“Revisar las efemérides, no sólo trae recuerdos, sino que también nos ayuda a conocer que nos ha pasado como sociedad”.
Hay hechos, que a veces nos ocupan la lectura diaria del periódico y la escucha atenta de los noticieros televisivos o radiales, pero hay otros que ocurrieron hace tiempo ya, que es necesario rescatarla de los textos y diarios viejos, para revivirla y comprometernos, de alguna manera, con un pasado que nos define como nación.
Esta historia comenzó a gestarse en el primer decenio del siglo XX y muchos dirán: ¡Es algo muy remoto! ¿Qué nos puede influir en el presente? No ´sé si influir, pero sé que nos ayudará a comprender cómo se construyó o destruyó a la democracia en nuestro país.
Todo comenzó un 4 de agosto de 1.900, en Pergamino, cuando nace un niño…Sus padres, de esos italianos que vinieron en “el oleaje de la gran emigración” no imaginaban, siquiera, la importancia que ese niño tendría para la vida política del país. Lo bautizaron con el nombre de Arturo Umberto (sí, así sin h inicial) Illia.
Arturo cursó la escuela primaria hasta cuarto grado en la Escuela Provincial N.º 18 y quinto y sexto grados en la Escuela Normal Mixta de esa ciudad. Los estudios secundarios los realizó en Buenos Aires, en el Colegio Salesiano Pío IX, como pupilo. Con dieciocho años, comenzó a cursar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, ingresando como practicante en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad de La Plata y graduándose con el título de médico en el año 1927.
En 1928 tuvo una entrevista (la única en toda su vida) con el entonces presidente Hipólito Yrigoyen, a quien le ofreció sus servicios como médico. Yrigoyen le propuso trabajar como médico ferroviario en distintas localidades y Arturo Illia decidió radicarse en Cruz del Eje, Córdoba. Desempeñó su profesión en esa localidad desde 1929 hasta 1963, interrumpidos por los tres años (1940-1943) en que fue vicegobernador de Córdoba. Lo llamaban el Apóstol de los Pobres, por su dedicación a los enfermos sin recursos, viajando a caballo, en sulky, o a pié, para llevar medicamentos que él mismo compraba.
Hasta acá, esta historia se puede leer en los buscadores de internet, o en libros de historia…Pero lo que intento reflotar en nuestra memoria es que el 18 de enero de 1.983, este expresidente argentino, tantas veces burlado y ridiculizado por el poder desestabilizador del país, falleció en la localidad de Cruz del Eje (Córdoba), poco antes del retorno de la democracia. Sus restos fueron velados en una sede radical en la ciudad de Córdoba y posteriormente en el Salón Azul del Congreso de la Nación., pero, ésto no es todo…
Con el radicalismo dividido, Illia se convirtió en 1963 en la opción de Ricardo Balbín para competir en las elecciones presidenciales de julio de ese año, que, finalmente, ganó como candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). Sin embargo, Illia debió luchar desde el comienzo de su gobierno con la debilidad de origen de haber ganado las elecciones presidenciales con apenas el 25,15% de los votos
Pero, a veces, la historia, juzga tardíamente a los protagonistas de ella misma … Porque un golpe de Estado producido el 28 de junio de 1966, estando al frente de la •usurpación• del despacho presidencial, el general Julio Alsogaray y varios coroneles…
Cabe rescatar, de los registros históricos, un fragmento de la siguiente escena (relato de Alberto Fonticelli | Roberto Burad -Tours Históricos. Algo que en el colegio no nos contaron, ¿COMO FUE EL GOLPE DE ESTADO AL PRESIDENTE ARTURO ILLIA ? publicado el 12 de enero de 2018)
… “Alrededor de las cinco de la mañana del 28 de junio de 1966, irrumpen en su despacho el general Julio Alsogaray acompañado de varios coroneles.”
Mientras entraban los asaltantes, el presidente le firmaba una última foto a uno de sus colaboradores.
Alsogaray, acostumbrado a mandar y a que le obedecieran, insolentemente y sin saludar siquiera al Primer Mandatario le ordenó: “¡Deje eso!”, pero lo detuvieron a gritos los que acompañaban al presidente. Sin inmutarse, el presidente a punto de ser depuesto siguió en lo suyo:
–Illia: Espere, estoy atendiendo a un ciudadano (dirigiéndose al colaborador) ¿Cuál es su nombre amigo?
Colaborador: Miguel Ángel López,
–Illia: (al terminar de firmar la fotografía) Este muchacho es mucho más que usted, es un ciudadano digno y noble, ¿Qué es lo que quiere?
–Alsogaray: vengo a cumplir órdenes del Comandante en Jefe.
–Illia: El comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas soy yo; mi autoridad emana de esa Constitución que nosotros hemos cumplido y que usted ha jurado cumplir. A lo sumo usted es un general sublevado que engaña a sus soldados y se aprovecha de la juventud que no quiere ni siente esto.
–Alsogaray: En representación de las Fuerzas Armadas, vengo a pedirle que abandone este despacho.
–Illia: Usted no representa a las Fuerzas Armadas, sólo representa a un grupo de insurrectos. Usted, además, es un usurpador que se vale de la fuerza de los cañones y de los soldados de la Constitución para desatar la fuerza contra la misma Constitución, contra la ley, contra el pueblo. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos, que, como los bandidos, aparecen de madrugada.
