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martes, octubre 15, 2024

Clarín, a 6 meses de la tragedia de Blaquier: las dudas por el escape fatal y el dolor de la mujer que perdió a su marido y su hijo

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El 15 de marzo, seis personas fallecieron por inhalación de gas metano cuando un operario trabajaba en un pozo. La investigación todavía no dilucidó qué pasó. La historia de Juan y Nicolás Sánchez, padre e hijo y dos de las víctimas. La tragedia fue nota del principal diario argentino.

“Yo sé por qué murió mi marido, murió tratando de salvar a su hijo. Pero nadie me explica por qué murió mi hijo”, dijo con la voz quebrada Mirna Dovigo, madre de Nicolás Sánchez y esposa de Juan Ramón Sánchez, víctimas de la tragedia que sacudió a la comunidad de Florentino Ameghino hace seis meses.

El último 15 de marzo, el operario Ricardo Bottega bajó 12 metros para reparar un pozo de bombeo en la pequeña localidad de Blaquier, partido de Florentino Ameghino, provincia de Buenos Aires. Sin embargo, lo que comenzó como una tarea de rutina terminó en una desgracia: Bottega murió asfixiado, y otros cinco vecinos que intentaron rescatarlo sufrieron el mismo desenlace.

Hoy, Blaquier continúa con una profunda conmoción porque medio año después, aún se desconoce si fue un accidente o hubo negligencia por parte de la municipalidad. Para Mirna, de 52 años, son dos los culpables: el municipio y el jefe de Bomberos de aquella localidad.

El terrible episodio se produjo cuando el bombista de 60 años fue contratado por el municipio para realizar tareas de mantenimiento en la red cloacal, ubicada a 200 metros de la zona urbana. Según trascendió, el hombre ingresó sin máscara de protección y falleció a causa de inhalación de gas metano.

Tras un pedido de auxilio por parte del responsable de cloacas, se acercaron Carlos Ranger (39), Alejandro Centeno (36), Mateo Pellegrino (27), Juan Ramón Sánchez (50) y su hijo Nicolás Sánchez (29). Fuentes oficiales afirmaron que “a medida que descendían, sufrieron las mismas consecuencias asociadas a la inhalación de gases concentrados”.

Quiénes eran Juan y Nicolás, víctimas de la tragedia de Blaquier

Juan Ramón Sánchez y Nicolás Sánchez compartían un vínculo muy cercano de padre e hijo, una relación que se extendía también al ámbito laboral ya que ambos trabajaban juntos en un taller mecánico. “Eran compañeros, yo me pregunto, ¿por qué a ellos? Si eran las personas más sanas que había y nunca se pelearon con nadie”, aseguró Mirna.
Nicolás y Juan Ramón perdieron la vida en un pozo de bombeo en Blaquier.

El mayor de los Sánchez había sido jugador del Club Social y Deportivo Blaquier, el equipo local que compite en la Liga de Fútbol de General Villegas. Su pasión por el fútbol la transmitió a sus dos hijos: hasta el momento de la tragedia, Nicolás también formaba parte del equipo, mientras que Amílcar es arquero del club.

“De cuatro que éramos, quedamos dos. Ese día, mi hijo mayor se sacó la ropa para meterse. Gracias a Dios y a la Virgen un chico lo frenó, porque si no se me hubiesen ido los tres”, relató la mujer antes de romper en llanto.

El Club Social y Deportivo Blaquier recuerda a las víctimas en cada partido que disputa.
Con la voz aún temblorosa, narró cómo se enteró de la tragedia: “Llegó una camioneta abierta de los bomberos a la sala de primeros auxilios. Mi hijo medía 1,95 metros y calzaba 45. Cuando vi los pies, supe que era él”.

Después, fue Amílcar quien le confirmó el fallecimiento de su esposo. En julio, Mirna y Juan habrían celebrado 30 años de casados. “Era el mejor compañero. No te dejaba sola en ningún momento. Cuando me diagnosticaron cáncer en 2018 y tenía que levantarme a las seis de la mañana para ir a sacarme sangre, él jamás me dejó ir sola”, recordó con tristeza.

