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miércoles, febrero 5, 2025
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Equinoterapia: La importancia del uso del caballo en las terapias de ADERID

Vanina Contreras es profesora de Educación Especial. Formada en equinoterapia, comunicación aumentativa alternativa y tratamientos de niños con autismo, trabaja en ADERID desde hace varios años, acompañando a pacientes y familias de personas con discapacidad. En el espacio de cada jueves que la institución tiene en ACTUALIDAD, habló al respecto.

«Hace muchos años que arrancamos con esta terapia en ADERID. En 2009 se hizo el primer proyecto piloto con dos pacientes, para ver cómo funcionaba en la comunidad y en la institución», recordó Vanina.

Sobre la equinoterapia explicó que «somos un equipo de trabajo donde hay un terapeuta, un asistente y un guía de caballo. Todos tenemos un rol fundamental para el desarrollo de esa terapia. El caballo es utilizado como una herramienta de trabajo».

«A la mayoría de los niños les encanta andar a caballo y uno toma eso que tanto disfrutan, que es la naturaleza, el aire libre, estar en contacto con un animal, para poder trabajar objetivos terapéuticos específicos para cada niño o adulto», agregó.

¿Qué es lo que ves en la relación paciente-caballo?

Muchas veces es muy difícil intervenir en esa relación tan linda que se da. Pero desde ahí se puede trabajar con cuestiones como cuidado del otro. El caballo es un ser vivo que también necesita cuidados, que le demos de comer y, más allá de que nos brinda algo placentero, a su vez nosotros tenemos que devolverle algo, porque también está esperando que cuidemos de él. En equinoterapia se trabaja con todo tipo de pacientes. Uno de los principios en este tipo de terapia es que el caballo tiene un grado de temperatura más alto que nosotros y ese calor nos transmite relajación de músculos. Muchas veces, en algunos pacientes con dificultades motoras, se hace un poco difícil trabajarlos. El caballo transmite impulsos rítmicos que favorece a tener una mayor postura, enderezar nuestro tronco, levantar más la cabeza. Y, a su vez, es un animal que transmite el patrón de marcha al igual que el ser humano. Es decir, cuando estamos en el caballo tenemos la misma sensación que cuando estamos caminando. Para muchos niños, es muy difícil sentir esa sensación.

El caballo también percibe cosas de parte de las personas con las que trabaja…

Eso es lo lindo de la equinoterapia. El caballo siempre es muy manso, pero hace lo que él quiere o lo que nosotros le decimos. Se comporta de igual manera con cualquier persona. Eso también hace la diferencia, porque somos nosotros los que nos estamos adaptando a ese animal.

La equinoterapia no sólo tiene beneficios físicos, ¿sino también psicológicos no?

Si el caballo nos ayuda a regularnos como personas, también en cuanto a lo psicológico tenemos que generar un vínculo con ese animal. Y a veces es tan fuerte, que cada paciente tiene designado un caballo. Y puede ser muy difícil cambiarle el animal con el que están acostumbrados a trabajar, por el vínculo que se genera entre ambos.

Además de tu formación, sos muy campera, tenés una relación muy especial con los caballos.

A mí me gustaron toda la vida. Incluso en ADERID comencé a trabajar como guía de caballo. O sea, era la persona encargada de llevar el caballo a la terapia. Y después, a partir de la equinoterapia, empecé a estudiar profesorado de Educación Especial, me recibí y empecé a trabajar como terapeuta. Arranqué primero con algo que me gusta mucho, el contacto con los animales, el aire libre, la posibilidad de brindar algo diferente. Muchos chicos llevan adelante un tratamiento desde muy chiquitos y en equinoterapia son otros los intereses que se ponen en juego. Dentro de un consultorio uno brinda un montón de herramientas que son sumamente necesarias, pero el aire libre trae otras cosas. Lo importante es que esta terapia se lleva a cabo como un complemento de las que los pacientes ya tienen. Cada área tiene su objetivo y nosotros nos sumamos a ese objetivo. La actividad tiene que ver con el tratamiento que el paciente recibe en la institución.

¿Han tenido casos donde un caballo no ha querido ser parte de la terapia?

Nosotros evaluamos mucho tiempo al caballo antes de empezar a usarlo con el paciente. Lo sacamos bastante de su contexto natural, porque usamos aros, telas, pelotas, rompecabezas, diferentes cosas a las que no están acostumbrados. Entonces el equipo está varios días, semanas o meses, evaluando si el caballo puede ser o no apto para equinoterapia. Le mostramos los diferentes objetos que usamos y le hacemos utilizar una rampa en la que hacemos subir a los pacientes, porque es un riesgo y una vez que un paciente está arriba, uno no puede dudar.