«El más claro indicio de la locura de esta época, es hacer una misma cosa una y otra vez y esperar resultados diferentes» (……………)
«La oscuridad no se combate con más oscuridad; se combate con luz» (Martin Luther King)
«La culpa querido Bruto, no es de nuestras estrellas; sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores» (William Shakespeare)
«Siempre es lo mismo, nena» (Norberto Napolitano – Pappo)
Una de las frases que encabeza este artículo es atribuida erróneamente a Albert Einstein y también a Mark Twain y Benjamín Franklin, otros la atribuyen a la escritora Rita Mae Brown, pero independientemente de los derechos de autor, la misma, ampliamente difundida a través de las redes sociales, con su accesible comprensión, genera significativa adhesión y puede ser muy «cool» pegarla en nuestro muro, aunque los inconvenientes comienzan a la hora de llevar estos pensamientos a la práctica (verdadera brecha entre lo que pensamos y lo que hacemos).
También sería importante explicar que «deja vu» es un término francés que significa «ya visto». El concepto describe la sensación que experimenta una persona al pensar que ya ha vivido con anterioridad un hecho que en realidad es novedoso. De acuerdo a los conceptos expuestos en los párrafos siguientes, experimentamos nuevamente situaciones que real y efectivamente hemos vivido con anterioridad y que lo que menos tienen es un contenido novedoso, en una suerte de «anti deja vu».
¿Somos temerosos del cambio? ¿Nos perjudica el cambio?; así parece, porque continuamos con las mismas prácticas, procedimientos y sistemas, con la firme esperanza de que las consecuencias y los resultados de hacer siempre lo mismo, sean diferentes a como venían ocurriendo en el pasado.
Si nos referimos a una persona o a una empresa, las consecuencias de hacer siempre lo mismo pueden ser negativas a un nivel reducido del sistema económico general y puede que con la ayuda de profesionales, en el tiempo oportuno, la situación pueda ser controlada.
Cuando quienes tienen este comportamiento pertenecen a la clase política en general (sean gobierno o no), sindicatos, grupos de poder que pretenden mantener su «status quo» (las cosas como están, bah !) a quienes no les conviene el cambio porque modifica «derechos adquiridos» o privilegios otorgados, la cuestión ya pasa de ser no un problema de falta de visión o de conducta, sino una cuestión de «mantener las cosas como están», tapando las consecuencias con un relato adecuado, de manera que si las cosas no resultan como lo relatado, a alguien le cargamos la culpa (las multinacionales, los países imperialistas, los supermercados, el campo, los exportadores, los bancos).
El inicio del populismo a mediados de la década del ’40 del siglo pasado con la consecuente evaporación de las reservas de oro acumuladas en el Banco Central de la República Argentina (no es relato: hay fotografías) y los intentos posteriores de populismo, esta vez sin dinero porque ya se habían agotado las reservas, tan bien sintetizados por Bernardo Neustadt como «intentos de hacer peronismo sin Perón», crearon con el transcurso del tiempo grupos de privilegio (empleo público con salarios más allá del promedio de la economía, sindicatos con inusitado poder económico, jubilaciones de privilegio con escasos o ningún aporte) que se resisten al cambio y en muchos casos esa resistencia al cambio hace que también se intenten (en modo figurado), de manera retorcida, recetas viejas para problemas que esas mismas «soluciones», en algún momento previo, crearon.
En nuestro país desde hace mucho tiempo y como forma de implementar soluciones a los problemas que las «pretendidas soluciones anteriores» han creado, se han sucedido a través del tiempo:
Controles Cambiarios estableciendo valores de referencia para la moneda extranjera en distintos momentos, generando un mercado negro de divisas (la última vez le cambiaron el color y el idioma, le pusieron blue).
Cambios de Signo Monetario desde 1970 hasta la fecha, se quitaron 13 ceros (!!!!!!!!) a la moneda, con diferentes denominaciones (peso, peso ley 18.188, peso argentino, austral y los actuales pesos) en todos esos cambios.
Devaluaciones Monetarias entre las más significativas pueden citarse las ocurridas durante las presidencias de Arturo Frondizi entre 1958 y 1962 con el recordado slogan «hay que pasar el invierno», de Juan Carlos Onganía en 1966, de Isabel Perón en 1975 también conocida como «Rodrigazo», de Roberto E. Viola en 1981 con la advertencia previa del Ministro Lorenzo Sigaut que «los que apuesten al dólar van a perder» (todavía creo que hay gente riéndose), de Eduardo Duhalde en 2001 a la salida de la convertibilidad con la frase que se cansó de repetir en todos los medios «los que depositaron dólares … recibirán dólares» (solo ésta pudo opacar la frase de Lorenzo Sigaut pronunciada 20 años antes), de Cristina Fernández de Kirchner en 2014 y de Mauricio Macri en 2018.
Captura de los Fondos de las Cajas de Jubilaciones el ahorro a largo plazo siempre ha sido una tentación para financiar el gasto presente de los gobiernos de turno, total los jubilados no tienen fuerza para protestar y ya aportaron (algunos, no todos).
Emisión de Bonos (cuando se acaba el dinero legal, inventamos otro) en diferentes momentos y con diferentes grados de aceptación por parte de la población, últimamente eran muy aceptados como forma de morigerar la presión impositiva nacional o provincial.
