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lunes, octubre 7, 2024

El paradigma educativo actual y la indisciplina escolar I Por Alejandro Balbi

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Hace aproximadamente 30 años, se gestó un combo explosivo para el sistema de enseñanza  colectiva, la llegada de la posmodernidad, la profundización del neoliberalismo y la influencia del psicoanálisis*.

El paradigma resultante de ese combo, es un paradigma educativo libertario, cimentado en ideologías individualistas (tanto de derecha como de izquierda), en una científicamente incomprobable “singularidad del sujeto”, y condimentado además, con la irracionalidad del posmodernismo, paradigma que viene destruyendo la enseñanza colectiva.

Términos como “conductismo”, “colectivismo”, “autoridad”, “Estado” y “homogeneización” son todos “enemigos” declarados de este paradigma.

¿Por qué? Porque “atentan” contra la voluntad y la libertad individual de la persona, y es verdad; Sin embargo la pregunta debería ser ¿Siempre es negativo eso?.

Resulta que regular conductas es el “ABC” de vivir en sociedad, por ejemplo una madre que le dice a su hijo menor que “no cruce la ruta”, ¿Está “atentando” contra la voluntad y la libertad de su hijo? Por suerte sí, y en buena hora.

Un agente de tránsito que le dice a una persona ebria que “no puede manejar”, ¿Está “atentando” contra la voluntad y la libertad del conductor?  Por suerte sí, ¡Y en buena hora!.

Y así con todo, el Estado que no es otra cosa que la sociedad misma jurídicamente organizada y las autoridades constituidas, incluidas las escolares. Actúan bajo un marco de legalidad y acuerdo social previo, después se podrá analizar los alcances de esos acuerdos, de la ley, de los controles a esas autoridades, etc. Pero entonces, el debate ya sería otro.

Lo que se cuestiona es la existencia misma de la escuela

Si partimos de la lógica libertaria de este paradigma, la existencia misma de la escuela no tendría razón de ser, después de todo no es más que el Estado “introduciendo contenido de manera forzada”. Una auténtica aberración desde la lógica libertaria.

Documentales libertarios y bien posmodernos como el de “la Educación Prohibida” por ejemplo, afirman sin vacilaciones que “la educación gratuita y obligatoria es un inventó del despotismo ilustrado”, cuando uno analiza las fuentes de ese documental encuentra que todos los entrevistados tienen escuelas privadas.

Mucha de esta verdura se vende con una retórica “anti-sistema”, cuando en realidad es lo más pro-sistema que existe, le atribuyo a esa retórica, a que muchos sectores progresistas y de izquierda se coman la curva.

Si desaparece la escuela pública y obligatoria, lo más probable es que la desigualdad social ya existente, se agrave y que vuelva el analfabetismo masivo, que no volverá sólo, nos traerá un aumento de la violencia social y de fundamentalismos supersticiosos que en estas latitudes del mundo por ahora no existen, y que suelen explotar en autoritarismos.

Uno de los dogmas instalados es: “Imposible expulsar a alguien indisciplinado”

Pareciera que no tiene relación con lo antes mencionado, pero si la tiene, porque la contra-cara es la licuación total del poder de la autoridad escolar.

Los pastores en el asunto, que vienen con la legislación posmoderna debajo del brazo; nos hacen referencia a “la ley”, como si las leyes y reglamentos en cuestiones educativas hubiesen descendido del Monte Sinaí, y fuesen inmodificables e inalterables.

Y luego hacen referencia al “derecho a la educación” como si existiesen derechos absolutos.

Las leyes las hace la sociedad a través de sus representantes, y las podemos modificar en cualquier momento que la sociedad decida hacerlo.

Mientras que existan, obviamente hay que respetarlas, pero por esto mismo, es sumamente absurdo estar cargando en contra de los directivos y de los inspectores responsabilidad alguna, cuando lo único que hacen es manejarse dentro de leyes educativas irracionales.

Sobretodo de los directivos, que son el centro de un doble cuello de botella, por un lado reciben las exigencias de las familias, que le piden “sentido común”, pero que desconocen la legislación posmoderna existente, y por el otro reciben la predica de superiores que vienen con la legislación posmoderna debajo del brazo, y que olvidan (o lo disimulan bastante bien) lo que es pisar un aula.

Es como responsabilizar al fiscal y al juez, por aplicar una ley que no hicieron ellos, pero que deben cumplirla. Independientemente de que estos actores compartan o no, los paradigmas irracionales de esas leyes, no es relevante para solucionar el problema.

El derecho a la educación como derecho absoluto

Se dice:  “El Estado debe garantizar el derecho a la educación” por ende nadie puede ser expulsado del sistema; como todo dogma, no quiere ser cuestionado, pero no resiste el menor análisis, ni siquiera el “derecho a la vida” es en nuestra legislación un “derecho absoluto”, si no lo es el derecho a la vida, ¿Por qué el derecho a la educación seria un derecho absoluto?, no existen los derechos absolutos, ningún derecho es absoluto cuando entra en conflicto con otros derechos, y sí, los derechos entran continuamente en conflicto entre ellos mismos.

El derecho a la educación de una persona puede en ocasiones entrar en conflicto con el derecho a la educación de otras 29 personas que están en ese mismo aula, ¿Por qué el derecho de uno valdría más que el derecho de los otros 29?.