Nicolás falleció cuando su hija Ana tenía apenas unos meses. Mateo Pellegrino, otra de las víctimas, era el padrino de la bebé que hoy tiene un año.

Las familias de los fallecidos han hecho varias misas a lo largo de estos meses, pero Mirna aún no encuentra consuelo en los santos. “En este momento estoy enojada con Dios y con el diablo, así que no he ido a ninguna”, confesó con enojo.

Qué dijo el intendente

La tragedia de Blaquier está rodeada de dolorosas contradicciones. Una de las más impactantes fue la falta de información que recibieron los familiares. Mirna Dovigo no sabía de qué habían fallecido su esposo y su hijo, nadie le explicó nada. Cuando finalmente le enviaron los resultados de las autopsias, lo único que deseaba saber era si habían sufrido. Le dijeron que no, un pequeño consuelo en medio de tanta desdicha.

Cuando se le preguntó al intendente de Florentino Ameghino, Nahuel Mittelbach, sobre este tema, su explicación fue diferente: “Yo asumí la responsabilidad de comunicarles a las familias lo que había sucedido a las tres horas del hecho”. Mittelbach ha sido intendente desde finales de 2022, primero de manera interina tras la renuncia de su predecesor, Calixto Tellechea, y luego, en 2023, fue elegido por los ciudadanos del partido de Ameghino.

Yo creo que es la mayor tragedia de nuestro distrito en la historia”, agregó. No obstante, a seis meses del hecho, persisten numerosos interrogantes por resolver e investigar. El fiscal a cargo de la causa, Martín Laius, reveló que la contratada para realizar el trabajo en el pozo fue la mujer del fallecido, Ricardo Bottega. Es decir que si bien Bottega se encargó de realizar estos trabajos, el contrato fue formalizado a través de su mujer, quien era la proveedora de la Municipalidad.

“Si él hubiera estado registrado como proveedor, no nos cambia porque hubiese fallecido igual, pero sí nos cambia la zona donde tenía que ingresar, los cuidados que tenía que garantizar el municipio”, explicó Laius. La falta de cuidado en el cumplimiento de las normas administrativas se conecta con la muerte y será objeto de debate para el fiscal.

El intendente Mittelbach explicó que Bottega no era empleado municipal, sino un proveedor del municipio que llamaban cada vez que había trabajo. Sin embargo, esta información contrasta con lo que dijo el fiscal de la causa.

“El operario era una persona que se había dedicado toda la vida a trabajos de molinero, trabajos en conexiones cloacales, mantenimiento, plomería, todo lo vinculado a bombas y saneamiento”, agregó el intendente.

Actualmente, el expediente judicial se encuentra en fase de investigación. Aún se están esperando las pericias complementarias de bomberos y la policía ecológica, y falta la realización de los análisis de las vísceras de los fallecidos.

Para el intendente, una tragedia de esta magnitud inevitablemente lleva a examinar de cerca el accionar de los involucrados. Según él, el municipio hizo todo lo posible para prevenir este desastre. “Lo que había que hacer es garantizar la ventilación del lugar previo al ingreso. Nuestros empleados lo hacen desde siempre”, afirmó.

Pero para Dovigo, esto no es suficiente: “Yo quiero que alguien se haga responsable. Nicolás, mi hijo, murió por una falla y hay dos culpables: el municipio y el jefe de bomberos”.

Blaquier es una pequeña localidad de alrededor de 700 habitantes, situada muy cerca del límite con la provincia de Santa Fe. El pozo de bombeo está a unos 200 metros de la zona urbana, sobre el final de un sendero que muchos vecinos de Blaquier recorren para disfrutar de un paseo. Lo que antes era un lugar más en el paisaje cotidiano, hoy es recordado como el escenario de una pérdida dolorosa.

La cercanía y el fuerte sentido de pertenencia que caracteriza a los habitantes del pueblo hicieron que este suceso impactara a cada familia, a cada hogar. “Eran seis personas fantásticas. Mi marido amaba correr en su cafetera, un auto en el que estuvo trabajando incansablemente durante cinco meses y se fue sin correr una sola carrera”, cerró con lágrimas Mirna.

Fuente: Clarín

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