Nos encanta emprender, ya que nos brinda un sentimiento de libertad, realización, y al mismo tiempo nos ayuda a aprender más sobre nuestra profesión e incluso de nosotros mismos. Sin embargo, a fin de alcanzar el éxito, debemos tomar en consideración ciertas cualidades personales, ya que, de cultivarlas, estaremos varios pasos más cerca de lograr nuestros sueños. A continuación, hablaremos de cuáles son, por qué son importantes y cómo podemos desarrollarlas en el día a día.
Liderazgo
El liderazgo no solo es la capacidad de dirigir de forma exitosa, sino que significa saber ponerse en los zapatos de los demás, ser empáticos y aprender a delegar, a fin de llevar la empresa o negocio por buen camino.
Puede ser que tengamos características de líderes de forma innata, sin embargo, esta es una cualidad que siempre puede pulirse y desarrollarse. A fin de lograrlo, se puede tomar en cuenta lo siguiente:
- Aprender a escuchar a los demás y entender sus necesidades es primordial.
- Mejorar las habilidades de comunicación también es clave.
- Conocer bien a nuestro equipo de trabajo nos permitirá asignar a cada uno las tareas en las que son mejores, así como mejorar sus áreas de oportunidad por medio de capacitaciones.
- Escuchar nuevas ideas nos volverá líderes flexibles que toman en cuenta a los demás en sus decisiones.
- Por último, ser apasionados en lo que hacemos y ser capaces de transmitirlo a nuestro equipo de trabajo logrará un sentimiento de pertenencia hacia el negocio o empresa que definirá un buen rumbo a futuro.
Concentración
Otra cualidad esencial para que los emprendedores tengan éxito es la capacidad de concentración. Esta es necesaria para alcanzar nuestras metas, ya que no poseerla puede hacernos perder tiempo y a largo plazo está relacionada con la baja productividad.
En este sentido, existen distintas actividades que se pueden realizar para mejorar la concentración, como dormir bien, eliminar las distracciones de la vista durante las horas de trabajo, así como entrenar la mente con algunas actividades lúdicas de larga tradición, incluyendo, por ejemplo, el poker o el sudoku.
Mientras el primero destaca por la necesidad de concentrarse y calcular probabilidades en función de sus pautas básicas, incluyendo el valor de las cartas y manos, la variedad de términos y en general el flujo de juego, el segundo es conocido como uno de los juegos de puzle más populares de la humanidad que se basa en rellenar una cuadrícula de 9×9 con los dígitos del 1 al 9 sin que se repitan ni en las filas, columnas o secciones de 3×3. Aunque tiene raíces japonesas, es jugado hoy día en todo el mundo, tanto en su variante clásica como en otras todavía más complejas, como el Killer Sudoku, siendo ambas beneficiosas para la concentración y capacidad intelectual de sus jugadores habituales.
Paciencia
Roma no se construyó en un día, y por mucho que se trabaje de manera intensa y constante, no siempre veremos los resultados de nuestro esfuerzo en el corto o mediano plazo, por lo que cultivar la paciencia es esencial. Todo el trabajo, por pequeño o grande que sea, rinde sus frutos, la clave es ser constantes y saber esperar las oportunidades.
Algunas formas tradicionales de cultivar la paciencia son evitar ser demasiado exigentes con nosotros mismos, dándonos un respiro de vez en cuando, y aprender a desconectar para relajar la mente y evitar exageraciones y escenarios catastróficos (en la medida de lo posible).
Confianza
Sin confianza, el proyecto simplemente no prosperará, ya que antes de que otros puedan apoyarlo o trabajar en él tenemos que aprender a confiar en nosotros y en nuestro trabajo. De esta manera, esa confianza se transmitirá a nuestro personal y seremos más capaces de tomar decisiones difíciles.
A fin de fomentar la confianza en nosotros mismos, lo recomendable es:
- Salir de nuestra zona de confort, es decir, probar cosas nuevas en todos los ámbitos.
- Ser buenos con nosotros mismos, consentirnos y perdonar nuestros errores para aprender de ellos.
- Pulir nuestros talentos, tomar capacitaciones y cursos. Nunca dejar de aprender.
Responsabilidad
Finalmente, la famosa responsabilidad. Sin ella, procrastinar todo el tiempo será sencillo y las tareas del día a día se atrasarán, lo que puede llevarnos a perder clientes potenciales. A fin de cultivarla en nosotros mismos, lo mejor que podemos hacer es establecer metas a corto, mediano y largo plazo, así como establecer una estrategia para alcanzar estas metas. También, resultará indispensable tener una actitud positiva y amar nuestro trabajo, de esta manera no faltará motivación para realizar nuestras tareas diarias.
Con estas cualidades, determinación y disciplina, nuestras metas se encontrarán cada día más al alcance.