El día 26 de marzo el diario Actualidad publicó una nota de opinión de la concejala Romina Domínguez Carbalho titulada: «Educar o adoctrinar, los peligros de un gobierno populista». En estos días tan sensibles en que conmemoramos circunstancias de nuestra historia, que dejaron profundas heridas, es pertinente que podamos reflexionar sobre algunos de los conceptos vertidos, con la intención de profundizar y analizar supuestos que en muchas ocasiones se naturalizan y se adoptan sin que pasen por el tamiz de una discusión seria y fundada.
En primer término, en la nota, se hace alusión a LA HISTORIA (…) «la historia fue lo que fue», así lo expresa. Sin embargo, y en ésto podemos coincidir, en LA HISTORIA pasada hay hechos y hay relatos de los hechos. A los hechos los conocemos a través de esos relatos que provienen de sujetos atravesados por experiencias, ideologías, intencionalidades, puntos de vista…en cualquier caso, siempre subjetivas. No hay UNA historia, no hay UNA verdad, hay interpretaciones de un mismo hecho, que pueden incluso hasta ser contrapuestas. El asunto es QUIÉN cuenta, desde qué lugar, con qué interés, de qué medios dispone para imponer su mirada. Por otra parte hay que considerar; cuáles son las historias que quedan invisibilizadas, cuáles no tienen a nadie que las escriba, cuántas son silenciadas, cuáles no son redituables, cuáles son incómodas.
Sin embargo hay determinados hechos que, independientemente de quién los cuente, han sido comprobados y han recibido sentencia judicial. Porque para nuestras leyes; la tortura, la desaparición de personas, el robo de bebés, es delito. En nuestro país hay una postura clara al respecto; dijimos NUNCA MÁS y esa declaración y la valentía de realizar los juicios contra los principales responsables, fue hecha a poco de asumir un gobierno democrático, el del Dr. Alfonsín. La mayoría de los y las Argentinos/as estuvimos y estamos de acuerdo.
En la nota se cita a Alejandro Finocchiaro, a quien se le adjudican éstas palabras; «la escuela no debe dar sentido a la lectura, debe enseñar a leer». Este concepto contradice años de investigación pedagógica y a nuestras leyes educativas. ¿De qué manera un alumno-a desarrolla un pensamiento crítico-reflexivo si a lo largo de su trayectoria educativa no se le permite desentrañar los múltiples significados que tienen las palabras, la forma en que se entrelazan, las connotaciones que se despliegan y la maravillosa posibilidad de jugar con ellas para expresar la propia voz?
Cada docente que habita nuestras aulas tiene posicionamientos, puntos de vista y representaciones, producto de elecciones realizadas a lo largo de su vida y de su formación. Sus estrategias didácticas, su manera de evaluar, las concepciones que tiene acerca de sus alumnas y alumnos, la elección y el desarrollo que hace de los contenidos, están atravesados por esas concepciones. Es parte de su tarea cotidiana y de su responsabilidad ética y profesional, confrontar esas concepciones con los ejes enmarcados en las leyes que orientan las políticas educativas. La escuela es un espacio de tensiones y debates que nos preparan para habitar un mundo complejo. Y que eso sea posible es necesario y profundamente democrático. Las puertas de las instituciones escolares siempre están abiertas a la comunidad educativa, sus equipos directivos y sus docentes dispuestos a escuchar inquietudes e informar cuál es la normativa vigente y contribuir a su interpretación, a explicitar el proyecto institucional de su escuela, y en qué basan los numerosos proyectos que desarrollan.
Por otra parte, los diseños curriculares van cambiando, se reformulan siguiendo el avance de las investigaciones pedagógicas y la pertinencia de los contenidos y, siempre, son sometidos a análisis, reflexiones y discusiones donde diferentes sectores están representados. En todo caso, el diseño de políticas públicas o las definiciones de política pedagógica, intentan poner el acento en determinados ejes, en ampliar o profundizar determinados aspectos EN EL MARCO DE UNA LEY; LEN 26.206 y la Ley Pcial 13.688.
En la nota se cita un documento emanado de la DGCYE denominado SOBERANÍA, MEMORIA Y DEMOCRACIA, según la concejal el documento adoctrina y se invita a los docentes a realizar actividades que eludan estos ejes.
El documento en cuestión, en uno de sus párrafos dice: «problematizar la enseñanza, cuando nos referimos a Memoria, Soberanía y Democracia en todas las escuelas de la provincia dentro de las conmemoraciones señaladas; pero también en todas las efemérides del calendario oficial pensadas como hilos conductores que nos invitan a reflexionar sobre el pasado en diálogo con el presente».
En otro párrafo expresa claramente cuál es la importancia de fortalecer estos ejes y por qué la escuela los debe problematizar:
«Consideramos que para la educación bonaerense resulta de vital importancia que, en todas sus escuelas y en todo el territorio provincial se promueva afianzar la formación de ciudadanos críticos capaces de ejercitar la memoria colectiva. La política educativa bonaerense tiene, entre sus objetivos primordiales, el respeto por los derechos humanos, la defensa de los valores democráticos, la reafirmación de la soberanía nacional y el fortalecimiento de la identidad nacional y provincial en un marco más amplio que incluye la dimensión latinoamericana. Es necesario que lo prescripto por la normativa se refleje en las prácticas escolares y en los procesos de enseñanza de los y las docentes».
PROBLEMATIZAR es un concepto que usamos queriendo significar; poner en tensión, debatir, analizar, dar lugar a las voces negadas, silenciadas, invisibles, esas voces que no tuvieron a nadie que cuente su historia. Por ejemplo:
Las voces de los afrodescendientes, que murieron en las guerras por la independencia.
Las voces de las mujeres de todos los tiempos, mil veces silenciada con sangre.
Las voces de los Atacama, Ava Guaraní, Aymara, Chané, Charrúa, Chorote, Chulupi, Comechingón, Diaguita-Calchaquí, Guaraní, Huarpe, Kolla, Lule, Maimará, Mapuche, Mbyá Guaraní, Mocoví, Omaguaca, Ona, Pampa, Pilagá, Quechua, Rankulche, Sanavirón, Tapiete, Tehuelche, Toba (Qom), Tonocote, Tupí Guaraní, Vilela… nuestros pueblos originarios, a quienes se despojó de la tierra y de toda posibilidad futura de desarrollo y respeto.
Las voces de 30.000 argentinos, desaparecidos bajo el imperio de un gobierno que no fue elegido por el pueblo y cuyos relatos jamás escucharemos.
Las de los combatientes de Malvinas, HÉROES a quienes nadie preparó para una guerra, jóvenes que no pudieron decidir y a quienes durante años se los intentó ocultar.
Miles de hombres y mujeres inmigrantes que no pudieron nunca acceder a la propiedad de la tierra que trabajaron.
Esto es problematizar la historia. Correr los velos, desentrañar qué se cuenta, quién lo hace y desde qué lugar. De eso se trata fortalecer la identidad, dar lugar a otros relatos, a otras miradas, las que conviven a lo largo y ancho de toda la provincia, desde siempre.
El documento no hace otra cosa que poner en foco la importancia de defender la soberanía, la memoria, y la democracia como ejes irrenunciables, como lo dice la normativa citada minuciosamente, ejes que forman parte de un acuerdo social al que adherimos la mayoría de los argentinos, que constan en la Constitución Nacional y que desde 1983 decidimos defender.
Enlace al documento SOBERANÍA, MEMORIA Y DEMOCRACIA:
Jefatura de Inspección Distrital
Cuerpo de Consejeros Escolares
Adhiere SUTEBA Villegas