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sábado, enero 18, 2025
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El alma fuerte de una escuela rural que avanza hacia su centenario

La Escuela Primaria N° 27 «Alma Fuerte», del Paraje Moores, festejó el 75° aniversario de su creación, reuniendo a toda su comunidad educativa y a muchos vecinos que pasaron por sus aulas como docentes o alumnos.

Fue una jornada de reencuentros y de profundas emociones, de lágrimas contenidas y también derramadas, de mucho agradecimiento hacia el lugar que cobijó y educó a decenas de vecinos de la zona.

En 75 años la escuela de Moores pasó por decenas de situaciones de todo tipo, tantas como pasa una persona en ese lapso de vida. En su caso, con máximos de hasta 25 alumnos, dos o tres docentes y matrícula creciente; y meses de un solo alumno, por el carácter de trabajadores golondrina de muchos padres. Las inundaciones, vaivenes políticos que incidieron, una pandemia, el derrumbe de un sector del piso de la institución y tantas otras frustraciones que ahora, superadas, son anécdotas a recordar.

Zulma Motta de Dublanc, Celia Caravera, Laura López, Marta López, Marta Velazco, Marta Urquiza, Cristina Diez, Raquel Moscoso, Teresa Ochandorena, Leporati y Marta Prato, algunas de sus, históricas, maestras.

Hoy, en un presente donde las comunidades rurales se achican y crece la influencia de las medianas y grandes poblaciones, concurren 8 alumnos. La escuela tiene su directora, un equipo docente con módulos de inglés, artística y educación física.

Emocionada, Karina Gianolio, directora de la escuela, recordó cuando en 1948 «un grupo de entusiastas sembraba la semilla de lo que es hoy la institución», justificada en que «la mayoría de los habitantes de la comunidad realizaban tareas en el campo y no podían mandar a sus hijos a las escuelas de los pueblos.»

Contó que «las clases comenzaron el 8 de septiembre de ese año en un local construido de paja y barro, hasta que en marzo de 1950 se pudo inaugurar el edificio actual.»

De aquellos 18 alumnos iniciales, pasando a instaurarse el nombre de Almafuerte, en homenaje al poeta Pedro Bonifacio Palacios; recordado como «el poeta de los pobres», a este noviembre festivo, coronando una historia que bien pinta la de tantas escuelas rurales.

Jonathan Barroso, como exalumno, habló de su orgullo de ser la tercera generación familiar que pasó por la escuela de Moores y destacó que «la escuela rural cumple un papel fundamental, con maestras que hacen de tales, de madres, de psicólogas y tantas cosas más».

Finalmente, la Inspectora Jefe Distrital Susana Garat rescató ver «tanta cantidad de exalumnos, lo que hace a la identidad del lugar», destacando la riqueza de la formación de los chicos que asisten a las escuela rurales, «ya que al haber, en muchos casos, una sola maestra para varios cursos, los alumnos chicos aprenden de los grandes y los grandes aprenden de los chicos.»