Una multitud se acercó el domingo a la Plaza Principal, donde el Padre Daniel Cassani realizó la bendición de ramos previo a la misa, en el marco de la Semana Santa.
Con el Domingo de Ramos, según la tradición cristiana, se marca el fin de la cuaresma (40 días antes de la Pascua) y se da inicio a la Semana Santa. Además, se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén arriba de un burro y aclamado por la multitud; días antes de su pasión, muerte y resurrección.
Los ramos de olivo y de palma que se utilizan en esta celebración son un símbolo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda. La tradición indica que deben colocarse sobre un crucifijo o cuadro religioso para recordar que se trata de algo sagrado. Además, el color litúrgico de la celebración es el rojo, que representa la Pasión del Señor.
Se da a este día el nombre de Domingo de Ramos precisamente porque Jesús fue obsequiado con sinnúmeros ramos por sus seguidores, sobre todo de condición humilde.
Los ramos de olivo y de palma también son el signo por excelencia de la renovación de la fe en Dios. Asimismo, recuerdan su proclamación como Rey del Cielo y de la Tierra.
Esta celebración es vista por los cristianos como el momento para aclamar a Jesús como el pilar fundamental de sus vidas, tal como lo hizo el pueblo de Jerusalén cuando lo recibió y declaró como profeta, hijo de Dios y rey.
Por esta razón, la eucaristía del Domingo de Ramos tiene dos momentos importantes. El primero es la procesión de las palmas y la bendición de las mismas por parte del sacerdote, mientras que el segundo es la lectura de la palabra que evoca esa Pasión.
Cómo siguen las celebraciones
El siguiente día importante en la Semana Santa es el Jueves Santo, fecha en que se recuerda la bendición del pan y del vino de Jesús en la Última Cena y el lavatorio de pies a los apóstoles.
El Viernes Santo, único día que no hay misa, se medita la Pasión del Señor, con el rito de la adoración de la Cruz y hay celebración de la Palabra y Comunión.
El Sábado Santo por la noche se celebra la solemne Vigilia Pascual y a partir de ese momento, los cristianos vivirán la alegría de la Resurrección de Cristo, que se prolongará a lo largo de cincuenta días.