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martes, febrero 4, 2025
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Luis Nicolao: «Con el correr de los años aprendí que no existe lo imposible»

El reconocido nadador argentino pasó por los micrófonos de OVACIÓN, donde habló, entre otras cosas, sobre los aprendizajes de la vida, su historia en el deporte y el sentido de pertenencia con el club de su infancia.

Luis Alberto Nicolao es el mayor prócer de la historia de la natación Argentina. Dueño de dos récords mundiales en 100 metros mariposa, 24 títulos sudamericanos, tres medallas de bronce en Juegos Panamericanos, tres participaciones en Juegos Olímpicos (Roma 1960, Tokio 1964 y México 1968) y un campeonato nacional de los Estados Unidos, lo amparan.

Nico (Apodo con el que se lo conoce) hizo de la natación un arte y del esfuerzo su mejor arma. Su armor por la natación no fue a primera vista, pero eso no impidió que se entregue al máximo en su intento de superación.

Surgido en el Club Ateneo de la Juventud, Nicolao aún conserva el privilegio de ser el único nadador argentino con dos récords mundiales, ambos en el año 1962 y gracias al impulso económico del brasileño Joao Havelange (Ex presidente de FIFA).

Como no podía ser de otra manera, Nicolao dialogó con los integrantes de OVACIÓN, a quienes les brindó algunos detalles acerca de sus comienzos en la natación, sus logros y los aprendizajes a lo largo de su vida:

Los inicios

«Mis comienzos fueron hace más de 70 años en el Club Ateneo de la Juventud. Era un chico medio inquieto y fue por eso que mis padres decidieron llevarme al club para que me domaran un poco», rememoró Nicolao. «En aquel entonces teníamos grandes profesores de educación física. Eran unos genios. Hicimos todas las actividades. Paradójicamente la que menos me gustaba era la natación», agregó.

Pese al desencanto que tuvo con la natación en primera instancia, hubo un momento clave en donde el joven Luis Alberto cambió de parecer. «Le tenía terror al agua, hasta que vi a un campeón sudamericano que me dejó con la boca abierta. En ese momento dije: Quiero ser como él», sostuvo.

Los primeros pasos de Nicolao en la natación no fueron sencillos, ya que «según los entrenadores no tenía condiciones ni tampoco la edad para competir», exclamó el muticampeón sudamericano. «Eso no me detuvo. Nunca dejé de entrenar», añadió.

Primera experiencia oficial

«Cuando cumplí 11 años intenté competir en el Campeonato Argentino. No me querían por lo mencionado anteriormente. Hasta que me vio el presidente de la Federación de Natación y me dio la posibilidad en una de las tantas series de 50 metros libres. Lo gracioso es que me coroné campeón. Fue una serie de causalidades. Siempre busqué un poquito más», subrayó quien pasó por Universidad de Stanford, Estados Unidos.

El inolvidable abril de 1962

«Después de lo del campeonato nacional comenzaron a prestarme más atención. Me entrenaron como debía. Fui mejorando constantemente hasta que a los 14 años gané 5 pruebas del Sudamericano. Posteriormente, en 1962, gané varias pruebas en el Vélez Sarsfield y ahí fue cuando me invitaron a Brasil para intentar romper el récord mundial de estilo mariposa», expresó Nicolao.

Debido a los altos costos que implicaba trasladarse a Brasil, Nicolao necesito una ayuda económica para poder cumplir su objetivo. Lo que pocos esperaban era que esa ayuda la daría quien años más tardes fue el mandamás de la Federación Internacional de Fútbol, el brasileño Joao Havelange.

«Soy un agradecido con él y con todo Brasil. Se hicieron cargo de todos los gastos y nos trataron de manera excelente. Sin ellos hubiese sido imposible llevar a cabo esos récords. No había chance de que viajara por mis propios medios hasta allá», recordó el histórico nadador.

El estilo mariposa

«Es por lejos el estilo más difícil para nadar. Me acuerdo de ver a grandes nadadores practicarlo y siempre me desafiaban. Obviamente me ganaban, pero yo les insistí a que me enseñaran. La realidad es que practiqué mucho. Fue un verdadero desafío. Ahí aprendí que lo imposible no existe», exclamó Nicolao.

La voluntad hace la diferencia

«En el mundo hay tres clases de nadadores: los muy buenos, que de esos hay millones. Después están los súper dotados, quienes siempre se mantienen en el top de los mejores, y los tocados por la varita, aquellos que tienen una voluntad de fierro. Un claro ejemplo de ello fue Mark Spitz (nadador norteamericano). Él era un monstruo, un fuera de serie, con el que tuve el privilegio de competir durante muchos años», destacó.

Su etapa universitaria

«Tras finalizar mi participación en los Juegos Olímpicos de Tokio sentí que mi carrera deportiva ya se había terminado. Fue en ese momento que surgió la invitación del Club Santa Clara para irme a los Estados Unidos. Luego me inscribí en la Universidad de Stanford, donde en aquel entonces ya había 24 campeones mundiales, entre ellos Mark Spitz. El club, el clima y la armonía que viví ahí fue fantástica. Realmente fue una de las mejores decisiones de mi vida», resaltó Luis Alberto.

Sabido es que para ingresar a una Universidad con el prestigio de Stanford, además de potencial deportivo y académico, hace falta una grata recomendación, la cuál Nicolao consiguió. «Un amigo mío le pidio una recomendación a Arturo Illia (ex presidente de Argentina). Fue una locura. Según me dijeron Arturo se contactó con los profesores de mi colegio. Su recomendación fue corta y concisa: Excelente deportista y excelente estudiante si se aplica», concluyó.