En medio de la pandemia por el nuevo coronavirus Covid-19, y luego de casi dos meses sin sesionar, una legisladora del Frente de Todos presentó un proyecto de resolución para que la Cámara Baja pase a llamarse: «Honorable Cámara de Diputadas y Diputados de la Nación».
La impulsora de iniciativa es María Jimena López, que en los fundamentos del proyecto planteó: «La historia de las mujeres e identidades femeneizadas que luchamos por acceder, pertenecer y permanecer en el Congreso Nacional, es el reflejo de la ardua tarea y conquista de nuestros derechos a ejercer una ciudadanía plena, en igualdad de condiciones».
«Los relatos de nuestra historia toman la Asamblea del 22 de mayo de 1810 y la Asamblea del Año XIII como el nacimiento del Poder Legislativo Nacional. Ese punto de partida nos muestra que a las mujeres nos llevó 140 años poder ingresar al Congreso Nacional; casi un siglo y medio para poder ejercer el derecho a representar y ser representadas, porque ni siquiera éramos consideradas capaces de elegir el destino de nuestras vidas», detalló López, que tiene mandato hasta diciembre de 2023.
La legisladora oficialista agregó: «Hace 68 años que ocupamos bancas y habitamos esta Cámara, como resultado de la histórica sesión del 11 de noviembre de 1951, donde las mujeres pudimos ejercer nuestro derecho al voto. En 1952, asumieron diputadas nacionales por primera vez. La presencia y puesta en valor de las legisladoras es una medida directa hacia la transformación igualitaria de toda la legislación en materia de género y diversidad. En el transcurso de estos años, la presencia de diputadas fue fundamental para promover la perspectiva de género en la agenda legislativa. Entre 1989 y 2007 fueron introducidos por legisladoras el 79% de los proyectos sobre cuotas de género; y el 69% de las propuestas en materia de violencia de género».
«Las mujeres habitamos esta cámara desde 1952 para buscar una democracia más igualitaria, y desde aquel día estamos aquí sin ser reconocidas. Bien sabemos que lo que no se nombra no existe. Nombrarnos es la manera de ejercer plenamente y, en igualdad, nuestros derechos políticos. El lenguaje no es sexista ni excluyente, pero si el uso que las personas hacemos de él al proyectar estereotipos culturales androcéntricos que sitúan la mirada masculina como universal y generalizable de toda la humanidad», argumentó López, y agregó: «El lenguaje que usamos no es inocente. El uso universal que nombra a la humanidad como lo masculino provoca una desigualdad simbólica de la percepción que se construye sobre las mujeres, como subsidiarias, secundarias y prescindibles. Y esta categorización entra dentro de los tipos de violencia que esta misma Cámara reguló a través de la Ley 26.485 ‘Ley de Protección Integral de las mujeres’ en su artículo N°5 como uno de sus formas: la violencia simbólica. En este sentido, que la última modalidad que se haya logrado incluir en la norma sea la violencia política, habla de instituciones, como el Poder Legislativo, que reproducen estas desigualdades y violencias de género. El presente nos interpela y exige una necesaria transformación para que la igualdad entre quienes legislamos sea una realidad efectiva».
La legisladora tomó como ejemplo lo sucedido en la Cámara Baja de Chile y explicó: «Como experiencia cercana, en esta democratización de la denominación de nuestras instituciones, podemos tomar el ejemplo de la Cámara de Diputadas y Diputados de Chile. La iniciativa fue presentada en 2018 ante la Comisión de Mujer y Equidad de Género, con el objetivo de visibilizar el trabajo de las parlamentarias y el rol de las mujeres en política. En 2019 la Comisión de Régimen Interno de la corporación aprobó el cambio de nombre a Cámara de Diputadas y Diputados como un esfuerzo para impulsar el lenguaje no sexista en el trabajo legislativo».
Para cerrar la fundamentación del proyecto que lleva como adherentes la firma de 29 legisladores: «La Convención Nacional Constituyente Argentina en 1994, a través de los tratados internacionales a los cuales dota de su misma jerarquía, consagró como un derecho inalienable el poder nombrar y ser nombrado y nombrada con respeto a la propia identidad. Cuando el lenguaje común, universaliza el masculino como patrón para abarcar toda la realidad, expresa a través de la lengua el estado de discriminación de la mujer, por eso le pedimos, señor presidente, a usted y en su figura a toda esta Honorable Cámara, que hagamos justicia con nuestra historia y con las mujeres que desde la constitución de nuestro país fueron silenciadas e invisibilizadas. Construyamos un nuevo futuro con igualdad, que desde hoy y para siempre seamos la Honorable Cámara de Diputadas y Diputados de la Nación». (La Nación)