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Han pasado 77 historias, pero ninguna es como la siguiente. Todas tienen su impronta, ese factor especial que la hace distinta a las otras. Cada uno con sus vivencias en otras tierras, en otra cultura, en otro suelo. Pero todos con la bandera de General Villegas bien marcada en el pecho.
Esta vez, el protagonista es Sebastián Sánchez. Más de 20 años fuera de sus tierras. Radicado en Sevilla, España, Sebastián nos cuenta todo sobre su experiencia en un suelo muy especial para su vida. Con 42 años, vive un sueño en la tierra de sus abuelos.
Un sueño hecho realidad
Una vez cumplidos los 18 años, el villeguense quiso cambiar su ciudadanía a la española. Al ser descendiente, pudo viajar con todos los papeles listos y en regla. Cuando decidió partir, trabajaba en Cablevisión, en General Villegas.
Su familia tuvo una buena recepción ante la decisión de Sebastián. Él contó que sufrieron mucho ante su emigración, pero siempre lo apoyaron. «Fue todo muy rápido. Renuncié al trabajo, vendí el auto un día antes del vuelo y resigné todo por cumplir mi sueño. Hice lo que dictó mi corazón», manifestó. No fue por plata ni necesidad, sino por deseo personal.
En aquellos años, muchas familias argentinas optaron por emigrar, debido a la crisis económica del ‘corralito’, en donde comenzaron a producirse estallidos sociales y saqueos. Cientos de personas se agolparon en las puertas de los bancos, golpeando sus cacerolas y reclamando que les devolvieran su dinero. «Había colas muy largas en la embajada española, con el fin de irse del país», detalló el villeguense.
España, un suelo especial
Era un deseo que tenía desde pequeño. Vivir en España significaba una meta por cumplir, debido a que su abuelo paterno era español y le inculcó su cultura. «Cuando era niño decía que, cuando sea grande, viviría allí. Fue un objetivo muy grande que me puse», explicó.
Llegó a Madrid y se encontró con familiares, pero debió crear su propio camino y aventura en España. Madrid es la ciudad más poblada del país. Se encuentra en el centro de España. Es un lugar cosmopolita, fiel a sus costumbres, cultura y a su arte, pero a su vez es un lugar moderno, que alberga centros culturales, económicos y políticos de primer orden en Europa.
Un día después de aterrizar, comenzó a trabajar. «Todos los meses cambiaba de trabajo. Uno empieza una nueva vida, todo desde cero. Traté de evolucionar y superarme», dijo. Empezó en un bar, continuó en una cadena de tiendas, saltó a ferreterías muy grandes y luego se desarrolló en la Armada Española como Marino, en 2005.
Luego se sumó a la Fragata Canaria, la última de una serie de 6 fragatas que componen la Clase Santa María, una versión española de la clase Oliver Hazard Perry estadounidense construidas por la Empresa Nacional Bazán en los astilleros de Ferrol. «No tengo carácter de militar. Pero fueron cuatro meses estupendos en la escuela de formación y cuatro años en la Marina. Hicimos muchas misiones. Me recorrí más de medio mundo. Pero ya estaba pensando en mi familia y, con un niño en camino, se hizo imposible», añadió.
Proceso de adaptación
«España me gustó desde un primer momento. Todo lo que me contó mi abuelo, lo vi manifestado en este país. Me sentía muy a gusto», dijo. Al ser consultado sobre su sentimiento, Sebastián dijo que «la patria es el lugar donde uno vive, y yo vivo aquí, ya estoy hecho a los códigos y valores de España, que me hizo hombre. Me siento un español más».
«Todo fue como yo pensaba y superó mis expectativas», agregó el villeguense. A su vez, reveló que nunca pensó en regresar a Argentina, porque se sintió cómodo y muy feliz en tierra española. «Nunca dudé de quedarme aquí. Es la sangre que me transmitió mi abuelo. Era una certeza. Lo volvería a hacer, una y otra vez. Esta fue mi elección», manifestó.
