Las turbinas de «GPS, villeguenses por el mundo» vuelven a encenderse para recorrer otra historia, otra aventura, otra cultura, bajo la conducción de Esteban Mutuberría.
El destino fue Santiago de Chile, donde vive Fabiola Altamirano, una valiente mujer que lleva más de dos décadas del otro lado de la cordillera.
Primeros pasos
El primer salto de Fabiola fue su viaje a Capital Federal, a los 18 años, previo a su emigración definitiva a otras tierras.
Por el famoso «Corralito» que afectó al país en 2001, la villeguense partió rumbo a Santiago de Chile y se asentó en suelo trasandino hasta el día de hoy. Ya pasaron 22 años.
La razón de su elección fue por los comentarios que llegaban sobre el buen momento económico de ese país, la tranquilidad que brinda y la facilidad para conseguir trabajo, comparado a Argentina en aquel entonces.
La villeguense comenzó a trabajar en una sucursal de telefonía en Quillota, un pueblo pequeño de la zona central del país y perteneciente a Valparaíso. «No la pasé tan bien», dijo.
Asimismo, comentó que tomar la decisión no fue difícil: «Yo ya vivía en Capital Federal y estaba lejos de mi familia, así que ese tema no complicó. Además soy una mujer decidida y convincente de lo que quiero».
Tambaleos y cambio de aire
Cuando ya rondaba en su cabeza la posibilidad de irse de Chile, o incluso volver a Argentina, Fabiola se estableció en Santiago, la Capital, para «darle una nueva oportunidad al país».
Allí pudo volver a reinventarse y empezó a trabajar en un restaurante muy conocido y privilegiado a nivel nacional, donde de a poco fue ganando mayor consideración en el entorno laboral.
No obstante, el nacimiento de su hijo Simón (que hoy tiene 18 años) y el poco tiempo que compartía con él por trabajo, fueron los detonantes para que la villeguense comience su propio proyecto y abrió una pizzería.
Planes para el futuro
A largo plazo, Fabiola explicó que su idea es envejecer en territorio caribeño, específicamente en América Central. «Me gustaría vivir ese tiempo en un suelo alegre», subrayó.
Sin embargo, contó que General Villegas siempre está presente a la hora de planificar su vida a futuro: «Me parece que no es una mala alternativa para vivir dentro de algunos años. Creo que sigue siendo una posibilidad, porque Chile no va a ser nuestro último país».
¿Cómo fue la adaptación?
Lógicamente, confesó que al principio fue complicado adaptarse al territorio chileno, donde no la pasó bien, a tal punto de tener el deseo de pegar un salto mayor en el exterior o volver a sus tierras.
No obstante, después de tanto tiempo allí, pudo acostumbrarse a su cultura, a la vida fuera de Argentina y sentirse una más de ellos.
Sacando los afectos familiares, lo que más extraña Fabiola de General Villegas es la tranquilidad, como andar libremente en bicicleta, manejarse hasta últimas horas de la noche, ver las famosas tormentas eléctricas de verano o, por supuesto, la gastronomía.
¿Existe rivalidad entre Chile y Argentina?
La opinión personal de la villeguense es que los argentinos están muy bien evaluados en suelo trascandino, más allá de las contiendas que existan.
A su vez, mencionó que es una afortunada de vivir en Chile y de haber elegido este país en aquel momento difícil. «Me ha ido muy bien, el balance es positivo», añadió.
Así culmina una nueva historia de este programa que recorre países, culturas y lo más profundo del corazón de los nuestros. Porque donde haya uno nuestro, ahí está «GPS, villeguenses por el mundo».