Mario y Damián, de «La Sartén por el Mango» (lunes a viernes de 7 a 8 horas, por FM Actualidad) están encendidos. Y su ciclo de Biografías Autorizadas también. Después del Libro Castaños y el Chefre Penacino llega Rubén Angel Francisco.
También conocido como “Pocho” o “El Pocho”. Asesor laboral, gremialista, militante peronista, alcanza la fama como baterista y voz en “Los amigos de la nada”.
Nació el 16 de septiembre de 1948 en Rivadavia (Estación América). Su papá, nativo de Villa Sauze, era el Jefe de Estación del Ferrocarril Sarmiento en dicha localidad.
Su mamá, nativa de Arrecifes, llega a Villegas con sus padres, ya que su papá, eximio Maestro de Pala, había sido contratado por el “Toto” Gobelli para trabajar en la mítica cuadra de Alvear y Rivadavia. Simultáneamente administraban una pensión en Necochea al 500, y ahí se conocen los padres de “Pocho”.
Cursa estudios primarios en Arenaza, nuevo destino de su papá. Secundaria en Roberts. Ricardo y Alfredo Leporati, primos hermanos del padre, lo convencen de emigrar. “En Villegas no hay Peritos Mercantiles”, le dijeron. En 1966 ingresa en HW Bin y Cía., tras el fallecimiento de Corral, Contador de la empresa.
Se casa con María del Carmen Dublanc, hija de don Julio, encumbrado dirigente Justicialista, y tienen tres hijos: Mariana, Valentín y Carolina.
Comienza su militancia Peronista. En 1976 la Confederación Nacional de Empleados de Comercio lo nombra Delegado Zonal. Con Capece y Bron funda el Centro de Empleados de Comercio que arranca con sede en Galería Chiauzzi. Tras el golpe militar que derrocó a Isabelita, un Falcon verde llega a su oficina. Incautan toda la documentación que les place y “Pocho” queda prontuariado en investigación.
Su amigo, el Dr. Hugo Triaca (h), respaldado en un juez de Trenque Lauquen al que conocía, le tramita la eximición de prisión. El sobreseimiento llega un año después.
Su militancia no le impidió, en vísperas del conflicto del Beagle, junto a Telmo Caviglia y Carlitos Pontiggia, integrantes del Club de Leones, traer un erudito en la materia a disertar en el Colegio Nacional: el Alte. Isaac Francisco Rojas, uno de los militares que en 1955 dieron el golpe y derrocaron a Juan Domingo Perón. Años después se lo reprocharían.
Tras la debacle de Malvinas forzados aires de democracia sobrevuelan nuestro país. Renace la militancia con la chinchibirria, con estos nombres: “Pajarraco” Martínez, “Kuki” Damiani, Carlos Imbach y Alicia Otero, “Gato” Méndez, Miguel Carrizo, Oscar “Indio” Ferreyra, Alicia Compagnucci, entre otros.
En la interna más sangrienta que se recuerda, enfrentan al Dr. Gilberto Alegre, bendecido por el ex senador Federico Goedelmann. ¿Cómo se ordena esa bolsa de gatos que era la lista 126? Democrática elección en el Prado Italiano, donde más de 1.000 afiliados deciden: “Pocho”, Candidato Intendente. Concejales: Raúl Martínez, “Kuki” Damiani, Antonio Méndez, “Cholo” Grippo, etc, etc. Se alquila un local en calle Arenales, a metros del bunker radical. En el pizarrón del local de la Lista 147, la de Alegre, aparece escrito: Francisco homenajea al que nos derrocó en 1955.
“Nino” Bocchi arma un novedoso sistema de comunicación con radio en la misma frecuencia y móviles patrullando los pueblos. El «Pocho” andaba en un Mehari con una antena de tres metros. Ese entramado y el enorme esfuerzo, no alcanzan.
