En ciudades más grandes la situación fue un caos, según describen los medios capitalinos. En General Villegas, la situación hizo que la cuarentena pasara desapercibida
Las entidades bancarias abrieron sus puertas ayer al público, sólo para el pago de jubilados y beneficiarios de las Asignaciones Universales por Hijo o por Embarazo, en el único caso de que no contaran con tarjeta de débito.
La medida hizo que desde muy temprano -en ciudades como Buenos Aires desde la madrugada- las personas mayores se agolparan fuera de los Bancos para percibir sus haberes.
Esto hizo que fuera de las sucursales se advirtiera un importante número de personas haciendo cola, sin respetar la medida de distanciamiento entre una y otra en el marco de la cuarentena vigente en el país, frente a la pandemia de Coronavirus que tiene un importante número de víctimas fatales en otros lugares del mundo; mientras que Argentina llegó ayer a los 40 fallecidos.
La situación despertó malestar en los vecinos en General Villegas, haciéndolo notar en muchos casos a través de las redes sociales, teniendo en cuenta que los mayores de 60 años son considerados en riesgo frente al virus y se los termina exponiendo de esta manera.
Inclusive el doctor Marcelo Tau, crítico días atrás al referirse a la protección que el personal de salud del Hospital municipal tiene frente a posibles casos de Coronavirus, dio su opinión sobre lo ocurrido en la ciudad en el día de ayer.
El ex concejal, de regreso en nuestra ciudad hace poco tiempo, luego de estar radicado por varios meses en Claromecó, publicó: «Una vergüenza el manejo y organización del cobro de haberes jubilatorios y asignaciones».
Y agregó: «De qué nos disfrazamos cuando rompemos las guindas con el aislamiento social y al día siguiente vemos multitud de gente apiñada en los bancos, gente que en su mayoría son grupos de riesgo».
«¿Y la empatía? ¿Y la previsión? ¿Y la defensa del más débil?», se pregunta. «Falta de comunicación absoluta. Desprotección total. Cuídense, porque nadie lo va a hacer por ustedes», se respondió.
La inquietud también fue planteada en ACTUALIDAD a través del 15457563, línea de celular que el medio tiene a disposición de los oyentes. Allí además plantearon otra cuestión similar, pero para el caso de la vacunación contra la gripe que, por ejemplo, los jubilados de PAMI deben llevar a cabo en las farmacias adheridas.
«¿Es necesario que la gente mayor se traslade y espere junto a otros adultos por su vacuna, cuando se consideran grupo de riesgo y se les pide cumplir con el aislamiento?», dejaban la inquietud, sin mencionar por otro lado que la cantidad de dosis que llegaron a General Villegas no alcanzaron a cubrir la demanda, lo que hará que los mayores deban movilizarse en otras oportunidades para eso.
La interna por el caos en el pago a jubilados: pases de factura a La Bancaria y al presidente del Central
Alberto Fernández seguía su agenda en la Quinta de Olivos como cada mañana desde que impuso la cuarentena y se preparaba para su primera audiencia del día, con la cúpula de la Cámara Argentina de Comercio. Pero las imágenes que mostraban los canales de televisión acapararon su atención. Los bancos todavía no habían abierto, pero ya se advertía una situación caótica, con largas colas de gente que intentaba cobrar en la reapertura de atención al público tras dos semanas de cierre por aislamiento.
De inmediato, se comunicó con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; y le ordenó que dispusiera que las entidades abran sus puertas este fin de semana para atender la demanda de jubilados y beneficiarios de asignaciones.
La intervención directa del Presidente dejó en evidencia el enojo que hay en el Gobierno con la falta de previsión por parte del Banco Central, publicó diario Clarín.
El texto del medio capitalino continúa, en forma textual:
«Es viernes y Pesce ‘durmió’. La verdad es que el tema no fue bien manejado», admitieron desde las más altas esferas del Gobierno, al remarcar que se juntaron varios componentes para que la gente se agolpara en la puerta de los bancos. Algunas medidas sanitarias e inevitables, como por ejemplo la exigencia de restringir el número de personas que ingresan a una sucursal, lo que obligó a que jubilados y beneficiarios de la AUH compartieran filas interminables en la calle.
