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lunes, octubre 14, 2024

Dr. Gastón Sánchez: «Nuestra genética milenaria choca con la alimentación moderna» | por Celina Fabregues

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En una de las entrevistas realizadas en el programa Cuidarte Más, dialogamos con el médico cardiólogo Gastón Sánchez sobre hipertensión arterial, a quien se la considera «un asesino silencioso», porque provoca un efecto dominó e impacta sobre el organismo causando múltiples alteraciones en la salud.

En Cuidarte Más, que se emite los sábados de 9.30 a 12 horas por FM Villegas, el cardiólogo afirmó que la hipertensión «es la elevación de la presión sistólica, arriba de 140 milímetros de mercurio y la diastólica, arriba de 90, con dos mediciones en consultorio, en días separados, se confirma el diagnóstico.»

A partir de allí, el médico le debe decir al paciente que tiene «una enfermedad crónica que se llama hipertensión arterial, aunque a ciertos pacientes se les pregunta si tienen alguna enfermedad y responden que no. Son hipertensos, pero no lo toman como una enfermedad crónica.»

Es una patología tan frecuente que «un tercio de la población es hipertensa, de los cuales un 55% de esos hipertensos lo saben y un 45% lo desconoce», pero además, de los hipertensos que toman la medicación, «un porcentaje menor al 20% tiene realmente valores normales», sostuvo el cardiólogo.

Según el Dr. Gastón Sánchez «todos los médicos vemos hipertensión pero no todos están diagnosticados. Entonces es donde uno empieza a ver que hay falta de información en la población y falta de controles.»

Esta ecuación está estudiada en todo el mundo, incluso en Argentina y se repiten los diferentes escenarios, aunque es mayor en las ciudades grande donde hay menos contacto entre médico y paciente.

Lo que puede comenzar como un cuadro de hipertensión por alguna razón específica, puede volverse crónico, por lo cual es una patología multifactorial.

«Hablando con los pacientes en el consultorio, uno se da cuenta que hay múltiples factores. La parte renal es muy importante y por eso la hipertensión se da más que todo después los 40 años, porque en la medida que disminuye el filtrado de los riñones, deja de amortiguar los estados hipertensivos», pero además inciden «el estrés, el consumo de sal, la actividad laboral intensa, el sistema familiar, la situación económica, la genética, todo contribuye, por eso es multifactorial», explicó el Dr. Sánchez.

Algo importante que hay que remarcar es que para el diagnóstico, tiene que estar la máxima arriba de 140 o la mínima arriba de 90, pero después está el objetivo, porque puede llevar meses o años lograr cambiar hábitos. En una primera instancia, el objetivo es que la presión esté abajo de 140/90 de mínima y, en una segunda instancia, es que esté abajo de 130/85 de mínima.

«Lo recalco -indicó el médico- porque muchos pacientes andan en 135/87 y eso, a largo plazo es dañino. El objetivo terapéutico por debajo de 130/85 de mínimo», de acuerdo a lo descripto en la última guía de la Sociedad Argentina de Cardiología, excepto un paciente con insuficiencia renal que en esos casos o un paciente longevo.

¿Qué pasa entonces con los pacientes que están «adaptados al problema» con una presión sistólica de 150?

El cardiólogo villeguense sostuvo que «el corazón es una bomba con cañerías. Si la presión aumenta en las cañerías, la bomba tiene que hacer más fuerza para hacer circular al líquido. Como el corazón es de músculo, si tiene que hacer más fuerza, sus paredes aumentan de grosor, lo que se llama hipertrofia. Eso después precipita en falta de aire y arritmias. Si hay más músculo, las coronarias tienen que irrigar más. Es un dominó.»

«Por eso recalco que la presión en un paciente hipertenso medicado o que está empezando con hipertensión, el objetivo es abajo de 13 de máxima y 85 de mínima, que es la definición de hipertensión normal: abajo de 13 y abajo de 85», señaló.

En relación a los pacientes que sufren de hipertensión y no están diagnosticados, el Dr. Gastón Sánchez afirmó que «algunos pacientes presentan dolor de cabeza generalmente en la parte temporal o frontal, algún malestar que no saben describir. En el interrogatorio hay que tratar de determinar si es por una cuestión tensional, laboral o ya venía con una cefalea crónica.»

«Generalmente arrancan con una cefalea después los 40 años, con un dolor que no es severo pero es molesto y llegan al consultorio con presiones aumentadas. Te das cuenta que la cefalea era por la hipertensión, porque cuando empieza a cuidarse o se lo medica, el dolor se pasa», sostuvo.

No hay pastillita milagrosa

Una vez que se hace el diagnóstico y se medica, algunos pacientes creen que ya está, que esa pastillita es milagrosa.

«Son todos temas de consultorio», destacó el médico, quien añadió que «sucede lo mismo con el colesterol, con la diabetes. Se dice ahora aprovecho, total estoy medicado pero la verdad es que la medicación viene a complementar las medidas que el paciente toma. Un cambio en el estilo de vida. La medicación no es la solución, es una ayuda a las medidas de hábitos.»

El cardiólogo explicó, por otro lado, que cuesta mantener el hábito más allá de tres meses, por eso siempre pedimos que cada seis meses vuelvan al consultorio por varios motivos, pero uno es que el paciente va perdiendo el hábito y cada seis meses hay que reforzar el tratamiento.

«No venimos a decir que sea fácil y además, lo fácil de conseguir generalmente no es lo más saludable», expresó sobre las cosas a las que recurrimos ante un pico de hambre o ansiedad.