Sobre 4.000 votos escrutados, gana Alegre por 47 votos. Digerido el mal trago, llega el momento de negociar con el ganador el ensamble para la general del 30 de octubre del ‘83. La reunión se realiza en el domicilio del mismo, en Paso al 500. Allí va “Pocho”, cabeza de lista. El dueño de casa invoca la Ley Orgánica, que habla del 75% al que gana, 25% al perdedor y no se mueve de ahí. Vuelve derrotado al bunker de Arenales a comunicar la mala nueva. Sólo Damiani accedería a una banca en octubre. El Alfonsinazo arrasó, pero ¿cuánto influyó esta interna en la derrota de Alegre? Es un secreto que muchos se llevaron a la tumba, y los que viven se niegan a develar.
Es hora de abrazar la música, su otra pasión. A los 9 años ya le daba a la batería. A los 12 lo detecta en Arenaza el Gordo Coria, líder de La Típica y Jazz “Coria”, que la rompía en la zona. Le enseña a tocar tango con escobillas, no palillos, y acordeón a piano, la clásica verdulera. Sorprendido con su oído musical, lo incorpora a la orquesta.
Ya en Villegas, en 1967 crea Los Duendes. Rogelio Lamas (guitarra), “Cabezón» Bisócoli, de Banderaló (bajo), “Pocho” y Carlitos Páez (batería), Carlos Bartolozzo (Guitarra) y “Coco” Rodríguez (voz). Era un grupo que tocaba en casamientos, cumpleaños, despedidas, muy de entrecasa.
Unos años después se compra en Musimundo un teclado Yamaha. Al primero que llama es a Rogelio, que queda maravillado. Esa noche lo prueban y se le hace la madrugada. A las 8 suena el timbre: Juancito Baigüera, de muy pocas pulgas, o los denuncia a los callaba con la escopeta. En eso estaban cuando el Señor de los Cielos lo manda a Rogelio, que se identifica y calma al ofuscado vecino. El “Pocho” se siente discriminado y se ofusca él.
Por ese entonces compra a la familia Centenari una hectárea sobre Ruta 33, con cobertizo de chapas de fibrocemento. Para envidia de Los Beatles, esa fue la caverna de Liverpool de “Los Amigos de la nada”.
“Pocho” tiene los derechos de autor del nombre del conjunto: Hermes Picco (voz), Carlos Celotto (bajo), Gte. Pcia. Pedro Boccaleri (1° guitarra), “Pocho” (batería), Rogelio Lamas (2° guitarra, teclados y voz) y Wado Narbaitz (teclados). Debutan en La Lucila Polo Club ante una multitud.
El segundo recital es en el Club Sportivo con entradas agotadas y el Flaco Solé como presentador oficial. Incorporan a las hermanas Laura y Silvina Carelli, “Gaucho” Stabulari, Sandra Montoya y Analía Tardini, Silvia Altuna, Marisa Flores y “Pito” Salazar.
Repiten Sportivo, con entradas agotadas nuevamente. Transmite Villegas Televisora Color por primera vez desde exteriores. Se rifa un TV Color como primer premio. Lo gana quien por entonces era pareja de nuestro héroe. Todo legal, sin suspicacias, nadie reclama. Se separan. En la separación de bienes el TV queda en manos de ella.
¡Crecía el fenómeno Amigos de la Nada! 6 recitales en el Cine Teatro Español, con lleno total y sillas plásticas en los pasillos, como refuerzo. Bomberos, IMI, Hospital, Nacional, Escuela 901, todo para ellos. Un recital en América a beneficio del Colegio Secundario. Un recital en Ramos Mejía a beneficio de ex residentes, donde tocaron junto a Jorge Dragone. También en Banderaló y Charlone, siempre a beneficio.
El adiós llega en 1996, junto la segunda guardia, los continuadores: Gonzalo Lamas, Seba Azcona, Francisco Brozzi y Diego Urcola. El plomo, el que estuvo siempre con el grupo, subió a cantar “Canción de despedida”. Se llamaba Antonio “Negro” Farías. Unos meses después muere en un luctuoso accidente en cercanías de San Andrés de Giles.