«En América Latina, la literatura, la ficción, la novela, son mas fáciles de hacer creer que la realidad» Gabriel García Márquez
«Todo lo que antes era pecado, ahora es una enfermedad» Mel Brooks
Para la columna de este mes, no tenía mucha inspiración relacionada con el tema a desarrollar, me rondaban en la cabeza varios temas a saber: el Censo Poblacional (con bastante tela para cortar y próximamente en esta sala) y otros como algunos aspectos de la organización del próximo Campeonato Mundial de Futbol, la situación económica actual y futura – nada alentadora por cierto -, estaba realmente estancado y cual gol marcado a poco de la finalización del partido, apareció; no crean que fue la inspiración, fue el Manual del INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), referido a la cobertura periodística del próximo Campeonato Mundial – Quatar 2022.
Para los que no lo sepan a esta altura, el INADI publicó un manual de recomendaciones para los periodistas que vayan a cubrir el Campeonato Mundial próximo a comenzar. El documento recomienda, entre otros extremos, «evitar la discriminación al momento de nombrar jugadores (y técnicos, agrego yo) de otros países«, «no difundir imágenes de violencia» (patadas, disturbios) y «evitar reproducir cánticos agraviantes«.
El manual arranca de la siguiente manera: «Recomendamos que al referirse a la comunidad afro no se utilice la palabra «negro» o la construcción «piel oscura» y en su lugar se use la denominación «afro» o «afrodescendiente». Existe un montón de gente a la que le dicen «negro» (cariñosamente o no) y que no es «afrodescendiente», sin ir mas lejos, el técnico campeón de Boca Juniors no parece ser «afro» o «afrodescendiente» y todo el mundo le dice «negro» y no pasa nada; similares casos ocurren con el «negro» Enrique, el «negro» Ortiz (ambos ex jugadores de la Selección Nacional y campeones mundiales), el «negro» Astrada (ex River Plate y Selección Nacional) y ocurrían con la «negra» Mercedes Sosa. El lector puede buscar mas ejemplos.
También se extiende la recomendación a hechos negativos o prácticas ilegales y/o clandestinas de las que la líder del INADI parece saber bastante, sino pregúntenle a su servicio doméstico. Causa gracia que en un país que según estimaciones tiene el 50% de la economía «en negro» (ups! perdón !! economía afrodescendiente !!), que en muchas ocasiones están fomentadas por erróneas medidas del Estado (p. ej. las relacionadas con los subsidios y el empleo), estemos hablando de este tema.
Con relación a lo que ocurre en el campo de juego el INADI recomienda a los medios periodísticos «no avalar ni promover situaciones de violencia sobre árbitros, asistentes y cuerpos técnicos de los equipos», además de «evitar la difusión de imágenes como patadas, disturbios o invasiones» (?). El periodismo debería mostrar estas situaciones y calificarlas adecuadamente, no evitar la difusión como una forma solapada de censura. Adicionalmente, la señal de TV es una sola, aunque haya muchas cámaras, por lo tanto ese es el origen de las imágenes, excepto que personas suban contenidos filmados con sus teléfonos móviles, cosa incontrolable para el INADI y para cualquier otro ente incluyendo al FBI, al MI5, la CIA y el MOSSAD, solo por nombrar algunos; aunque podrían prevenir las «invasiones» (?).
El INADI pretende que no se promuevan o reproduzcan «cánticos o comentarios agraviantes de las parcialidades de los equipos», entre ellos canciones que «recuerden al otro equipo la paternidad respecto de los resultados o en número de partidos ganados» (aunque parezca mentira, dice eso textualmente).
También asociado con el uso del lenguaje belicista que compara un enfrentamiento deportivo con una guerra (matar o morir, partido de vida o muerte); si bien es cierto que los periodistas hablan del «grupo de la muerte» cuando toca un grupo difícil en la competencia, me parece una exageración, puesto que a un evento de esta magnitud, si bien van unos cuantos barrabravas financiados por el Estado (Hinchadas Argentinas y similares), el resto no canta y alienta como si fuera la hinchada de un club de la Argentina de cualquier división.
El Manual continua con otras recomendaciones relacionadas con la discriminación, el género y la diversidad sexual. Todas estas recomendaciones, en mi opinión no deberían estar orientadas hacia el periodismo que va a cubrir el Campeonato Mundial donde la FIFA también ha establecido reglas de comunicación y la seguridad del país anfitrión es bastante estricta (a esta altura ya llevamos unos cuantos hinchas argentinos presos y el Campeonato no empezó).
Lo mencionado por el INADI debería ser aplicado en nuestro país como forma de jerarquizar nuestro futbol, bastante alicaído por cierto, así que muchachos del INADI pueden comenzar la tarea de evangelización con la hinchadas de Almirante Brown y Nueva Chicago para ver como se van desarrollando los acontecimientos y después podemos seguir con algunas hinchadas mas accesibles.
En otros tiempos y en el campito (aunque casi no haya campitos como los de antes), los peores jugadores eran elegidos al final de la «pisada» (los lectores que no sepan esto, pueden preguntar a sus mayores) o iban de a dos para un equipo tipo remate final, «gordo al arco» era una verdad conocida por todos (aunque no había tanto sobrepeso como ahora), «gordo al centro» solo si era dueño de la pelota y que no se enoje y se la lleve porque se termina el partido, «hijos nuestros» indicaba paternidad, «gallina» y después «cebollita» era para cualquiera que no lograra salir primero. Estas reglas, como muchas cosas de épocas anteriores, eran muy duras a los ojos actuales, pero como no existían recomendaciones del INADI, podían ser aplicadas sin problemas.
*Omar Emin es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora con Actualidad en temas fiscales, laborales y económicos. También suele compartir sus opiniones y semblanzas sobre deportes, educación, historia, política y viajes, entre otros temas de interés.