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jueves, diciembre 12, 2024

Alegre reapareció en un medio nacional con un escrito sobre la carne y su trasfondo

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Para el político villeguense, a quien Infobae presenta como «referente provincial de Randazzo» el cierre de las exportaciones es una decisión ideológica: ‘El Gobierno busca la confrontación para transferir a otro su incapacidad de gestión»

A continuación, textual, la publicación del ex Diputado nacional y Presidente de la Comisión de agricultura Gilberto Alegre en Infobae:

El pasado lunes 17 de mayo, el Gobierno decidió cerrar las exportaciones de carne durante 30 días, para intentar contener la suba de precios en los alimentos y controlar la inflación. La medida se adopta “como consecuencia del aumento sostenido del precio de la carne vacuna en el mercado interno” y con el objetivo de “ordenar el funcionamiento del sector, restringir prácticas especulativas, mejorar la trazabilidad de las exportaciones y evitar la evasión fiscal en el comercio exterior”.

Esto nos retrotrae al año 2006 cuando se tomó la misma medida en principio por 6 meses, que luego se extendió por 10 años. Como hoy, en aquel momento desde el Gobierno explicaron que se buscaba “frenar el alza de los precios de dicho producto en el mercado interno”. Sin embargo, los efectos logrados fronteras adentro fueron el cierre de más de cien frigoríficos, la caída de casi 12 millones de cabezas y la pérdida de 10.000 a 12.000 puestos de trabajo. A ello se suman la disminución de ingresos de divisas al país y la salida del circuito internacional de carnes.

La restricción provocó la salida de Argentina del top 10 de exportadores de carne en el listado elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en 2014, al cabo de 8 años de vigencia de la medida.

Ahora por causas similares se adopta similar decisión.

¿Por qué los productores deberían creer que la reciente medida es por el periodo anunciado, cuando este gobierno hace gala de desdecirse permanentemente y su relación con las cadenas agroproductivas se basa en la desconfianza?

¿Los que adoptaron esta decisión pueden desconocer estas realidades? Entonces podemos preguntarnos: ¿son ignorantes o la decisión fue intencional?

La ignorancia sería desconocer que aquella medida, más allá de un control en la suba de precios, produjo a partir de 2006 las consecuencias arriba mencionadas, situación que podría repetirse en estas circunstancias por el precio actual de la soja. Hoy para los propietarios, liquidar rodeos y alquilar su campo puede ser una buena decisión a corto plazo. Para el gobierno, si logra controlar el aumento de precios, también podría acarrear algún rédito. Pero consumir carne vacuna a un precio reducido por parte de los argentinos trae como corolario aquello de “pan para hoy, hambre para mañana”, tanto para los productores como para los argentinos en su conjunto, por la caída en el ingreso de divisas y la pérdida de mercados internacionales que traerá aparejada la medida.

Ahora si no es ignorancia, y realmente la decisión (y su reglamentación instrumental) ha sido intencional ¿Qué pudo llevar al Gobierno a adoptar semejante decisión que en la experiencia reciente ha sido tan perjudicial?

En todo caso, si la carne vacuna no alcanza para abastecer el mercado interno y al mismo tiempo cubrir la demanda externa creciente (por la incorporación de China como importante comprador) hubiera resultado más saludable propiciar un círculo virtuoso tendiente aumentar la producción, generando excedentes que cubran la demanda local y satisfagan los crecientes pedidos internacionales. Las medidas tomadas nos indican que van en sentido contrario.

Otra alternativa dentro de la región es la que adoptó Uruguay, que en su momento resolvió una situación similar, entre otras cosas importando temporalmente carnes que su mercado interno requería, sin limitar el acceso al consumo y manteniendo los compromisos de entrega a otros mercados. Los mercados que no reciban nuestras carnes sin duda buscarán nuevos proveedores.

El precio de la carne comenzó una escalada en noviembre del año pasado y en abril de este año, las mediciones en góndola del precio del asado ya mostraba un incremento anual cercano al 100%, lejos de cualquier otro parámetro que justificara una variación de ese tipo. Analizando los costos de producir carne podemos observar el alza de precio del maíz (principal alimento del ganado que se cría en corral) y del gasoil para transportarlas, ninguna de esas variables justifica duplicar el precio final en de los cortes más demandados.

A todo esto, nos preguntamos cuál es el rol del Ministerio de Agricultura, que probablemente haya monitoreado este incremento y enviado algún mensaje al Gabinete Presidencial. Resulta evidente que el titular de la cartera de Agricultura no es escuchado y simplemente carece de un curso de acción que no genere conflictos con el campo. Tal es así, que el anuncio fue efectuado por el ministro de Industrias.

Si hubo frigoríficos que subfacturaron y crearon un impulso artificial al precio, el Estado podría haber tomado cartas en el asunto con suficiente antelación

Se acercan las elecciones y todos los problemas existentes en nuestro país se han potenciado: la inflación, la pobreza, el cierre de las escuelas por la pandemia, la imposibilidad de conseguir vacunas en tiempo y forma, la inseguridad, la falta de arreglo de nuestra deuda externa, los subsidios, su empecinamiento en buscar una reforma judicial que no apunta a resolver el problema de los hombres y mujeres de a pie, sino de los funcionarios investigados, y en algunos casos condenados por la Justicia, todas cuestiones que han producido un notable descrédito del Gobierno y consecuente caída en sus expectativas electorales.

Eso hace que el Gobierno busque la confrontación para transferir a otro su incapacidad para gobernar en lugar de buscar acuerdos que ayuden al país a salir de esta situación tan engorrosa.

Los ingresos producidos por el aumento de la soja no han sido utilizados para resolver ningún problema, y muy por el contrario se utilizan para insistir en políticas fracasadas Eligió enemigos imaginarios: el mundo y el campo. Allí buscará rescatar votos batiéndose con molinos de viento representados por el FMI y el Agro.

La suspensión de las exportaciones de carne es sin duda una decisión ideológica, llevada adelante dentro del Gobierno por los sectores identificados con Cristina como son el Instituto Patria y La Cámpora.

No es que creamos que algún sector de la cadena agroindustrial no pueda tomar decisiones que resulten perjudiciales para el conjunto, pero el Estado tiene sus mecanismos para resolverlos. Por eso todos los sectores que crean que el campo es fundamental para nuestra economía deben repudiar unánimemente esta decisión.

Quien no dialoga seriamente hace pensar que lo que decide es su posición política, su ideología, su verdad que necesita imponer, más cuando en situaciones idénticas aplicadas por un gobierno conducido por una misma persona ya fracasaron.

No permanezcamos callados. Mañana puede ser otro sector, y al decir de Bertolt Brecht “Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde”.

No dejemos que eso ocurra.

* Gilberto Alegre, diputado Nacional (MC), presidente de la comisión de agricultura y referente provincial de Florencio Randazzo.

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