Antoine de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900. El novelista y aviador francés, manifestó desde muy pequeño interés por la aviación y aprendió el oficio cuando fue al servicio militar.
En 1926 publicó su primera novela breve, El aviador, y obtuvo un contrato como piloto para una agencia privada. Se desempeñó como jefe de estación aérea en el Sahara español y en ese período escribió su segunda novela, Correo del Sur (1929).
Viajó a Moscú y a la España sitiada por la guerra, escribió reportajes y artículos para varias revistas. También formó parte de las misiones de la aviación francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Luego estuvo en Nueva York cuyas anécdotas las recopiló en Piloto de guerra (1942).
El 6 de abril de 1943 apareció su obra cumbre, El Principito, catalogada como una las mejores creaciones literarias del siglo XX. Ha sido traducida a más de 250 idiomas y, recientemente, a la lengua aymara. Es el libro más vendido y traducido en todo el mundo después la Biblia.
El 31 de julio de 1944, el escritor realizaba un vuelo de reconocimiento a bordo de un Lockheed Lightsning P-38 y desapareció en el Mediterráneo. Su cuerpo nunca fue hallado.
Los días de Saint-Exupéry en Argentina y el nacimiento de El Principito
Antoine de Saint-Exupéry llegó el 12 de octubre de 1929 a Buenos Aires, requerido por Jean Mermoz para organizar los vuelos regulares a Aeroposta Argentina entre Comodoro Rivadavia y Punta Arenas, en Chile. La permanencia en nuestro país de Saintex, como lo llamaban sus amigos, se prolongaría hasta enero de 1931, fecha en que regresó a Francia.
No volvió a la Argentina como consecuencia de la suspensión de la línea patagónica –en julio de ese año- a raíz de una crisis económica que hizo cerrar la Compagnie Générale Aéropostale, de la que Aeroposta Argentina era subsidiaria. Años después, en 1938, Saint-Exupéry proyectó un “raid” entre Canadá y Tierra del Fuego, vuelo que le permitiría surcar otra vez los añorados cielos de la Patagonia, pero al llegar a Guatemala sufrió un accidente en el que perdió un ojo y debió interrumpir el viaje.
De acuerdo con algunos testimonios, se presume que fue en la Argentina, más precisamente en la península Valdés, en las proximidades de la Isla de los Pájaros, donde inició la redacción de El Principito.
Algo de lo que vivió en nuestro país puede rastrearse no sólo en Vuelo nocturno, cuya acción transcurre totalmente en la Argentina, sino en Tierra de hombres, donde relató episodios autobiográficos, como cuando voló desde Mendoza para buscar a Guillaumet, su camarada extraviado en Los Andes, o cuando pernoctó en una mansión de campo próxima a Concordia, provincia de Entre Ríos, donde una placa recuerda su paso por ese lugar.
Un artículo de una revista francesa, fechado en diciembre de 1932 y firmado por Antoine de Saint-Exupéry, se titula: «Princesas argentinas», y cuenta sobre dos jovencitas que vivían en un castillo en la provincia de Entre Ríos, que tenían domesticados dos zorros y algunas víboras, y su madre cultivaba rosas.
Cinco frases inolvidables de El Principito
- “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
- «Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan)».
- “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser feliz”.
- “Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”.
- “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.