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miércoles, diciembre 11, 2024
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Alejandro O´Kif, un artista para observar con lupa | Por Celina Fábregues*

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Alejandro O’Kif conoció la ilustración como un juego desde chico, porque su papá era ilustrador. Fue su medio natural, el espacio de mar en calma donde poder nadar tranquilamente sin ser golpeado por las olas.

Como algunos niños cantan, actúan, hacen cuentas, juegan a vender en un comercio, cocinan o patean una pelota, Alejandro entendió que sus manos eran la extensión perfecta de todo lo que su cabeza se animaba a pensar.

Y como suele pasar cuando algún sentido se desarrolla superlativamente, todo lo que no se podía expresar en palabras, brotaba sin esfuerzo en un par de trazos.

Después, todo fue cuestión de andar el camino. El dibujo y la pintura es para O´Kif  un vehículo de expresión, no sólo una herramienta. Sus manos canalizan su espíritu y transforman las cosas a partir de sus movimientos y le infunden carácter a lo que crean.

Las manos no son únicamente una parte del cuerpo, sino una prolongación de la mente que se funde con la obra. El trazo del artista lo caracteriza, lo define, lo delata en los mínimos e ínfimos detalles. Es el gesto creador, único e inigualable en cada persona.

Alejandro O´Kif (O´Keefe, en realidad, un irlandés de pura cepa), es rosarino, pero como muchos de nosotros, recaló en Buenos Aires, donde comenzó a trabajar a principios de los ´80, en distintas editoriales.

Con Ana Méndez y Paco Gómez

El artista tiene una relación especial con General Villegas, donde dice que se siente local. Hace muchos años llegó a nuestra ciudad para un Puig en Acción y ahí fue cuando, en el edificio cerrado del Museo de Bellas Artes en aquella época, descubrió guardados entre otras cosas, los originales de la obra «La Guerra al Malón» de Carlos Alonso.

«Toda una generación queríamos dibujar y pintar como Alonso», dice Alejandro, porque «es un parámetro para medir una serie de cosas, no solamente en cuanto a la técnica y el dibujo, sino lo que Alonso siempre quiso decir.»

La administración de la fe

El 15 de junio, el Museo Carlos Alonso inauguró la muestra «La administración de la fe», un espacio que para O’Kif es «sumamente significativo.»

Además de su vínculo especial a partir de la obra de Alonso, el artista anduvo por aquí navengando mares y corriendo entre caníbales con Valentín, saga de cuentos para niños escritos por Ana Méndez y su hijo, Paco Gómez, que dice haber tenido «el privilegio de poder ilustrar».

Sin embargo, las ilustraciones que integran la colección «La administración de la fe», no muestran el lado que O´Kif define como el «más amigable o más edulcorado de lo que uno opina de determinadas cosas», que es su trabajo como ilustrador de libros infantiles.

La muestra La administración de la fe es un costado «un poquito más crudo en el que estoy mostrándome desde otro lugar y dando una opinión acerca de algo tan importante y tan personal como la fe, pero que al fin y al cabo, es mi opinión.»

¿Qué es la fe, cuánta fe existe? ¿Cuánto hay de dogma? La fe es una cuestión personal, intangible. La fe no es lo mismo que la esperanza. Es algo muy íntimo.

En esta muestra, «la religión es una excusa, porque la fe abarca mucho más que eso», asegura O´Kif. Lo que surgió como planteo fue «por qué algo tan personal y tan privativo, tiene que estar administrado por otro que puede ser igual, peor o mejor que yo.» Y aparecen un montón de preguntas. ¿Eso está bien, está mal, se puede, no se puede? Las respuestas del artista están plasmadas en los trazos de cada ilustración.

Una a una, las imágenes que emergen de los dibujos, cuestionan, generan emociones, provocan reacciones y despiertan en cada espectador, diferentes preguntas y distintas respuestas, porque la mirada del que observa, también es absolutamente personal.

Con alumnos de escuelas secundarias en el Museo Carlos Alonso

«Cuando inauguramos la muestra y después de charlas con chicos de colegios secundarios, me encontré con un montón de preguntas que ni siquiera yo me había hecho y fui encontrando sentido a un montón de cosas que tampoco me había planteado y, sin embargo, están ahí», dice Alejandro, porque desde su lugar de hacedor, cuando «se desracionaliza un poco las cosas, se pone a jugar.»