Captura de los Ahorros de la Población las altas tasas para mantener los depósitos en pesos y que no aumente el valor del dólar, crean dinero ficticio que los bancos no pueden devolver a los ahorristas a su vencimiento, por lo tanto se reemplazan estas sumas de dinero por títulos públicos con vencimiento a una fecha posterior. Esto ocurrió en 1990 y 2001, con la variante que en esta última época, se podían realizar extracciones limitadas de dinero físico y sin límite, operaciones de transferencia entre cuentas bancarias.
Controles de Precios (a veces derivados en congelamiento), todos los gobiernos desde Juan D. Perón en 1952 hasta la actualidad, no han podido resistirse a tratar de controlar los precios de determinados artículos, que es como pretender que en el medio de la noche, salga el sol; los controles son cada vez más complicados en su implementación, dado que los empresarios ya están tan acostumbrados (como la cucaracha al veneno) a estos controles que aprendieron a «gambetearlos» con menor calidad de productos (segundas marcas), envases más pequeños y otros recursos, la consecuencia es siempre racionamiento y escasez de los productos con precios controlados con el consecuente perjuicio para los consumidores.
Reglas Políticas Poco Claras para beneficiar a unos pocos y ayudarlos a perpetuarse en el poder, las primarias abiertas (PASO) no son cumplidas por todos los partidos porque los candidatos se eligen «por consenso» (a dedo bah !!!) en algunas agrupaciones políticas, existen mandatos superpuestos, así como reelecciones ilimitadas admitidas, falta de uniformidad en el sistema electivo (ley de lemas, colectoras), desdoblamientos de comicios por conveniencia y otras «sutilezas» que favorecen la perpetuidad.
Inflación que es el desfasaje producido entre los medios de pago existentes en un sistema económico y los bienes producidos, como estos últimos son escasos aumentan su valor, al contrario de la gran cantidad de dinero emitido y en circulación, que va disminuyendo su valor generando que la gente necesite cada vez más dinero (que vale menos) para adquirir la misma cantidad de bienes (que valen más, por ser más escasos que el dinero), en una hipótesis de máximo deterioro de la moneda (hiperinflación) con la consecuente pérdida de confianza, puede aparecer el trueque como factor de intercambio entre los consumidores y los bonos o cuasi-monedas ya mencionados.
Financiación Interna o Externa alguien debe pagar la fiesta entonces le pedimos dinero a los organismos internacionales de crédito o financiamos con impuestos cada vez más exagerados o hacemos ambas cosas.
¿Qué puede hacerse ante este panorama? En principio, nada de lo que hemos hecho y estamos haciendo, con estructuras antiguas, pensamientos reducidos, sin innovación, invocando la riqueza del país como si ese solo factor fuera suficiente para solucionar los problemas, cosa que claramente no ocurre; con sindicatos totalmente politizados y que para sostener sus estructuras privilegiadas mantienen una legislación laboral que por todas las trabas que impone a empleadores y empleados genera un alto nivel de empleo marginal de carácter evidentemente informal con trabajadores no defendidos por nadie, así como un nivel de desempleo considerable. El trabajo ha cambiado gracias a la evolución tecnológica, circunstancia que no ha sido recogida por nuestra legislación, así como tampoco la capacitación y las pasantías laborales en su real dimensión; se sigue considerando al trabajo como algo estático, hereditario y permanente, cuando en realidad la tecnología y la modernidad lo han convertido en algo dinámico, no permanente, donde la capacitación además de la empleabilidad (conjunto de aptitudes del trabajador), juegan un papel muy importante. En el único lugar en el que el trabajo es estable es en Japón (por cuestiones cuasi rituales), pero no veo a nuestros sindicalistas adoptando todas las características del modelo de trabajo japonés.
Estas cuestiones han persistido desde hace mucho tiempo y los diferentes signos políticos, con diferentes grados de poder, de aceptación y/o de oposición, no han podido resolverlo. ¿Porque no quieren? ¿Cómo un modo de preservar privilegios? ¿Porque buscan solucionar problemas con problemas y no con soluciones?
Sería conveniente y estaríamos en la senda del cambio, si hiciéramos las cosas de un modo diferente y no probado hasta ahora, de la misma manera que la ciudadanía entendió – a partir de 1983 -, que la vida en un sistema democrático (al menos en la estructura de los poderes, no en el comportamiento de cada uno de ellos), era mejor que alterar en forma permanente el orden constitucional, ahora deberíamos entender que votando populismos moderados o no y figuras repetidas de quienes ya sabemos cuáles van a ser todos sus planes y acciones y sus rutinas de «problemas – soluciones», vamos a seguir estancados y en el fondo de la tabla. También sería conveniente entender que existen innumerables formas de crear riqueza, pero ésta no es algo «distribuible» como el diario de los domingos (o de cualquier otro día).
Por el momento, es más de lo mismo, todo igual (en palabras de un amigo).
Hasta el próximo congelamiento.
(*) Omar Emín es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora en medios de comunicación en temas fiscales, laborales y económicos en general. Socio fundador de Echenique, Emin, Albin & Asociados, firma dedicada a trabajos profesionales de carácter administrativo, laboral, contable e impositivo. Se desempeñó en el ámbito educativo universitario, terciario y secundario, con algunas experiencias en educación a distancia en el nivel universitario.