Casi sin dudarlo, Sebastián contó que el afecto familiar y su historia como argentino es lo que más extraña de esos 22 años en la tierra que lo vio nacer. «Yo creía que cuando volviera a Argentina, todo sería igual. Pero nada que ver. Todo cambió. General Villegas era mucho más grande que cuando me había ido. Todo es diferente. En el camino, vas perdiendo cosas. Conlleva una ganancia y una pérdida. Es complicado».
Desde la parte gastronómica, aclaró que no ha sufrido, debido a que pudo conseguir la mayoría de productos argentinos en España, por la globalización. «Vivo tomando mate y la yerba la compro en el supermercado. Hago mis asados. Por ese lado, bastante bien».
Vida laboral
Una noche, en Cádiz, conoció a Matilde, su actual esposa, y se mudó a Sevilla. «Ahí comenzó un nuevo capítulo en mi vida. Dejé la Marina y estalló una crisis económica en España. No era tan fácil encontrar trabajo. Estuve un año sin trabajar, pero con seguro de desempleo. Y encima, tuve mi primer hijo, Paco. Pasé de recorrer el mundo a estar todo el día en casa. Volví a trabajar vendiendo puertas automáticas», comentó.
Luego se desarrolló como vendedor en una tienda llamada C&A, muy reconocida en Europa. Allí se mantuvo durante diez años. «Yo sabía que ese trabajo no iba a ser para toda la vida. Necesitaba algo más», sostuvo. En 2018 ingresó al Servicio de Salud de España, en plena pandemia. Se encuentra allí hasta la actualidad, en el área de terapia intensiva.
Sebastián dio detalles acerca de cómo vivió la pandemia, desde un lugar mucho más peligroso: «Uno tenía que entrar bien protegido a terapia. Había mucho miedo. Pero cuidándome no debía pasarme nada. Llegaba a mi casa y me bañaba en seguida. Le ponía alcohol a todo y nos vestíamos como astronautas. Me contagié de Covid-19 cuando ya se conocía la enfermedad, en las últimas olas».
Planes para el futuro
Sebastián descartó rotundamente la opción de regresar a Argentina, aunque sostuvo que esta decisión la tomó apenas llegó a suelo español. «Se lo dije a mis padres cuando aterricé. Yo no vuelvo más. Lo sabía. Vine para quedarme. Este es mi lugar. Acá soy feliz y esta es mi vida. Es lo que yo decidí», subrayó.
En este sentido, recordó y definió a General Villegas, su tierra natal: «Los recuerdos que tengo son muy buenos. Es un pueblo entrañable. Me acuerdo que era muy chico, donde nos conocíamos todos y abundaba la tranquilidad. Pero la última vez que fui, en 2016, lo vi muy distinto. Era una ciudad. Por eso, lo que recuerdo de Villegas es de cuando era niño».
Conclusión
«Rescato todo lo vivido. Es distinto hacer algo por necesidad a hacerlo por sentimiento. Sabía que tenía que vivir en España. Mi abuelo me lo inculcó. Fue un sueño cumplido. Soy una persona con todas las metas alcanzadas. Fue todo muy positivo, a pesar de días malos que se puedan tener», expresó sobre el camino recorrido.
Pueden pasar días, años o décadas, pero el amor a la tierra que uno eligió seguirá siendo el mismo. Porque el tiempo no influye en la pasión de uno por la patria elegida. Eso no hay quien lo cambie.
Eso le sucedió a Sebastián, quien está asentado hace dos décadas en territorio español, donde no negocia el amor por aquellas tierras. Él no se rindió y luchó por el sueño de vivir en la tierra de sus abuelos. No solo que lo consiguió, sino que se mantuvo durante muchos años. Porque quien mucho lo intenta y desea, lo obtiene tarde o temprano. Argentino de nacimiento, español por elección. Un reflejo de que todo cambia, incluso la bandera.