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jueves, diciembre 12, 2024
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Vanesa Irusta: «La prevención del suicidio es algo de lo que debemos hablar»

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Vanesa Irusta, Especialista en Psiquiatría, visitó ACTUALIDAD para hablar de Salud Mental. La idea en un principio era hablar de prevención del suicidio, teniendo en cuenta lo ocurrido días atrás en General Villegas, con dos intentos y un hecho concretado, pero el diálogo tuvo diferentes aristas, intensificadas por esta situación de pandemia que atravesó este 2020.

«Esto iba a atravesar nuestra salud mental de alguna manera a todos, a algunos quizás más que a otros, algunos tal vez lo sobrellevaron mejor y otros la habrán pasado más complicada. Pero es un año muy difícil y esta es una época que lo hace más complicado todavía», dijo la profesional.

El equipo de psiquiatras y psicólogos del Hospital municipal se reúne semanalmente, junto a una trabajadora social; «y detrás de todo esto están nuestras dos secretarias, que son las que reciben la demanda inicial de las personas. Nuestras reuniones eran todos los martes, de manera presencial, pero ahora en pandemia son vía Zoom porque somos varios. Trabajar interdisciplinariamente y en equipo es lo bueno. Nosotros particularmente trabajamos con situaciones muy complejas y a veces un solo profesional no es suficiente, porque son muchos los factores que convergen en la salud mental», comentó Irusta.

Actualidad: ¿Qué te llevó a ser especialista en psiquiatría?

Irusta: Es una pregunta que me han hecho muchas veces, especialmente en mi familia. Después entendieron que era lo que me gustaba. Durante la carrera de medicina nunca tuve bien claro qué especialidad quería, pero siempre tuve claro las que no. Y en la cursada de psiquiatría, que es bastante breve en la formación de grado, me despertó una curiosidad tan grande la (justamente) no salud mental de algunas personas, que me dejó como atrapada y empecé a formar la idea de ir por este lado. Ya después, mientras estaba cursando, pude elegir psiquiatría, terminar de darle forma y rendí para eso directamente. Después hice el curso superior. Es una formación larga.

A: ¿La gente le está dando otra prioridad a lo que le pasa interna y exteriormente?

I: Eso por un lado. Creo que también en la historia de la psiquiatría hay un lado oscuro respecto de que al psiquiatra van los locos. De hecho me sigue pasando que mis pacientes se muestren resistentes a venir y salen con otra mirada de lo que es esto. Nosotros no tenemos ningún diagnóstico de locura. Hay una variedad muy grande de patologías a trabajar. A veces la llegada es por la psicología, otras veces es por la urgencia, en ocasiones por la derivación de otros profesionales de la salud. Creo que también nos están teniendo más en cuenta a los psiquiatras en el hecho de derivar un paciente a tiempo, porque a veces cuando llegan vienen dando vueltas con un tema que tal vez se pudo haber trabajado más tempranamente.

A: Está la derivación de pacientes, el que se acerca a pedir ayuda voluntariamente y el que detecta que alguien necesita ayuda, pero no quiere que lo ayuden. ¿Cómo se hace en ese caso?

I: Esos pacientes son más complicados, porque si ya alguien es resistente, si no se acerca con una expectativa, si le cuesta reconocer que necesita ayuda, hay que darle un tiempo diferente y tratar de ganarnos la confianza. No dejamos de ser dos personas a las que nos separa un escritorio. Obviamente hay que ir más lento, respetar esos tiempos, siempre y cuando no nos demos cuenta de que hay un riesgo y tengamos que intervenir de otra manera, más brusca y sin su voluntad. Llevan más tiempo, pero se pueden trabajar.

A: Estamos llegando a fin de año con un 2020 muy particular, pero además se aproximan las Fiestas. Todo genera un peso emocional. ¿Existen tips para llegar equilibrados por lo menos?

I: Reconozco que este año fue muy complicado, muy impuesto por lo que cada uno crea; y atravesarlo ya es un montón. Hay que ver si requiere de nuestra capacidad de afrontamiento de estas situaciones que nos desorganizaron, que cambiaron nuestros planes por completo, porque nadie tenía pensado un 2020 de esta manera. Es verdad que fin de año siempre conlleva una especie de balance, teniendo en cuenta lo que no hicimos, enfrentarnos con las limitaciones, con lo que no pudimos; y a veces procesar todo eso nos desborda. La gente se apura y el 31 es como si se terminara el mundo, pero al otro día es 1° de enero. Me parece que a veces, puede ser desde lo social o desde lo personal de cada uno, corremos una carrera innecesaria detrás de nosotros mismos. Nos ponemos bajo una presión que nos agota, nos desborda, nos desorganiza. Han crecido mucho, por ejemplo, las consultas de adolescentes, con la ansiedad muy elevada, dejan de dormir o duermen cambiando el ciclo sueño-vigilia, desorganizan su alimentación… Para los chicos también fue un montón adaptarse a estas situaciones. En cuanto a la salud mental, tenemos multicausalidad en los desbordes o las crisis, porque se suman muchas cosas. Lo que recomiendo es que seamos conscientes de qué capacidades y limitaciones tenemos. Somos sujetos de la falta, o sea que no vamos a se completos nunca. Obviamente tenemos que tener una buena alimentación, hacer ejercicio, la buena cantidad de horas de sueño, poder hablar de lo que nos pasa y nuestros sentimientos con alguien de nuestra confianza que nos escuche, la contención familiar, social, tener actividades placenteras, recreativas, todo eso hace a una buena salud mental. Por supuesto depende mucho de la persona, la historia de cada uno, con lo que venimos…