En cuanto al seguimiento, cuando se empieza un tratamimento, no se sabe si va a ser suficiente, por lo que hay que reajustar y dar pautas para tomarse la presión en la casa, porque «el control domiciliario es la mejor forma el que tiene el paciente de saber si está funcionando lo que está haciendo o no. Un hipertenso tiene que tomarse la presión como un diabético se tiene que tomar la glucemia», apuntó.

Cómo tomarse la presión

Tras cinco minutos relajado, sentado, las piernas no tienen que estar cruzadas. No hay que haber tomado un café ni haber hecho actividad física 30 minutos antes. El brazo tiene que está estirado a la altura del corazón, la mano apoyada sobre la muñeca.

Tomar varias veces la presión utilizando la misma técnica y generalmente empieza a verse un promedio que es coherente. «Ese control de presión le ayuda al paciente a entender un poco. Una semana se cuida un poquito más con la sal y se da cuenta que funciona y otras veces le sucede algo y todo se refleja en los valores del tensiómetro.»

El cardiólogo insistió en que «la toma de presión fuera del consultorio es importantísima para saber cómo actúa fuera del consultorio», por eso «lo más importante es sentarse a hablar con el paciente, revisarlo y hacer un seguimiento.»

La hipertensión es generadora de muchísimas patologías y el órgano que más se afecta es el cerebro, por eso la tasa de ACV indica que la mayor parte de los casos hay una hipertensión subyacente conocida o no por el paciente (salvo aneurisma cerebral o malformación vascular), pero en general, está asociada a accidente cerebrascular, infarto (enfermedades vasculares) y ligada a colesterol, diabetes y tabaquismo.

«Se trata de no tener sumar factores de riesgo. La enfermedad vascular (infarto o ACV) es la combinación de los factores de riesgo», afirmó Sánchez, quien añadió que «la combinación de diabetes y cigarrillo es peligrosa. Quizá no es peligrosa mañana ni pasado, pero son enfermedades silenciosas y no se sabe cuando se va a manifestar el problema.»

Gastón Sánchez mencionó además el papel que juega en médico en este proceso, porque «el paciente tarda en adaptarse y no hay que desanimarse como médico. Si el médico se desanima en hablar de esas cosas en consultorio, no va a lograr resultados.»

«Siempre le digo a los pacientes que si van a comer con sal, que lo blanqueen en el consultorio, hay que ser sincero con el médico, porque si tiene funcionamiento renal normal, le doy un diurético para ayudar a eliminar esa sal que ingresó a su organismo», aseguró.

«Hace 200 mil años no se consumía tanta sal, pero ahora cuando el riñón detecta sal, piensa que el paciente se está deshidratando o está teniendo una hemorragia, se concentró la sangre y está más salado el suero, entonces, la única forma que tengo de que no se complique más, es reteniendo líquido. El tema es que no estaba ni deshidratado ni con una hemorragia sino que se había ingerido gran cantidad de sal por boca y ahora se expandió la cantidad de sangre y la presión aumentó. Tenemos un problema donde nuestra genética milenaria choca con el tipo de alimentación moderna», explicó.

Es como si en lugar de cargar nafta a un auto le cargamos gasoil. Es probable que funcione un poco, pero va a fallar en algún momento. Le estamos poniendo al cuerpo un combustible para el cual no fue creado.

«Ahí se produce un choque y las enfermedades generalmente tienen que ver un poco con eso, con el choque entre la genética y los hábitos», definió.

Por eso, el interrogatorio en el consultorio sigue siendo lo más importante y es como con el abogado, no hay que mentirles, porque están de tu parte. «Muchas veces los errores en los tratamientos tienen que ver con eso. Para la hipertensión hay una gama de fármacos que actúan de diferentes formas y hay que ser muy específico. Algunos actúan en la parte hormonal del riñón, otros actúan eliminando líquido, otros actúa vasodilatando las arterias  en la parte periférica, en la piel, en los músculos, otros actúan más en el corazón. Ver qué paciente tenemos delante es importantísimo para saber qué medicación le vamos a dar», refirió.

Otra causa, la vida a velocidad

La velocidad en la que vivimos es otro motivo de causa de hipertensión. «Hay gente que está en este mundo para trabajar nada más y no pueden parar. Es una causa de de hipertensión», advirtió.

La relación entre la hipertensión arterial y el exceso de trabajo se ha investigado en varios estudios y existe evidencia de que existe una conexión entre ambos.

Es importante destacar que la relación entre el exceso de trabajo y la hipertensión es compleja y puede variar según la persona y su capacidad para manejar el estrés.

El estrés crónico puede aumentar la producción de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que elevan temporalmente la presión arterial y pueden contribuir al desarrollo de la hipertensión a largo plazo.

Ni abandonar la medicación ni doble dosis

Como última recomendación, el Dr. Gastón Sánchez remarcó que como la hipertensión no se asume como enfermedad crónica, los pacientes suelen abandonar la medicación al notar una mejoría con buenos hábitos y eso no debe hacerse nunca sin consultar con el médico de cabecera.

Incluso, refirió que hay casos en que ante un pico de presión, toman el doble de la prescripción y se pretende que el medicamento actúe en dos horas, cuando en realidad «son drogas de acción lenta que actúa al tercer o cuarto día» y si en algún caso bajó por esa toma, se trató de un efecto placebo, pero «no porque la droga bioquímicamente hizo el mecanismo de acción.»

Ante un pico de presión, el paciente debe acudir con urgencia al médico o a la guardia, donde se le colocará la medicación adecuada por vena.

 

*Celina Fabregues es periodista. Conduce Cuidarte Más por FM Villegas, los sábados de 9,30 a 12 horas, programa que se repite a las 19 del mismo día.

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