A pocos días del inicio del próximo ciclo lectivo, aún no hay información suficiente sobre cómo se va a garantizar el regreso a las aulas y de qué manera se va a instrumentar esta combinación de presencialidad y virtualidad de la que tanto se habla. El desconocimiento es tal, que no parece haber un acuerdo lógico entre los mismos funcionarios del gobierno, quienes se contradicen constantemente.
¿Cuál será el operativo de regreso a las aulas y cómo se instrumentará con las postas de vacunación que realizarán en las escuelas?
Sabemos que la educación es esencial y que, como asegura el Dr. Facundo Manes, “perder la presencialidad de otro ciclo lectivo puede generar daños difíciles de reparar y somos un país demasiado pobre como para darnos ese lujo.” No se trata solamente de educación y de formación de niños y jóvenes, sino también de organización familiar, de salud mental y de economía. Pero ya deberíamos saber cómo instrumentaron esta vuelta a los colegios, cómo han pensado cuidar de los estudiantes, de los docentes y de los auxiliares.
Existen numerosos interrogantes, tanto de padres como de maestros, en cuanto a este tema del que hay mínima información. Nadie sabe con certeza si van a volver a las clases presenciales o no y no se puede vivir en una permanente incertidumbre que confunde a toda la sociedad.
No se puede pensar únicamente en el derecho de ser educados, sino que debe existir una mínima previsibilidad para que los padres y los docentes puedan planificar. Qué van a necesitar, cuánto, qué días, en que periodicidad. La economía familiar ya está lo suficientemente dañada como para agregar más interrogantes.
Se supone que, durante todo un año, las autoridades educativas han tenido tiempo para organizar lo que se sabía que iba a llegar. Ya contábamos con datos y experiencias en otros lugares del mundo. No hay más tiempo para improvisar ni para ofrecer excusas.
Ya es momento de comunicar cuándo, cómo, dónde y quiénes van a volver a la escuela. Si la presencialidad va a alternarse con virtualidad y qué va a pasar con los chicos y docentes que no puedan asistir por ser de grupos de riesgo. Ni hablar de la preparación de los establecimientos escolares, infraestructura, tecnología y sistemas de emergencias médicas.
La vuelta a clase debe ser prioridad en 2021 y no solamente para ofrecer contenidos y conocimientos, sino primordialmente para asegurar el derecho a aprender, a socializar y a devolver a los chicos bienestar mental.
Es necesario que el gobierno garantice inmediatamente el inicio del ciclo y lo comunique con claridad a docentes y padres, porque esa es la obligación que exige el momento.