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miércoles, enero 22, 2025
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Un viaje a caballo a los pagos de Yupanqui

Por estas horas los villeguenses Eduardo «Vasco» Lazcano y Néstor «Bocha» Gramaccini transitan las segunda mitad de los 700 kilómetros de travesía a caballo hasta Cerro Colorado, la localidad cordobesa inmortalizada por el músico y poeta Atahualpa Yupanqui, que construyó su casa y habitó allí muchos años.

Al llamado de Actualidad cabalgaban entre los pueblos de La Playosa y Carrilobo, todavía en el llano cordobés, entre las ciudades de Villa María y Las Varillas.

«Dan lluvia para la tarde. Venimos zafando, porque hemos tenido dos o tres lluvias, pero estamos muy bien, disfrutando del viaje y de la hospitalidad de mucha gente amiga», dijo Lazcano.

Llevan más de 400 kilómetros desde que salieron de General Villegas, tras un largo tiempo de planificación, contactos y el sueño de unir distintas geografías a caballo, estos dos criollos amantes de las tradiciones.

«Al tranco, siempre, cuidando los caballos. Trajimos seis: cuatro para montar y dos cargueros. Generalmente hacemos unos 5 kilómetros por hora. Más tiempo, claro, nos llevó la organización del viaje. Fueron tres años de planes y demás, porque primero lo hicimos en camioneta, midiendo, viendo paradas. Teníamos algunas previstas, pero otras no. Eso sí, en todos lados muy agradecidos con la gente. Nos han albergado generosamente. Vamos parando en centros tradicionalistas, quintas, agrupaciones gauchas», detalló el Vasco.

El por qué del viaje se explica en que «en Cerro Colorado tengo un amigo desde hace 15 años que organiza cabalgatas en los cerros. Vamos siempre. Esta vez nos propuso llevarle una yegua percherona para los carros, que allá no se consigue. Y también una yegua mansita de andar para la hija de 15 años de otro amigo. Así que de los seis caballos dos quedan allá, y nos volvemos con los otros cuatro en un trailer».

El culto a las tradiciones criollas es la otra fuerza que los moviliza a llegar a destino. «Esto nos apasiona, y destaco que nuestras familias nos acompañan en la idea. Llevamos ya 20 días de marcha, sin acompañamiento de vehículos, durmiendo en el recado… porque nos gusta. Trajimos algunas cositas para cocinar, pero las hemos usado poco porque la gente se porta de maravillas con nosotros», dice por los dos.

A modo de ejemplo, «cuando salimos de Ballesteros, en una estación de servicios, un joven nos preguntó adonde íbamos. Charlamos, nos propuso tomar un café y al rato nos trajo de todo de su casa. Seguimos viaje, y para otro. ¿Van a tal lado? Mi hermano está allá, haciendo tallarines caseros… y nos esperó. La gente se brinda mucho».

«Hemos pasado bañados, alfalfares, zonas fértiles, de todo… tenemos un país en el que vale la pena vivir», es emociona el Vasco Lazcano.

«Una percherona tordilla que se la va quedar mi amigo, una zaina colorada, la tobiana, el criollito colorado, la baya y un picazo oscuro. Y la Porota, una border collie, que viene sorprendida por las iguanas, que no las conoce en nuestra zona», enumera, para cerrar, los animales que los acompañan en el viaje.

Una aventura sencilla, sin lujos ni pretensiones, pero que llena el alma. Un viaje para afuera y para adentro. Una cabalgata a los pagos de Atahualpa Yupanqui.