Muchas veces se cree que los amores a distancia no existen o son efímeros. Ese no es el caso de Mariela Goedelmann, una villeguense que, a pesar de llevar 13 años en Colombia, sigue sintiendo una pasión inigualable por la ciudad que la vio nacer.
«GPS, villeguenses por el mundo», conducido por Esteban Mutuberría, nos trae consigo otra hermosa historia de vida, llena de esfuerzo y coraje.
Sus primeros pasos
Egresada en el Colegio María Inmaculada en 1993, Mariela estudió Licenciatura en Sistemas en una facultad de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Previo a recibirse, comenzó a trabajar en una empresa americana, donde se mantuvo por 9 años.
La villeguense se casó a los 28 años y, un mes antes de quedar embarazada renunció a la empresa para trabajar en una consultora.
Pero la idea inicial de emigrar surgió cuando a su esposo, que trabajaba en PetroAndina, le ofrecieron la posibilidad de trabajar en Colombia por tener una adjudicación de tierras en este país. El proyecto de la empresa consistía en buscar petróleo en suelo colombiano durante un año, pero en caso de no lograrlo pegar la vuelta para Argentina.
Sin pensarlo mucho, aceptaron la propuesta en diciembre de 2009 y empezaron a ver lugares para vivir en tierras cafeteras. «Cuando volvimos, me enteré que estaba embarazada de nuevo y tomamos la decisión definitiva de emigrar, fue una locura», dijo.
Arribo a Colombia y sensaciones del país
Su aterrizaje en el país fue en Bogotá, ciudad en la que se mantuvieron en un principio y hasta la actualidad. «Mi iniciativa era una salida al exterior corta, de uno o dos años, no pensamos que íbamos a perdurar tanto tiempo», indicó.
Sin embargo, cuando llegaron a Colombia se encontraron con un país todavía atravesado y afectado por tiempos de reformas políticas: «Más allá de que cada familia tiene su historia triste para contar, es un lugar muy alegre, de mucho color y música».
Y añadió: «Nos han recibido muy bien, una tiene que estar agradecida por el país que le ha brindado semejante posibilidad».
Por otra parte, la villeguense comentó que no les costó el proceso de adaptación, más allá de las tantas diferencias que existen entre Argentina y Colombia: «Hay varias cuestiones distintas, la forma de pensar, el trato hacia la persona o la gastronomía, aunque este último aspecto no es tan complicado porque seguimos comiendo varias comidas argentinas».
Vida laboral
Pese a haberse recibido en Licenciatura en Sistemas nunca ha retomado su profesión, ya que siempre ha hecho trabajos sociales en fundaciones y proyectos.
Su ocupación actual consta de estar cerca de la gente y, siempre y cuando se pueda, lograr ayudar. «Es algo que me encanta, porque una puede ver otras necesidades y realidades, más que ayudar a ellos, una se ayuda a sí misma», expresó.
Por ejemplo, manifestó que actualmente está realizando un proyecto llamado «Fundación Gerónimo», donde tratan de llevar recreación a las clínicas y estar con niños que sufren cáncer.
Otro de los proyectos habituales se basa en festejar Navidad con chicos en diciembre: «Les llevamos regalos y compartimos tiempo con ellos, es hermoso».
Planes para el futuro
«Definido no tenemos nada, pero siempre pensamos en volver independientemente de cómo se encuentre el país», dijo al ser consultada sobre un posible retorno. Al margen de que siempre tienen en mente pegar la vuelta, aseguró que están muy agradecidos con Colombia.
Asimismo, afirmó que Argentina continua siendo su lugar en el mundo. Esto se debe en gran medida a que quiere estar cerca de su familia, la cual «nunca se va a poder reemplazar».
¿Cómo es Bogotá?
Bogotá es la capital de Colombia y tiene una población de unos 8 millones de habitantes. Si bien Colombia cuenta con altas temperaturas durante todo el año, en Bogotá (que está a 2.600 metros de altura) generalmente oscila entre los 16 y los 20 grados, un clima templado. «Es una ciudad que tiene mucho verde, una vegetación increíble y temporadas de muchas lluvias, hay una belleza natural que no deja de sorprender», definió Mariela.
¿En algún momento se arrepintió de su decisión?
La villeguense aseguró que nunca pensó en regresar definitivamente, más allá de que siempre se plantean mutuamente volver a Argentina. «Obviamente hay situaciones puntuales en donde una quiere estar en Argentina, como cumpleaños o eventos particulares», agregó.
Agradecidos con Colombia por la posibilidad brindada, indicó: «Por suerte nunca hemos pasado por la situación de no dar más, siempre estamos muy orgullosos de nuestra decisión».
¿Qué es lo que más extraña de General Villegas?
«La familia y los amigos», expresó sin dudar. También dijo: «Soy una agradecida por las personas con las que me he cruzado en mi vida, desde chiquita hasta el día de hoy, Dios me ha puesto gente en el camino de las cuales sigo aprendiendo».
Por otra parte, contó que cuando le preguntan de dónde es, ella responde «de General Villegas», algo que nunca cambió en su vida: «Me sigo sintiendo villeguense a pesar de tantos años afuera».
Asimismo, comentó que también echa de menos los asados de su padre. «El asado acá (en Colombia) no es el mismo, porque no se consigue la misma calidad de carne, pero todo el mundo lo cocina, más allá de las diferencias que existan con nuestro país».
¿Cómo ven a los argentinos en Colombia?
Si bien un porcentaje de colombianos considera a los argentinos como arrogantes y fanfarrones, Mariela no se animó a afirmarlo por el cariño que le tiene al suelo cafetero.
Sin embargo, comentó que la gran mayoría de colombianos apoyaban a Argentina en el último Mundial de Fútbol, por el amor que se tiene por Messi.
«Yo no puedo decir que no nos quieren, porque no lo siento y, más allá de todo, creo que existe un afecto muy grande por nuestro país», subrayó.
Anécdotas
Su recuerdo más lindo y latente fue el viaje realizado junto a su familia y la de su esposo a Cartagena: «Fue algo hermoso que agradezco mucho».
La visita de sus hermanas a Colombia es algo que también recuerda con mucha nostalgia: «Fue muy lindo, son cosas que llenan mucho y fortalecen positivamente durante la estadía».
A pesar de estos viajes junto a seres queridos, no todo fue color de rosas, ya que le tocó vivir a la distancia la enfermedad y posterior fallecimiento de su suegro: «Se hizo y hace muy complicado de sobrellevar, cuesta mucho superarlo».
En referencia a la pandemia de Covid-19, contó que, más allá de las complicaciones epidemiológicas, los unió como familia: «Yo estaba feliz de tener a mis hijas en casa, andábamos en bicicleta, hacíamos juegos de mesa, nos conectábamos por Zoom con la familia en los cumpleaños, poníamos música y bailábamos, disfrutaba mucho a pesar de todo».
Una historia más de GPS. En el corazón de Colombia, en la mágica Bogotá. Allí también laten corazones villeguenses, de los tantos que andan por el mundo.