«COMO EL HORNERO Y SU INSTINTO BIOLOGICO
HACIENDO UN ESFUERZO CONCIENTE DE QUE NO TE REGALAN NADA».
El acceso a la vivienda posee dos alternativas. La primera es regalar la vivienda producida por el dinero de la comunidad y la segunda es otorgarla a quien está en condiciones de pagar, es decir, a alguien menos necesitado. Estas dos posibilidades alojan en principio una alta cuota de injusticia, pero además tienden a consolidar por muchas razones el desequilibrio social.
Haciendo foco en nuestra ciudad, podemos observar que la desigual distribución de la riqueza, las escasas posibilidades de trabajo y una remuneración inadecuada hacen lejano el sueño de la vivienda propia.
Mientras la sociedad lucha detrás de este ideal, nuestra preocupación por el hábitat y la calidad de vida, decae.
Todos tenemos derecho al techo propio, pero muchas veces las políticas de Estado, la normativa vigente, las líneas de justificación enfrascadas en un gobierno neoliberal hacen casi imposible tener una vivienda digna.
Acá en General Villegas hubiese sido fundamental optar políticamente por la primera alternativa.
*Arquitecto – MP 19454