Llevó a su casa de Laprida al 1600 a la madre de sus hijos: allí la mató mediante una maniobra de asfixia y la metió en el vehículo, en el que fue a buscar a su familia hasta Lincoln. Al otro día, la enterró en la obra en construcción.
A partir de tres testimonios brindados el miércoles, pudo concluirse con más de 15 días de operativos y búsqueda. Fue clave que ellos aportaran los datos que sabían sobre el hecho aberrante que había protagonizado Sandro González, de 40 años, un sujeto que ahora deberá afrontar no sólo su responsabilidad por la muerte de Rosa Fernández, su expareja y madre de tres hijos, sino también otras causas preexistentes por abuso sexual, amenazas y lesiones.
Según está previsto, a las 13 prestará declaración indagatoria ante el fiscal Esteban Pedernera, que pedirá su detención efectiva. Mientras, aguarda alojado en una dependencia policial de la región.
La escabrosa historia comenzó a desentrañarse en los últimos días, tras muchas jornadas de búsquedas por lugares lejanos a lo que había sido el destino de Rosa. Y fue por la confesión de tres personas (serían la actual pareja y dos amigos de González) que repitieron lo que él les había confiado.
La Justicia pudo reconstruir entonces cómo fueron los hechos que mantuvieron en vila a la comunidad desde el 26 de julio. Ese domingo, González llevó en su vehículo a su expareja y madre de tres hijos, pasó por donde se lo vio por las cámaras pero ahora el fiscal remarca que “no se vio bajar a Rosa”, y la llevó hasta su nuevo domicilio, en Laprida al 1600, donde vive con una nueva pareja e hijos.
Allí, se produjo una discusión por dinero, originada en el condicionamiento de que González le decía que luego no habría futuras ayudas. Ante los reclamos de Rosa, la tomó por detrás y la asfixió con el codo, según determinó la autopsia practicada. “No está golpeada, no tiene heridas punzantes… solo usó las manos y abrazada desde atrás y asfixiada por maniobra mecánica”, confirmó el fiscal Esteban Pedernera.
Esto sucedió alrededor de las 19 del domingo 26 de julio: metió el cuerpo en el baúl del auto y se dirigió a buscar a su familia hasta Lincoln. Al otro día, se fue a la obra en construcción ubicada en Siria, entre Pringles y Necochea, donde cavó un pozo bien ubicado y la enterró.
Para eso, ingreso “de culata” el vehículo al garaje de esa casa para poder sacar el cuerpo sin ser percibido por unos durleros que trabajaban en la parte superior.
“Tiene una superioridad física muy grande respecto a Rosa, viene de ser leñador en tierras santiagueñas y todos daban cuenta de la ligereza y capacidad que tenía con la pala. Hizo todo en poco tiempo y solo”, dijo Pedernera.
SIN RASTROS
Además, respondiendo a cuestionamientos realizados, el fiscal señaló que “en la casa de él no se encontró nada porque no hubo una escena violenta, con roturas, fluidos o sangre que hayan quedado”.
Las inspecciones también llevaron al personal policial a la obra de calle Siria. “Habíamos estado en la obra, se había cavado, pero la sorpresa de ayer fue la profundidad y la ingeniería con que había realizado el pozo, de más de un metro y conducía desde un muro divisorio hacia adentro, debajo de una parrilla. Arriba había una montaña de escombros consolidados que tampoco permitía analizar el terreno como removido”.
Sólo con los datos concretos aportados por tres testigos, se pudo llegar con exactitud y muy rápidamente, al cuerpo de Rosa. El trabajo fue aportado por personal de Obras Sanitarias municipales.
“Respecto de los testigos, prefiero guardar la identidad pero puedo decir que fueron tres testimonios contundentes y valientes que permitieron desentrañar todo en cuestión de minutos”, señaló Pedernera.
A JUICIO
A las 13 será la declaración indagatoria de Sandro González y de inmediato, el fiscal solicitará la detención efectiva. El lado positivo fue que el tiempo transcurrido permitió conseguir toda la prueba posible, es muy poco lo que puede restar. Estoy obligado a pedir un examen mental, tendríamos que hacer algunos cotejos de ADN, así que en un plazo de 30 días podríamos estar elevando la causa a juicio”, adelantó Pedernera.
TERRIBLES ANTECEDENTES
Por otra parte, ayer se conoció que Sandro González tiene pendientes causas con la justicia. En la Fiscalía de la doctora Paola Luján se le sigue un proceso por “lesiones leves calificadas agravadas por el vínculo y abuso sexual calificado agravado por el vínculo por guarda y convivencia reiterados y amenazas en concurso real”, en que la víctima sería una menor de 14 años. La denuncia data del 2018.
Además, trascendió que el sujeto también tiene pendiente otra causa por los golpes que le había dado a uno de sus hijos, de 5 años.
EL HERMANO
La historia de violencia en la familia González ya había tenido un primer acusado: su hermano Andrés, el 29 de diciembre de 2004, mató a su expareja delante de sus hijos.
Ese día, alrededor de las 22, en una vivienda ubicada en Comandante Seguí 472, utilizando un cuchillo de 12 cm de hoja, González propinó tres puntazos a su ex pareja, Mónica Alessio, produciéndole una perforación cardíaco-pulmonar que le ocasionó la muerte. El asesinato se produjo delante de tres de los cinco hijos menores de edad de la pareja. (Semanario)