22 C
General Villegas
miércoles, febrero 5, 2025
InicioSociedadPasión, corazón y convicción: la historia de César Trojaola, del otro lado...

Pasión, corazón y convicción: la historia de César Trojaola, del otro lado del charco

Irse al exterior no es tarea sencilla. Por eso, en GPS se conectan emociones, sentimientos y recuerdos con los protagonistas, mediante una comunicación a corazón abierto.

Dar el primer paso para salir de la zona de confort puede ser complicado, pero enfrentarse a una nueva vida en una cultura completamente distinta y lejos de los seres queridos es un desafío aún mayor.

César Trojaola es el encargado de contarnos su experiencia europea en la fría madrugada catalana. Una década y media del otro lado del charco, con muchas historias por contar y miles de capítulos por escribir a sus 43 años. GPS sobrevuela el Océano y llega a la ciudad de Tarragona, para la octogésima novena historia.

Primeros pasos

Si bien no tuvo una secundaria tan organizada, César pudo egresar en La Escuela Nocturna. Luego, tomó la decisión de irse a estudiar a Rosario, donde optó por la carrera de Gastronomía. Allí conoció a su actual esposa, Elián.

La universidad elegida para estudiar fue el Instituto Gato Dumas, sobre la calle Oroño. Fue la primera promoción de una escuela gastronómica emblemática a nivel nacional. Y trabajó en Rosario algunos años, siempre ligado al rubro por el cual se decantó.

Con las cosas claras, al exterior

Después de varios años en suelo rosarino, el villeguense se cansó del restaurante donde estaba trabajando y, al no tener tantas opciones para crecer dentro de la ciudad, empezó a analizar otras propuestas y posibilidades.

El villeguense contó que, desde un principio, le había comentado a su pareja que viviría en España. «Quedó en una simple idea. Ella trabajaba muy bien en un estudio jurídico en Rosario, como secretaria de un abogado muy conocido. Aceptó la idea de resignar eso y nos vinimos», expresó.

En cuanto a la recepción familiar de la decisión tomada, dijo que «siempre fui un poco independiente en ese sentido. Mi madre lo tomó mal, porque vivió ese momento muy angustiada. Pero era una decisión que ya tenía tomada desde los 20 años. Supongo que mis hermanos los deben haber tomado bien».

«Siempre manifesté mi deseo de vivir en España. No sé por qué. Hasta que un día se me cruzaron los cables y tomé la decisión. A las dos semanas estábamos acá. En Rosario estaba bien y cómodo. No me podía quejar. Pero se estaba convirtiendo en un lugar inseguro», comentó César. La primera vez que aterrizó en territorio español fue en 2008, junto a su esposa, quien tenía un contacto que llevaba argentinos a España como guardavidas.

El destino inicial fue Vilaseca, perteneciente a la provincia de Tarragona, en Cataluña. Se caracteriza por su entorno rural y su cercanía a la costa mediterránea, lo que lo convierte en un lugar atractivo. Cuenta con diversas instalaciones y servicios, así como un patrimonio cultural que refleja la historia de la región. «Ahí llegamos. Mi esposa trabajó en un parque de atracciones y yo como seguridad en un hotel», dijo.

En cuanto a Tarragona, actual destino de la pareja, sostuvo que «es una ciudad hermosa. Está sobre el Mediterráneo. Es un pueblo grande, donde nos conocemos todos. Uno siempre se encuentra con los mismos. Es un lugar muy recomendable, que vale la pena. Tiene puerto y playa. Es muy lindo». La ciudad tiene alrededor de 135 mil habitantes.

Proceso de adaptación

«Los primeros años fueron duros, por una crisis económica muy grande en España. Fue complicado. Uno se generaba expectativas previas. Nos preguntamos qué hacíamos ahí. Pensamos en volver», reconoció.  Una de las razones principales fue que el dueño de la empresa les había asegurado que vivirían en un departamento sólo los dos, pero cuando llegaron la historia fue diferente y eran muchos más residentes dentro del lugar.

Sin embargo, la camaradería de la familia del dueño de la empresa los convenció de mantenerse allí. «El argentino en España está bien visto. Hay algunos que tienen el perfil de que somos arrogantes. Pero cuando te conocen, ven que la historia es distinta. De hecho, les gusta juntarse con nosotros. Somos más improvisados. Yo no noté el rigor de ser inmigrante. Me hicieron sentir muy bien», afirmó.

«Después se nos hizo fácil, nos pudimos adaptar. Hice solo una temporada de verano en el hotel. Se trataba de agarrar lo que había. Si bien no me veía ahí, la pasé bien. A nivel personal me ha ido bien siempre. Uno va creciendo. Estamos bien acá, pero falta la parte importante, que son los seres queridos. No es fácil. Desde la parte afectiva, me costó mucho. Más allá de que no demuestre tanto, la procesión va por dentro», comentó.