Alsogaray cambió entonces de tono, pero para pasar a la amenaza:
-Alsogaray: Con el fin de evitar actos de violencia lo invito nuevamente a que haga abandono de la Casa.
-Illia: ¿De qué violencia me habla? La violencia la acaban de desatar ustedes en la República. Ustedes provocan la violencia, yo he predicado en todo el país la paz y la concordia entre los argentinos, he asegurado la libertad y ustedes no han querido hacerse eco de mi prédica. Ustedes no tienen nada que ver con el Ejército de San Martín y de Belgrano, le han causado muchos males a la patria y se los seguirán causando con estos actos.
El país les recriminará siempre esta usurpación y hasta dudo que sus propias conciencias puedan explicar lo hecho.
-Illia: ¡Yo hablo en nombre de la Patria, no estoy aquí para ocuparme de intereses personales, sino elegido por el pueblo para trabajar por él, por la grandeza del país y la defensa de la Ley y de la Constitución Nacional! ¡Ustedes se escudan cómodamente en la fuerza de los cañones! ¡Usted, general, es un cobarde, que mano a mano no sería capaz de ejecutar semejante atropello!… Con este proceder quitan ustedes a la juventud y al futuro de la República la paz, la legalidad, el bienestar” …
-Illia: ¡Mi bienestar personal no me interesa! ¡Me quedo trabajando aquí, en el lugar que me indican la Ley y mi deber! ¡Como Comandante en Jefe le ordeno que se retire!
-Alsogaray: ¡Recibo órdenes de las Fuerzas Armadas!
-Illia: ¡El único jefe Supremo de las Fuerzas Armadas soy yo! ¡Ustedes son insurrectos! ¡Retírense!
Los insurrectos se retiraron del despacho. Con ellos se fue el jefe de la Casa Militar, el brigadier Rodolfo Pío Otero que en todo momento actuó con ellos, y no en custodia del presidente, que es la función de ese cargo”…
Los golpistas bloquearon entonces el despacho presidencial, sin dejar entrar a nadie.
Finalmente, a las 6 de la mañana, irrumpió un grupo de militares, encabezados por Perlinger (pariente cercano de Alsogaray, que había pedido el retiro del Ejército días antes de asumir la presidencia Illia, disconforme con la elección de éste. Como militar retirado no podía asumir investidura alguna).
-Perlinger: ¡Doctor Illia, en nombre de las Fuerzas Armadas vengo a decirle que ha sido destituido!
-Illia: ¡Ya le he dicho que ustedes no representan a las Fuerzas Armadas! ¡A lo sumo constituyen una fracción levantada contra la Ley y la Constitución!
-Perlinger: Me rectifico…en nombre de las tropas que poseo.
-Illia: ¡Traiga esas fuerzas!
-Perlinger: ¡No lleguemos a eso!
-Illia: ¡Son ustedes los que llegan a usar la fuerza, no yo!
Y entonces llegó el desenlace:
… «Siendo las 7.25 horas, otra vez irrumpen en el salón varias personas y efectivos de la Guardia de Infantería de la Policía Federal, con armas en la mano, ubicándose en formación frente a la mesa de trabajo del señor Presidente.
-Illia: Yo sé que su conciencia le va a reprochar lo que está haciendo (Dirigiéndose a la tropa policial). A muchos de ustedes les dará vergüenza cumplir las órdenes que les imparten estos indignos, que ni siquiera son sus jefes. Algún día tendrán que contar a sus hijos estos momentos. Sentirán vergüenza. Ahora, como en la otra tiranía, cuando nos venían a buscar a nuestras casas también de madrugada, se da el mismo argumento de entonces para cometer aquellos atropellos: ¡cumplimos órdenes!” …
… «El presidente, rodeado por sus colaboradores y amigos, va avanzando hacia la puerta principal del despacho, mientras los efectivos policiales ocupan el salón mediante el empleo de la violencia» …
Arturo Illia, 10 años después, caminaba tranquilo por la calle, viajaba en colectivos y en subte…
Illia, en sus últimos años ,que había renunciado a su jubilación de presidente ,se mantuvo relativamente alejado de la función política, regresó a Cruz del Eje, donde retomó el ejercicio de la medicina.
Algunas fuentes sostienen que en los últimos años de su vida cayó en la pobreza y carecía de propiedades. Otras fuentes señalan, sin mayores precisiones, que trabajó como empleado en una panadería, otras, en cambio, señalan que simplemente atendió la panadería de un amigo y que utilizaba un espacio del local como consultorio médico para poder atender a sus fieles pacientes.
… “Que la historia y la conciencia de los hombres, sean los jueces…”
Fuentes:
• Alberto Fonticelli | Roberto Burad -Tours Históricos. Algo que en el colegio no nos contaron, ¿COMO FUE EL GOLPE DE ESTADO AL PRESIDENTE ARTURO ILLIA?
• Gustavo Ybarra. 2008. La Nación, Bs. As., ILLIA, MÉDICO DE LOS POBRES Y HOMBRE DE LA DEMOCRACIA.
(*) Laura Mónica Saisán es villeguense, profesora de Enseñanza Primaria y Especialista en Investigaciones Educativas. Apasionada lectora de historia, tanto de nuestra región como de la construcción de la Argentina como nación libre e independiente, ha realizado capacitaciones y cursos para acrecentar sus conocimientos en el área.