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miércoles, febrero 5, 2025
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La Columna Económica por Omar Emín / El Impacto de las Nuevas Medidas Económicas

El Fondo Monetario Internacional (FMI) solicitó la implementación de medidas, luego de la aprobación de la cuarta revisión del acuerdo oportunamente suscripto. A diferencia de otras oportunidades, donde el Directorio del organismo planteaba medidas de mediano y largo plazo, ahora -en medio de la aceleración inflacionaria y la pérdida de reservas del Banco Central-, el reclamo es de medidas urgentes.

Concretamente, hay un pedido para que en las próximas semanas el Banco Central suba de nuevo las tasas de interés de los plazos fijos. También pide que las tarifas de luz y gas de los usuarios residenciales de «altos ingresos» se ajusten entre 85% y 90%. Y a partir de mayo haya sucesivos aumentos para compensar los incrementos de los costos de las empresas, con excepción de los meses de mayor nivel de consumo. Para los usuarios comerciales, la suba de mayo sería del 31%. Se implementarían aumentos de precios adicionales en agosto (17 por ciento) y noviembre (7 por ciento) para alcanzar el costo total (de la energía).

Las próximas decisiones oficiales están contenidas en un documento de 111 páginas en las que el staff del Fondo detalla el acuerdo al que ha llegado con el gobierno nacional, tras los últimos contactos con funcionarios de Economía en Washington. En otro tramo del documento, el FMI plantea que el Gobierno se comprometió a dar de baja casi 100.000 planes sociales.

En las próximas horas, se anunciaría la tercera fase del «dólar soja», también se pondrá en marcha un «dólar agro» para lograr la liquidación de divisas por parte de diversos rubros de las economías regionales. A su vez, se analizan medidas cambiarias, con el foco en los distintos «dólares tarjeta».

Lo que queda claro, al menos por ahora, es que no hay dólares frescos para la Argentina agravado por el impacto de la sequía. Hay, eso sí, un mayor reclamo de ajuste en las cuentas públicas para evitar un nuevo sofocón cambiario.

El FMI insiste con que la tasa debe ser positiva, lo que propiciaría una nueva suba. Por esa razón – con una inflación que en marzo cerró en torno del 7% -, los técnicos plantean nuevos ajustes.

El problema que tiene el Gobierno es que las medidas que reclama el FMI, antes que enfriar la dinámica inflacionaria, la van a encumbrar.

Sucederá cuando se retoquen las tarifas un 90% – aun cuando ese aumento vaya al sector de la población que se quedó sin los subsidios -, y también la aceleración de las minidevaluaciones diarias (crawling peg).

Las medidas detalladas, van en sentido contrario al objetivo de desacelerar la inflación, encaminando al Gobierno hacia un ajuste económico en pleno año electoral.

Los técnicos del Fondo no lo escriben; tampoco lo admiten los funcionarios, pero la verdad es que la búsqueda de una baja de la inflación sólo podría darse en medio de una profunda recesión. Un escenario que por ahora no está a la vista, pero que muy probablemente se consolide ante la pérdida de poder adquisitivo, la suba en el costo del dinero y, muy probablemente, el alza de la tasa de desempleo.

A la Argentina le faltarán este año unos u$s20.000 millones por culpa de la sequía y ninguna medida alcanzará para compensar semejante golpe.

Por ahora, el FMI aceptó una modificación en la meta de acumulación de reservas. También que el Gobierno avance con un desdoblamiento cambiario, con la puesta en marcha del «dólar soja 3» y un «dólar agro» para el resto de las economías regionales.

Fuente: iProfesional