Para la campaña 21/22 el productor deberá asumir, como siempre, una serie de riesgos. Sin entrar en terreno político y económico, uno de los factores que preocupa al campo es el clima. Lo meteorológico siempre incide: exceso de agua, sequía, temperaturas extremas y ni hablar del granizo. El año que viene volverá a estar signado por el fenómeno de la Niña (al igual que el año pasado) y eso pone en alerta a los productores. Es fundamental contar con buena información para tomar buenas decisiones a la hora de arrancar la campaña y para eso dialogamos con la Lic. Stella Maris Carballo, una investigadora y especialista en cuestiones climáticas y agrometeorológicas.
Desde el punto de vista meteorológico u oceanográfico los años empiezan a mitad de año y terminan a mitad del siguiente. «Los océanos son los grandes generadores del clima. A mitad de año terminó un año niña y todos los modelos de pronóstico internacional están acreditando que esta campaña que estamos transcurriendo va a transitar dentro de un fenómeno del mismo tipo, es decir un fenómeno de enfriamiento que produce algunas anomalías climáticas en nuestro territorio», explicó la especialista.
«Los productores saben por experiencia que el año Niña es opuesto al fenómeno Niño. En Villegas se vivieron inundaciones muy importantes, donde sobraba el agua porque las lluvias eran constantes. En la Niña es lo opuesto. A veces hay un fenómeno con una buena entrada de humedad y un buen frente, como sucedió a principios del mes de agosto pero que no le tocó a Villegas porque la lluvia fuerte estuvo del centro al este de Buenos Aires. Para estos días de septiembre estábamos esperando otra buena lluvia. ¿Por qué una buena lluvia? Porque se van a combinar una serie de factores. Por lo pronto una buena entrada de humedad previa, porque está entrando calor y humedad del norte y del nordeste. Ahora en los próximos días también va a haber aporte del sudeste a esa humedad. Es decir vamos a estar dentro de un ámbito de mucha humedad interior y una serie de frentes fríos entrando por el oeste y el sur que van a generar episodios favorables a la lluvia», describió Carballo.
Según la especialista va a haber un descanso entre la salida de un frente y la entrada del otro y después habrá otra nueva ventana con posibilidad de lluvias.
«En esta semana se van a dar un par de oportunidades que pueden generar lluvia. Mientras nos dure la humedad y el frío vamos a poder generar episodios de lluvia. Luego nos pasará lo mismo que el mes pasado: hay que volver a esperar una nueva oportunidad. Es lo que pasa con estos fenómenos: entre una lluvia y otra hay distancia. Y esa distancia en el invierno no nos importa tanto, pero cuando estamos entrando en días de calor en el verano esa distancia entre lluvia y lluvia nos angustia porque los cultivos empiezan a sufrir. La posibilidad de no tener ese alivio distanciado es mucho mayor cuanto más intenso es el fenómeno. Por ahora los modelos están hablando de un fenómeno que sería ligeramente menos intenso que el del año pasado. Con lo cual si el año pasado, dentro de las angustias, logramos terminar una campaña con un resultado adecuado creo que esta campaña va a ser igual», resumió.
¿Qué previsiones pueden tomar los productores ante el fenómeno de la Niña?
«Hoy en día tenemos un porfolio de variedades en todos los cultivos, ya sea de granos u oleaginosas y uno puede elegir. Hay variedades que funcionan mejor en años hiperhúmedos (Niño) y hay variedades que funcionan mejor en años con restricciones hídricas (Niña) porque son más rústicas y quizás tengan la habilidad de poder esperar por la lluvia. Entonces uno puede elegir no el de mayor potencial pero sí el que está adaptado a las condiciones que vamos a vivir. Siempre el INTA prepara una tabla de posiciones donde coloca en orden aquellos cultivares que funcionaron mejor. Es una buena elección elegir aquellos cultivares que funcionaron mejor otros años como éste, por ejemplo el año pasado. También sembrar con menos densidades, sembrar los cultivos que requieran más agua en aquellas posiciones que tengan la napa más cerca, esperar que los perfiles estén cargados para proceder a la siembra. En el maíz funcionan muchísimo mejor las variedades tardías», argumentó Carballo.
«Para esta Niña en especial se espera que en el otoño llueva muy bien. Entonces uno coloca las variedades conforme a esa lluvia que se está esperando. Son estrategias defensivas, y dentro de esa estrategia defensiva uno obtiene los mejores resultados», concluyó la especialista.