Entre las palabras que se escuchan del otro lado de la línea telefónica, O´Kif habla de una especie de sensación extraña que lo atrapa mientras juega con la pintura, con las líneas, con manchas que aparecen y desaparecen. Con pensamientos que se modifican en medio de la creación y terminan exorcizados, mutados, transformados y vivos.

Muy particularmente para mí, sus dibujos exploran distintos lugares en los que se pueden encontrar varias cosas. Son obras que, como decía mi abuelo Rodolfo, hay que mirar con lupa. Son como dibujos dentro del dibujo, que nos obliga a ahondar en los detalles.

Según el dibujante, que otro pueda ver eso que el artista esconde o modifica entre su obra «es genial» y «tiene que ver con algo que trato de poner» porque «no sabemos leer imágenes, no nos enseñaron a hacerlo y está bueno que eso pase, porque es una manera de empezar.»

Como parte de este aprendizaje de lectura de estampas, de observación profunda, el tiempo actúa como modificador, como moldeador. Y como Heráclito, cuando puntualizó que nadie se baña dos veces en el mismo río, ninguno encuentra lo mismo en una imagen, cuando se la vuelve a mirar. Porque hay tantas lecturas como interpretaciones que fluyen a través del tiempo, que lo cambia todo en su profundidad.

O´Kif asegura que con esta muestra, que permanecerá abierta en el Museo Carlos Alonso, hasta el 17 de julio, «pasa lo mismo», porque «no es para ir a verla el día que inaugura y se terminó. Lo interesante es que la gente vuelva, mire, se replantee cosas.»

Los cambios también tienen que ver con la evolución personal de cada uno. Un camino, un trayecto en la vida, que va modificando nuestro nuestro punto de vista, no sólo como observadores, sino también como creadores.

Probablemente O´Kif no hubiera realizado este trabajo en otro momento, porque pareciera estar destinado a éste. Desde que comenzó a estudiar en la universidad, ha trabajado en proyectos similares, pero «la vida te lleva de un lado para el otro» y además, porque el trabajo «con que gano el pan, es la ilustración gráfica».

Hay otras series de dibujos dando vueltas por su estudio, que dan su opinión sobre otras cuestiones que «se plantearán en algún determinado momento» y probablemente haya retoques y resignificación, porque «en cada tiempo se tiene una visión diferente hasta de las mismas cosas, eso puede ir cambiando y puede ir evolucionando.»

Alejandro dice que le ha volcado tanto trabajo a su arte, que eso le ha impedido desarrollar otros aspectos de la comunicación, pero si lo puede explicar con dibujos es «sencillo y fácil», porque va un poco más allá de la disciplina artística, «para mí es una herramienta de comunicación y me ha dado mucho resultado.»

«El dibujo siempre empieza en la cabeza. Después hay un proceso que va desde la cabeza a la mano, que a veces en más directo, otras veces tiene volteretas, idas y vueltas; pero el ejercicio y la disciplina y el hacerlo todos los días, hace que se convierta en un acceso bastante directo, en un camino bastante corto, pero lleva tiempo», explica.

O´Kif puede crear mundos. Inventar caos y derramar luz. Puede hacer mares, historias de cuentos e historietas. Caminó los pasillos de La Urraca y forma parte de una generación que ilustró la nueva era democrática en la Argentina y que siempre ha tenido mucho para decir a través de sus creaciones.

Como dice Henri Focillon (Elogio de la mano, 1934), las manos están “dotadas de un genio enérgico y libre, de una fisonomía – rostros sin ojos y sin voz, pero que ven y que hablan”. Imagino las manos de este irlandés de Rosario, un poco porteño y mudado a Luján, como parte de la cebolla que es un artista cuando crea. Va quitando capas. Decapa. Una y otra vez. Hasta que por fin, encuentra su propia obra.

Alejandro O´Kif dibuja, ilustra y pinta los sueños del pensamiento. Su muestra «La administración de la fe» es la opinión simbólica de un hombre que revela, por encima de las preguntas y de las respuestas que provoca, el genio del artista y el gen del que está hecho.

 

*Celina Fabregues es periodista. Conduce Cuidarte Más por FM Villegas, los sábados de 9,30 a 12 horas, programa que se repite a las 19 del mismo día.

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