Sacando los afectos, lo que más extraña de Argentina es la cercanía social y la improvisación de organizar reuniones. «En España se hace más difícil. Se programan mucho las cosas. Cuesta ser más descontracturado. Hay más frialdad. Creo que en Argentina hay mayor espontaneidad y calidez social. No digo que no extraño el asado, por ejemplo, pero desde lo gastronómico me acostumbré bastante», opinó.

Vida laboral

También en ese lugar, presentó el currículum en un restaurante de comidas mediterráneas que se abrió en la ciudad cabecera de Tarragona. La entrevista laboral se hizo en Barcelona. César fue junto a su esposa y, como si estuviese escrito, ambos fueron aceptados. Lo paradójico de la historia es que Elián lo acompañó, pero no fue con la intención de ser contratada.

«No me puedo quejar. A partir de ese momento, la situación cambió rotundamente. Nos fuimos a vivir solos y se fueron dando las cosas. Nos pudimos adaptar muy bien», contó. César ingresó al restaurante como Chef Profesional, mientras que Elián lo hizo como Encargada de la Sala. En total, estuvieron ocho años en dichos empleos.

Luego, surgió la chance de tomar un restaurante que estaba en préstamo en la ciudad de Tarragona. «Yo tenía mis ideas en la cabeza. Pero esta oportunidad no me la esperaba. Soy decidido. Cuando algo me gusta y lo quiero, voy por eso. Elián me sigue en todas. Arranqué con un local, después lo hice un restaurante. En previo, había tenido mucha movida gastronómica. Pero quedó antigua. Entre Elián y yo, lo hicimos lindo. Ella tiene un don para convencer clientes, todo lo contrario a mi personalidad», explicó.

Una experiencia única

Durante un año, César vivió una oportunidad especial de ingresar al «Restaurante Las Artes» en San Sebastián, del renombrado chef español Martín Berasategui, una figura de la gastronomía internacional. «Es un tipo respetado a nivel mundial. Es un grande, como cocinero y persona. Tuve la posibilidad de estar en su casa. Es una persona muy humilde», confesó.

Martín Berasategui es un destacado chef español, nacido el 12 de julio de 1960 en San Sebastián, en la región del País Vasco. Reconocido por su innovación y excelencia en la cocina, ha sido galardonado con múltiples estrellas Michelin a lo largo de su carrera, convirtiéndose en uno de los chefs más laureados de España.

El contacto llegó a través de un amigo que conoció en Rosario, quien estableció comunicación con un profesional que lo llevó a hacer prácticas en el restaurante del prestigioso chef. «Me hizo el contacto. Hablé con él y, a las dos semanas, me mudé a San Sebastián», contó. Más allá de reconocer que la pasó muy bien en ese año, aseguró que no era lo que él quería para su carrera.

En cuanto a la experiencia que significó trabajar con él para su vida profesional, detalló: «Estuve súper bien. Me habían alertado de que no sería fácil, por la presión. Eso me asustó. Pero desde el primer día, éramos 68 personas en la cocina. Me temblaban las piernas. No me puedo quejar, siempre tuve buena aceptación. Me caracterizó el perfil bajo. Fue como jugar al lado de Messi para mí. Su trato fue impresionante y cálido».

Planes para el futuro

La idea de César, desde siempre, fue de tener la experiencia en el viejo continente y, en algún momento, volver a General Villegas. «Es una cuenta pendiente. Así como dije alguna vez que vendría a España y lo cumplí, me gustaría regresar a Argentina. Y si lo hago, el destino elegido sería mi ciudad natal. Siempre que voy, vuelvo renovado. Rosario debería cambiar mucho, pero no lo veo factible», indicó.

De todos modos, reconoció: «No sé donde voy a terminar mis días. Es algo que no me planteo tanto. Todavía tengo cosas por hacer acá. Hay proyectos que quiero hacer España. Si puedo, mi idea sería hacer parte en este país y otra parte en Argentina. No se dónde quedarán mis huesos. Eso no me lo planteo. Solo tengo planes personales que busco cumplir. Disfruto mucho el proceso».

Conclusión

En un mundo donde los desafíos parecen insuperables, César Trojaola emerge como un faro de determinación y convicción. Originario de Villegas, este joven emprendedor ha demostrado que con claridad de propósito y un firme compromiso, es posible alcanzar los sueños, sin importar la distancia.

Desde su llegada a España, César no solo se enfrentó a la adaptación cultural, sino que también se propuso un objetivo claro: establecerse y prosperar en un entorno completamente nuevo. Su historia comienza con una visión bien definida; sabía lo que quería y, más importante aún, estaba dispuesto a trabajar arduamente para lograrlo.

Su pasión por la cocina y su compromiso con la calidad son un testimonio de que, al final del día, el verdadero éxito radica en la felicidad que encontramos en nuestro trabajo. En un mundo que a menudo nos empuja hacia el conformismo, su historia es un llamado a seguir nuestros sueños y a hacer de nuestra pasión nuestra mayor fortaleza.