Los festejos relacionados a una celebración patria, – en nuestro caso tenemos dos, el primer grito de libertad (25 de mayo) y la independencia propiamente dicha (9 de julio) -; estaban asociados, tanto en pequeñas poblaciones como la nuestra, así como en las ciudades mas grandes, al acto de izar la bandera, una concentración de autoridades (para el test de antigüedad también llamadas «fuerzas vivas»), un chocolate para los mas chicos o para las escuelas, tedeum, vino de honor mas cerca del mediodía, desfile de escuelas, de emprendados, convocatoria de algún Regimiento Militar cercano también para desfilar y hacer marcar el paso a los que no acertaban «izquierda – derecha», «izquierda – derecha», «izquierda – derecha», palabras alusivas de algún docente y/o de alguna autoridad y para finalizar, a la tardecita y con un frío bárbaro (porque nuestras revoluciones se hicieron en invierno viste ?), acto de arriar el pabellón nacional.
A lo largo y a lo ancho del país, estas eran mas o menos las cosas que se hacían para conmemorar estas fechas históricas, podían agregarse funciones de cine gratuitas, muestras de destreza criolla, festivales de música y otras que haya olvidado y el lector pueda recordar.
Hace ya algún tiempo que la política ha comenzado a colonizar algunas fechas patrias y por ende sus celebraciones. Una de ellas ha sido el 25 de mayo, aniversario de nuestro primer grito de libertad como forma de desengancharnos de la corona española, agobiada en esa época, por las guerras en Europa.
Hace 50 años, el 25 de mayo, el gobierno elegido en los comicios del 11 de marzo de 1973, recibió la banda presidencial. Héctor J. Cámpora, fue ungido presidente, cuando la mayoría en realidad «votó» a Juan Domingo Perón proscripto durante casi 20 años (el slogan era Cámpora al gobierno, Perón al poder). Aunque meses después, a consecuencia de la «renuncia» de Cámpora, tuvo la chance de votarlo en forma directa en la fórmula Perón – Perón (Juan Domingo e Isabel Martínez de).
Pero volvamos al 25 de mayo de 1973, Cámpora asume como presidente en medio de un país convulsionado por el accionar de la guerrilla que a través de la Cámara Federal Penal, creada por el gobierno militar de Alejandro Agustín Lanusse, había juzgado y encarcelado a una gran cantidad de personas sorprendidas «in fraganti» (con arsenales en su poder, poniendo bombas, secuestrando y atentando contra las personas), tal como constaba en los archivos de los expedientes de la citada Cámara.
En los meses transcurridos desde las elecciones hasta la efectiva asunción de las nuevas autoridades, todo el arco político se pronunció a favor de una amnistía con diferentes alcances, en algunos casos indiscriminada y en otros con algunas limitaciones, siendo el punto de discusión principal durante todo ese tiempo. Lo cierto es que lo que debió ser una celebración (vuelta a la democracia luego de tres gobiernos militares y conmemoración del 25 de mayo), se convirtió en un desastre con enfrentamientos entre las distintas facciones del peronismo en el corredor entre la Plaza de los Dos Congresos y la Plaza de Mayo. Es importante destacar que los enfrentamientos internos del peronismo se repetían en cada acto multitudinario y no eran resueltos precisamente con palabras, sino con balas, bombas y violencia generalizada. El presidente Cámpora habló por aproximadamente tres horas, no se celebró el tedeum y las puertas de la Catedral fueron cerradas en medio de corridas y gases lacrimógenos, aunque los peor estaba por llegar.
En la noche del 25 de mayo, la gente (en realidad, los guerrilleros no encarcelados y los militantes), exigían a gritos la libertad de los presos en la cárcel de Devoto, cosa que se produjo efectivamente en las primeras horas del día siguiente. Después de conocerse ese hecho, comienzan a ser liberados los presos «políticos» (recordar que habían sido juzgados y condenados por la Cámara Federal Penal) de otras cárceles, aunque en semejante descontrol, también salían en libertad presos comunes, que cumplían condenas por diferentes delitos cometidos.
Mientras tanto en el Congreso, se trató la ley de Amnistía entre el 26 y el 27 de mayo, cuando los reclusos ya habían salido de las cárceles. Juntamente con la ley de Amnistía (en realidad eran dos leyes), se votó una ley adicional disolviendo la Cámara Federal Penal cuyos jueces integrantes fueron perseguidos, algunos asesinados y otros debieron salir del país.
Por otra parte, los presos liberados se reorganizaron y en los próximos años iniciarían una cantidad de atentados, homicidios y secuestros de empresarios que contribuirían severamente a la desestabilización del gobierno peronista, primero con el General y después, sin él; pero esa ya es otra historia…
Hace pocos días, el 25 de mayo, se festejaron los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner al poder, otra vez nublando el festejo de los 213 años de nuestro primer grito de libertad, donde se podía ver claramente a militantes de diferentes clases (los VIP con techo y el resto a la intemperie bajo la lluvia), aprobando unos y gritando otros, consignas del cenozoico inferior (patria si, colonia no; uff).
La pregunta que deberíamos hacernos es, si en algún lugar del país, además de pequeñas poblaciones donde seguramente eso ocurrió con las características mencionadas, se festejó verdaderamente la efemérides del 25 de Mayo de 1810.
*Omar Emin es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora con Actualidad en temas fiscales, laborales y económicos. También suele compartir sus opiniones y semblanzas sobre deportes, educación, historia, política y viajes, entre otros temas de interés.