que salió en agosto: cuando hacemos una pericia médica somos dos, lo cual es más fácil y si yo no estoy, va mi colega. Pero los martes siempre voy a Villegas porque mi hijo tiene psicóloga. Entonces si hay una pericia en el hospital, aprovecho y la hago ese día, aunque las autopsias son cuando te tocan y te acomodás.

Imagino que en Santa Eleodora todos se conocen. ¿Qué anécdotas recuerda de sus pacientes?

La verdad que muchas. Tenía un paciente que ya no está, muy obeso. Con la esposa le controlábamos la alimentación. Cuando venía, me decía: “No comí nada, doctora, no comí nada”. Y yo le contestaba: “¿Pero cómo, si yo ayer pasé por el boliche que está a media cuadra de mi casa y estabas comiendo picada y tomando con tus amigos? Yo veo todos los días tu camioneta ahí”. A los dos o tres días, vuelvo a pasar y había escondido la camioneta en el patio del vecino del boliche para que yo no lo viera, porque él vivía en medio del campo y no podía venir caminando.

Años atrás, su hijo, Felipe recibió el diagnóstico de leucemia linfoblástiga aguda y hoy está bien. ¿Cómo la acompañó la comunidad entonces y cómo la acompaña hoy?

El 8 de marzo de 2019 empezó todo, cuando Felipe se sintió mal. Justo ese día estaba de guardia en el Hospital Municipal de General Villegas, entonces le dije a mi marido que lo lleve con su pediatra. Me toca recibirlo a mí, con las órdenes de su médico para hacerle estudios y ahí llega la aproximación diagnóstica y la derivación a Buenos Aires. Me fui desde la guardia, como estaba vestida, me subí a la camioneta y terminamos en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde por ocho meses, hasta que nos dejaron volver. En la primera etapa, el tratamiento fue endovenoso. Después de los 8 meses fue vía oral. Como la quimioterapia son dos años, terminamos el 17 de marzo de 2021. Todavía estamos en etapa de mantenimiento y hoy Felipe está muy bien. El acompañamiento de la comunidad estuvo continuamente. Eran muchos los mensajes. A veces yo estaba tan mal que por ahí no llegaba a contestar. Pero fuimos muy acompañados por todos nuestros vecinos, por nuestros conocidos y amigos. En Villegas también, porque mucha gente nos conocía: mi marido es policía y trabaja en la comisaría y yo hago guardias allá. Y del pueblo ni que hablar, el apoyo fue continuo, de los colegas, de todos. Acá hoy acompañan porque lo ven, todo el tiempo. Felipe a la mañana va al jardín y a la tarde está en la calle con los demás chicos, van a la plaza, juegan.

¿Cuáles son las recompensas profesionales y personales de atender en Santa Eleodora?

A mí me encanta lo que hago. Soy una privilegiada porque trabajo de lo que me gusta. Mi miedo cuando llegué era el de cómo me iban a recibir dado que yo era de acá. Me recibieron muy bien, así que estoy re contenta. Una siempre tiene satisfacciones, en todos los sentidos. Por ahí llego y me encuentro un chocolate, o mi vecina que está acá a dos casas me lleva una flor de su jardín. O cuando ayudas a pacientes y los ves sentirse mejor, una se siente bien de poder ayudarlos. Son muchas cosas. Y lo más importante es que estoy con mi familia cerca.

El equipo de Santa Eleodora es íntegramente femenino. ¿Cómo ve hoy el rol de la mujer en la medicina y la atención sanitaria en general?

La verdad es que hacemos las mismas cosas. El rol de la mujer en estos últimos años ha cambiado muchísimo y estamos a la altura de poder realizar cualquier trabajo. Yo creo que es igualdad.

¿Qué le gustaría destacar de su trabajo diario?

Hay que remarcar que aunque soy la única médica, es muy importante el trabajo de mis dos enfermeras. Porque si bien todo pasa por mí, primero todo pasa por ellas. Y ellas hacen muchas cosas más que yo. Porque no son solo enfermeras, también hacen toda la parte administrativa del centro de salud, si yo no estoy, saben revisar un paciente porque yo les voy enseñando, ellas quieren aprender. Es muy importante su rol en estos lugares, porque una no puede estar, estando yo sola, 7 días de la semana, 365 días del año. Además, es fundamental que los médicos que estamos aislados vayamos a hacer guardia al hospital para mantenernos en actividad y en ese momento quedan ellas. Es muy importante el trabajo de enfermería, tanto como el trabajo médico.

*La Dra. Pamela Botti es especialista en pediatría y medicina familiar. Es la única médica del Centro de Salud de Santa Eleodora, pueblo que pertenece al Partido de General Villegas, provincia de Buenos Aires. También colabora en el hogar de Ancianos de Piedritas. Recientemente se sumó como médica de la Policía de General Villegas.