Pero otros apuntan a lo organizacional. Es que, ante la lógica demanda tras dos semanas sin actividad, hay quienes sostienen que el Banco Central debió haber armado un plan de contingencia y negociar con anticipación con los bancos y con el titular del gremio de La Bancaria, Sergio Palazzo; para que abran sus puertas el fin de semana o, al menos, se ampliara el horario de atención.
En este reclamo se incluye la pasividad con la que se movió desde que se decretó la cuarentena. Sobre su espalda se depositó la negociación para convencer a los bancarios y garantizar guardias mínimas, algo que recién esta semana se destrabó, cuando la Casa Rosada tuvo que amenazar con declarar la actividad como servicio adicional y, en consecuencia, habilitar a los bancos a poder pedirles a sus trabajadores que cumplan con sus rutinas laborales con normalidad. Era una instancia a la que nadie quería llegar.
Pero a Pesce también se le cuestiona no haber liderado con eficacia un plan junto a los bancos y las fuerzas de seguridad, para ordenar las colas afuera y que la gente mantuviera la distancia mínima recomendada por los médicos para evitar el contagio del coronavirus.
Entienden que se podría haber dispuesto desde temprano, como sucedió por iniciativa propia en un puñado de localidades del interior, filas con sillas en la calle, de manera tal de evitar amontonamientos. «Hasta la puerta es responsabilidad de los bancos de garantizar la distancia y eso se cumplió, tal vez faltó algo de previsión afuera», concedió una voz del Gabinete al evaluar la necesidad de un operativo de contingencia coordinado con las fuerzas de seguridad.
También, consideran que Pesce actuó con pasividad y que, para evitar tensiones con el gremio de La Bancaria, no ordenó antes que los bancos abrieran el fin de semana, cuando desde el jueves a la noche ya se advertía gente durmiendo en los alrededores de los bancos para garantizarse su atención.
Aunque protocolar, algo de eso deslizó el propio titular de la ANSeS, Alejandro Vanoli, quien en diálogo con TN dijo que «se puede mejorar el sistema de colas» y que lo de este viernes «era previsible» que ocurriera.
«Tenemos una demanda reprimida de muchos días de bancos cerrados, con mucha gente con necesidad de hacer operaciones bancarias. Era muy difícil que no se hubiera presentado una situación como esta», amplió, si bien evitó repartir culpas.
De cara a las posibles medidas que puede adoptar el Gobierno, Vanoli hizo un planteo que también expone a Pesce: «Son muy pocos los bancos que hacen pagos de jubilaciones». «Voy a hablar con el (Banco) Central, porque creemos que todos los bancos deberían pagar jubilaciones y pensiones, no sólo los oficiales y dos ó tres privados”.
Encima, en medio del caos, con Pesce -y voceros del Central- en silencio, Palazzo apuntó contra Vanoli por haber dispuesto el pago de AUH junto a los jubilados. “La Bancaria no es la responsable de que suceda. El que decide es el Poder Ejecutivo Nacional, quien decide lo que es actividad esencial, y decidió que el pago de AUH es esencial”, indicó.
Y sostuvo que “el ordenamiento lo tiene que hacer ANSeS, porque es el que determina cómo se paga”, agregó.
Según Palazzo, es un universo de «2,4 millones de personas que cobran», entre la que hay «mucha gente que tiene tarjeta de débito pero prefiere ir al banco”. Ya en la previa los bancarios habían advertido sobre la necesidad de garantizar la seguridad de sus trabajadores en estas guardias mínimas. De ahí que preferían que los beneficiarios de asignaciones fueran obligados a cobrar, como la mayoría de la población, a través de cajeros automáticos y dedicarse a atender sólo a jubilados y pensionados.
«No fue culpa de Vanoli, que salió a poner la cara igual: el que estuvo mal fue Pesce», fue la respuesta que dieron a Clarín desde el Gobierno. Y expusieron que desde ANSeS se hizo «todo lo necesario», ordenando un cronograma con «pagos escalonados».
Sin embargo, Vanoli también recibió duras críticas, pero por fuera del Gobierno: el abogado y defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, pidió su renuncia, al considerarlo «responsable» de lo que pasó.