En los últimos tiempos se ha hablado mucho de la aplicación de agroquímicos en zonas periurbanas. Es un tema que despierta opiniones encontradas y desata todo tipo de polémicas. Sin embargo, para Martín Videla Dorna -presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos de General Villegas- la problemática debe ser abordada desde una mirada más integral. No se trata solamente de una cuestión de distancias, sino de un auténtico ordenamiento territorial.
El ordenamiento territorial es un tema Estatal, un tema que tiene que estar en manos del Estado nacional, provincial y municipal. En estos últimos días hemos estado hablando del tema solamente en relación a la aplicación de agroquímicos en zona periurbana. Pero el tema es mucho más amplio: la planificación urbana es un tema que debe tener en cuenta el Estado en los tres niveles para ordenar la forma de vivir de los ciudadanos.
Esto hace a los lugares donde se puede construir, la altura, el tema de las inundaciones, el tema de los espacios públicos, prever dónde se van a dejar plazas, calles, servicios. Todo eso lo tiene que marcar el Estado y con mucho tiempo de anticipación al crecimiento de una ciudad. No se puede ir emparchando, comprando una chacra y haciendo un barrio sin prever nada. Eso es lo básico del ordenamiento.
A partir de ese ordenamiento hay que marcar la zona urbana, la intermedia que sería la periurbana y dónde comienza la zona rural. No cabe duda que en esa zona periurbana la gente que vive en esa franja tiene un contacto directo con determinadas técnicas y productos que los pueden perjudicar. Ahí hay que fijar ciertas pautas para trabajar.
En esas franjas hay que trabajar con determinadas condiciones, ponerle límites a determinados productos en el caso de los químicos y hay que ponerle límite a algunos cultivos, por ejemplo los que son susceptibles de incendio. No es solamente un tema de químicos. Cuando se habla de la peligrosidad de esa franja con respecto a la gente que vive allí hay que tener en cuenta otros temas que no solamente son químicos. En la provincia de Buenos Aires lamentablemente no tenemos una ley que lo regule y entonces se ha llegado a este desorden de que cada municipio hace su ordenanza con medidas y restricciones de lo más variadas.
¿Qué pasa con la agroecología?
Hay algunos temas que no son tan fáciles de aplicar y tampoco son extrapolables: no es lo mismo hablar de agroecología en un lugar donde llueven 900 milímetros que en un lugar donde llueven 400.
Nosotros acá no podríamos hacer una franja de horticultura porque no tenemos agua dulce para regar. Hace 4 meses que no llueve en Villegas, si alguien hubiese tenido una chacra de horticultura tendría que estar comprando agua. No todo es aplicable con la misma receta en todos lados. Hay que ver cuáles son las condiciones, cómo son los suelos, cómo está el tema urbano y aplicar la mejor receta posible.
Es cierto que hay soluciones para el tema horticultura: hay que hacer depósitos de agua de lluvia. En el norte de Córdoba se hace hidroponia en una zona donde llueve poco. Lo que hacen es juntar agua en grandes reservorios que están en el suelo, tapados con nylon. Como el uso de agua en el caso de hidroponia es muy bajo, el rendimiento es mucho mayor. Hay alternativas, el tema es que alguien tiene que orientarlo hacia allí al futuro productor y a lo mejor ayudarlo hasta económicamente a desarrollar esas tecnologías que no son baratas.
Hablar de agroecología es hablar de algo que está en experimentación. El costo de producción es alto y actualmente no podés darte el lujo de producir poco, cosa que está pasando porque los rindes en agroecología son más bajos. El uso de insumos es más bajo, es cierto; pero los números quedan al borde. Tarde o temprano se va a llegar a eso y también a la utilización de agroquímicos de origen orgánico -elaborados a partir de vegetales, algas, insectos-. Es posible que esos productos sean aceptados porque son de bajísima toxicidad para humanos, pero son cosas en experimentación.
Ponerse a hacer agroecología sería parte de una experimentación: estaríamos haciendo un experimento que puede salir bien o mal.
Debemos tratar de lograr lo más rápido posible la tecnología o la forma de trabajar con agroecología. El tema es que los tiempos en el campo no son cortos, y no podés experimentar porque si cometiste un error te llevó la campaña entera. Por eso ese tipo de experimentación lo tienen que hacer entidades públicas o privadas con respaldo. El INTA está trabajando fuerte en el tema porque es lo que se viene. Ya se creó a nivel nacional y provincial el área de Agroecología, y se están haciendo grupos de gente que está trabajando en eso. Hay cambios que a veces parecen imposibles, pero hay que tener paciencia y llegan.
¿Qué se puede hacer en la zona de exclusión de Villegas?
Hoy es difícil decir, para el caso de Villegas, qué hacer en esa franja. La única alternativa efectiva es hacer pasto, hacer rollos, alfalfas, hacer pasturas en donde puedas producir fardos que hoy son rentables. En nuestra zona se ha disminuido tanto la superficie de producción de pasturas que, cuando falta pasto, tener rollos o fardos es tener oro en polvo. Eso sí sabemos cómo hacerlo, cómo mantenerlo en el tiempo y es viable. Además, en la producción de pasturas se pueden evitar los agroquímicos.
La forestación es otra alternativa, pero hay un tema crítico en cuanto al cuidado de las plantas: no tenemos ese amor por las plantas que haría falta. Se necesita que la gente que está cerca las cuide y no las rompa. Hay todo un tema de educación, de cultura. Las plantas son una barrera para los vientos, dan sombra, son buenas para la tierra, para las variaciones de temperatura y producen oxígeno.
Lo que viene
Tenemos que seguir produciendo estos volúmenes de comida, pero tenemos que cambiar las formas de producir. Una nueva forma puede ser esa: utilizar métodos más proteccionistas, más ecológicos y con menos químicos. El camino es ese, lo que no tenemos es la receta. En cada lugar va a haber que aplicar recetas distintas. En Argentina tenemos un clima tan variable y una distribución de cultivos tan amplias que no se puede generalizar.
Hay muchos laboratorios que están trabajando en la baja de toxicidad y residualidad de los fitosanitarios porque quieren vender productos de bajo impacto ambiental y vendibles en el futuro. En este momento se está trabajando con un herbicida parecido al glifosato a base de algas marinas.
El camino es ese, no cabe duda. Pero lo que no hay que hacer es tirar soluciones ficticias. Son cosas que llevan su tiempo.
Martín Videla Dorna. Ingeniero Agrónomo, egresado de la UNS.
Administrador de Est. San Eduardo durante 7 años. Asesor técnico y prestador de servicios en el rubro pulverización terrestre hasta la actualidad.
Presidente del CIAV y vocal de la comisión de zona norte del Colegio de Ingenieros Agrónomos de la Pcia. de Bs As.