A: En este año tan especial tuvimos en una misma tarde, hace unos días, dos intentos de suicidio y un hecho concretado. ¿Qué nos está pasando? ¿Cómo podemos ayudar? ¿Qué podemos hacer desde la sociedad en su conjunto?

I: En sociedades tan chicas como la nuestra esto genera un impacto, atrae nuestra atención, nos hace reflexionar. Conozco muy superficialmente lo que le pasó con cada una de las personas. Desde Salud Mental estamos dando asistencia a la familia de la persona que concretó el suicidio; y a las otras dos que lo intentaron, que es lo que corresponde hacer. Muchas veces se juntan factores que desencadenan no sólo la idea, sino después el acto en sí. Hay que ver la particularidad de cada uno, pero siempre hay que mirar a qué estresores están sometidos. Hay gente que perdió el trabajo, otra que lo dobló o triplicó, también quien tuvo que hacerse cargo de sus hijos las 24 horas porque no tuvieron clases, hay gente que perdió familiares, amigos o un ser querido, alguien a quien quizás le diagnosticaron alguna patología, tal vez haya alguien que tenía pensado concretar algo desde lo académico y no pudo, quien no pudo ver a sus familiares y no puede con no tenerlos cerca. Hay mucho que a veces se junta y hace que ocurran estas tragedias. A veces hay ciertos factores de riesgo, más estos factores estresantes, que aumentan mucho más la probabilidad de que ocurran estas cosas. Está bueno que se tome este tema, porque es algo de lo que debemos hablar. Hay personas que no saben cómo pedir ayuda. En Salud Mental tenemos una línea de atención que está activa las 24 horas. Pueden llamar o enviar un mensaje, siempre hay un psiquiatra de guardia y algún psicólogo. La urgencia es lo más inmediato que atendemos.

A: ¿Cómo se deben informar los hechos de este tipo?

I: Hay que informar pero con ciertos cuidados, tratando de ser empáticos, porque detrás de alguien que intenta o concreta un suicidio hay familias que están sufriendo, que están desbordadas, impactadas y shokeadas. Entonces hay que tener respeto, pero hay que informar también, porque es algo que pasa. Quizás no al minuto, pero el hecho de que se de un espacio para esto es importante.

A: Algunos consideran que no se debería hablar, para no incentivar a otros que lo pueden estar pensando…

I: Esto es un mito. Lo que se recomienda para la prevención del suicidio justamente tiene que ver con hablarlo, porque hay personas que pueden estar escuchando y saben que hay una línea de atención, un equipo, que pueden acercarse, o algún familiar que puede percibir que alguien está dando señales. También hay otro mito: que el que se va a suicidar no avisa; o que el que avisa no lo va a hacer. No es así. A veces dan ciertas advertencias de que es una persona en riesgo y puede ser potencialmente peligroso.

A: ¿A qué señales debemos prestarles atención?

I: Se da mucho la desesperanza. Si una persona no tiene un proyecto, no tiene un sentido, hay que prestarle mucha atención. Si indagamos sobre alguien que tiene una idea negativa, pero te dice por ejemplo que quiere ver crecer a los nietos, ya por lo menos tiene algo que todavía lo liga a la vida, aunque por ahí no sabe cómo sobrellevar su día a día. Hay gente con duelos recientes o pérdidas (no sólo físicas, sino que puede ser un trabajo); las personas en soledad tienen otro riesgo; el no tener de dónde sacar dinero; y hay personas con una predisposición psiquiátrica o alguna otra patología que tienen otro riesgo.

A: Siempre le prestamos atención a nuestro organismo, a las señales que va dando, pero la salud mental es importante para seguir en marcha.

I: Seguro. Nosotros somos una unidad integrada. Nuestra cabeza y nuestro cuerpo están completamente fusionados. Muchas veces cuando aparecen síntomas en alguna parte de nuestro cuerpo tienen que ver con el reflejo de lo que nos está pasando en nuestro cerebro o en nuestra mente.

A: ¿A dónde se puede pedir ayudar?

I: Nuestra guardia de Salud Mental es un celular, el 03388 15417274. Puede estar Germán Beneitez, oriundo de Tres Algarrobos, que es jefe de servicio y es alguien muy accesible. Somos los únicos dos psiquiatras, que nos entendemos y nos llevamos muy bien. Quiero expresar un agradecimiento para él y para los cinco psicólogos que son parte del equipo. La verdad que en esta pandemia estuvimos trabajando siempre.

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