El miedo suele ser una emoción provechosa a la hora de cuidarnos o prevenir ciertos peligros. Sin embargo, cuando ese sentimiento se vuelve desmedido e irracional es cuando se convierte en un problema que debemos evitar. El miedo, el enojo, la ansiedad son emociones que crecen en esta cuarentena obligatoria y es necesario que miremos introspectivamente para cerciorarnos si muchas de nuestras conductas no están cimentadas en estos sentimientos.
«Veo que están surgiendo muchas cuestiones persecutorias: el otro me va a contagiar, el otro se lleva todo el alcohol y la lavandina del supermercado. Esto deriva en cuestiones persecutorias que no están buenas, ni para uno mismo ni para el otro. Empezamos a estigmatizar a la gente, como pasó en la época de la lepra o en la del SIDA. Yo me tengo que cuidar, tengo que cuidar al otro y tengo que cuidarme del otro pero no estigmatizarlo, no desde un lugar de la paranoia. Esto mismo se ha visto en los escraches que han sufrido pacientes pacientes sospechosos, médicos y enfermeras», comentó la licenciada en Psicología Marta Formica.
«El miedo está bueno nos cuidamos. Usamos el barbijo, nos lavamos las manos, todo perfecto. Pero está apareciendo el enojo, la paranoia, la furia, la persecuta y eso no está bueno. Tenemos que manejar la ansiedad: cuidándonos, quedándonos en casa durante la cuarentena, saliendo porque sí no vamos a solucionar nada, mantengamos las medidas de higiene, mantengamos el distanciamiento, mantengamos la higiene personal y la de los lugares. Es fundamental pensar en el aquí y el ahora. Lo que nos planteamos a futuro no lo vamos a poder resolver hoy, sino estamos generando más malestar, más ansiedad y le dejamos una puerta abierta al COVID-19», reflexionó.