Llegábamos de fatalidades
Que salaban nuestros pies exhaustos.
Todo parecía demasiado
En tórax calados por concesiones.
Y aunque el cielo estaba gris, todavía faltaba más.
Un invierno de verano
La omnipotencia animal,
Partió un esquelético sueño colectivo.
Un desértico silencio de mañana
Disputó otra vez nuestras vísceras a prueba de brazas de volcanes.
Fernando fue asesinado
al grito de «te vamos a matar negro de mierda».
El negro sentía miedo,
El mismo que siento yo cuando recuerdo las voces de las fieras,
El cráneo en el asfalto.
Y el cielo estaba gris.
Con él morimos unos cuantos
Con el paladar estremecido…
No sacrificaron su amelica alma,
Arrebataron los ojos del mundo entero.
Me congrego a desacostumbrarme de su crimen.
Mis labios sangran.
(*) Fermín Méndez es un joven villeguense, músico, escritor y militante político. La poesía hace referencia al asesinato de Fernando Báez Sosa Gallego.