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jueves, 28 marzo, 2024

Peligra la temporada de caza de liebres en Buenos Aires  

El Covid-19 será recordado por muchísimas cosas: A veces por miedo, otras por prevención, y otras por desconocimiento, lo cierto que provocó la interrupción de muchísimas actividades humanas.

Casi seguro que una de esas actividades paralizadas será la temporada de caza de liebres en la Provincia de Buenos Aires, donde las autoridades ya han decidido que habilitarán esa actividad comercial, de la que viven muchas personas, solamente en aquellos partidos donde los intendentes apliquen protocolos muy estrictos, que eviten los contagios con el virus maldito.

La zafra de liebres, que se repite entre junio y agosto de cada año y es habilitada por las autoridades provinciales, es una actividad económica de alto contenido social: los cazadores suele ser la gente más esforzada de campo, que complementa sus ingresos cazando en lugares en donde los autorizan (o no) y vendiendo las liebres capturadas a una serie de acopios, que luego las derivan a media docena de plantas de faena.

Un buen retrato de lo que significa esta actividad para la gente que vive en las zonas rurales lo hizo hace unos años el gran José Larralde, en “Ayer bajé al poblao”. Les recomendamos poner a correr el tema mientras continúan con la lectura:

La carne de liebre forma parte del menú de carnes no tradicionales que ofrece la Argentina a sus clientes del extranjero, sobre todo de Europa, donde hay una tradición culinaria asociada a esta especie. De hecho, la que puebla las pampas es la liebre europea (Lepus europaeus), que fue introducida en el país a partir de 1888. Es decir, se trata de una especie exótica que en muchos lugares ya es considerada una plaga por los daños que provoca a las actividades productivas.

Es así que desde los años 50 se ha montado una industria en torno a la liebre. Los frigoríficos específicos comienzan a trabajar cada invierno, preparando las piezas producto de la caza, para exportar la carne hacia el viejo continente.

En 2019, según datos del Ministerio de Agricultura, se han faenado 690.417 liebres en todo el país, de las que se obtuvieron unas 1.600 toneladas. Es un 20% menos que en 2018 pero mucho menos que hace diez o quince años, cuando la captura de liebres superaba las 2 millones de cabezas. Se trata de un negocio en lento declive, pero todavía vigente. Constituye una fuente de ingresos para muchas personas radicadas en el interior del país, sobre todo en provincia de Buenos Aires, donde se registra el 60% de las capturas.

La gente caza liebres si tiene quien se las compre. Si los frigoríficos permanecen cerrados, pues la gente no saldrá a cazar, por más que la actividad agropecuaria esté considerada exenta de cumplir la cuarentena.

Como sea, la irrupción del Covid-19 complicó la normalidad de la temporada de caza este invierno, pues las autoridades provinciales temen que el desplazamiento de grupos de cazadores por distintos partidos del interior bonaerense pueda convertirse en un factor adicional de riesgo. Por cierto, parecen haber reaccionado demasiado tarde ante el problema que se venía. (Bichos de Campo)