Es más, este punto se vincula con la calidad educativa, cuando se sostiene de manera forzada un indisciplinado en un curso de 30, no existe ninguna “inclusión”, lo que suele pasar a existir son 29 excluidos, los que se salen fuera del sistema son los otros 29, digan lo que digan mil veces, los reglamentos y protocolos habidos y por haber, es la brutal realidad la que aplasta cualquier teoría bienintencionada. Y este punto abre varios hilos más, que no vienen al caso, pero que en su mayoría reconocen quitarle el objetivo de enseñar a la escuela y transformarla en otra cosa (otro factor en la caída de la calidad).

La libertad de uno termina donde empieza la de los demás, es el principio más elemental del derecho, es el principio más elemental del vivir en comunidad, y la escuela es una comunidad; principio que rige prácticamente para todas las cuestiones que los libertarios atacan en nombre de “la libertad”, pero volvamos.

En algunos casos la justicia ordenó que no se podía “expulsar”, pero la realidad es que en esos casos, en uno se lo había expulsado por no pagar la cuota de una escuela privada, y en el otro lo expulsaron por la orientación sexual del alumno, nada que ver con cuestiones disciplinarias; y llegado el caso, las herramientas legislativas que haya que hacer son para que las apliquen todos, incluidos los jueces, y la propia herramienta legislativa puede idear también, democráticos controles sobre el abuso de autoridad.

Es mejor hablar de “suspensión”, que de “expulsión”, y en los casos graves de suspensión por varios años, en la suspensión por varios años, ambos objetivos se cumplen, por un lado una persona asume la responsabilidad de sus acciones y por el otro se le respeta el derecho a la educación pudiendo retornar al sistema en unos años.

Reproduzco parcialmente el régimen disciplinario para estudiantes de la UBA: “Art. 14. Será sancionado con suspensión de uno (1) a cinco (5) años, el alumno que: a) Injuriare a profesores, docentes auxiliares o autoridades universitarias a causa del ejercicio de sus funciones o al tiempo de practicarlas. b) Cometiere un delito que lesionare el patrimonio de la Universidad. c) Adulterare o falsificare documentos universitarios, salvo que se diera el supuesto contemplado en el inc. b) del art. 15. d) Agrediere físicamente en locales universitarios, a otro alumno o empleado, con motivo de la actividad universitaria. Art. 15. Será sancionado con suspensión de cinco (5) a diez (10) años, el alumno que: a) Agrediere físicamente a un profesor, docente auxiliar o autoridad universitaria, a causa del ejercicio de sus funciones o al tiempo de practicarlas. b) Falsificare o adulterare actas de exámenes u otros instrumentos, con el propósito de acreditar haber aprobado materia, curso o carrera.”

Sumamente racional, no se anda con paradigmas posmodernos irracionales de “no se puede castigar”, “no se puede suspender” y todos nos vanagloriamos cuando la UBA rankea en calidad.

Aunque no es el único factor que influye en la calidad educativa, la indisciplina está más relacionada de lo que se cree.

Cero responsabilidad

Otro dogma que orbita es la “nula responsabilidad” de las acciones, que puede asumir un adolescente, dogma que no se corresponde con la actual legislación, que habla de autonomía progresiva de los mayores de 13 años.  Y esto no es cargar contra la juventud, la adolescencia contrariamente a los prejuicios que carga, no es ninguna “edad conflictiva”, ni presenta ningún “trauma particular” o al menos eso dicen los estudios, el porcentaje de personas con traumas a esa edad es equivalente al que se ve en los adultos también (menos del 20%).

Entonces, una persona de 16 años puede manejar legalmente una moto, y si cruza un semáforo en rojo, recibirá una multa (y no será una multa reparadora, es una multa castigo).

Si aplicáramos el paradigma educativo actual, deberíamos ir a buscar al tipo que hizo el semáforo y responsabilizarlo totalmente porque no fue lo suficientemente creativo, no fue lo suficientemente capaz de “motivar” a la persona a que no cruce el semáforo en rojo.  Sí (adjetive a su gusto), porque ese es el paradigma que existe hoy.

Y no estoy exagerando, ni desconociendo las capacitaciones, la actualización de métodos didácticos, ni ignorando mucho menos los defectos y errores propios que tenemos y cometemos los docentes, pero la balanza general, no solo esta “desequilibrada” a la hora de señalar causales, sino que esta literalmente girando de manera contínua en una sola dirección.

Los defensores de estos paradigmas deben saber, que todos estos errores políticos (porque son políticas educativas erróneas) no son gratis, como todo error político, se paga, se le deja la racionalidad en bandeja a sectores reaccionarios, la caída de la calidad educativa -es decir la ignorancia-, es la peor bomba de tiempo.

Se están generando las condiciones para volver al autoritarismo supersticioso del medioevo y ni cuenta se dan, siguen afirmando “la educación es arcaica”, “la evaluación no va más”, “oh premios y castigos, que antiguo y conductista”.

Lo “arcaico”, hace 30 años que no existe más; y cada vez que se habla de “transformación” la cosa no hace más que empeorar.

La violencia ó como tapar el sol con un dedo durante 30 años

Basta poner las siguientes palabras claves en el buscador: “violencia en las escuelas – marchas – paro”; para ver la magnitud del problema, es una olla hirviendo con la tapa puesta en todos lados y durante últimos 30 años.

No es de ahora. Hace 12 años en Pergamino un hecho muy grave contra un directivo, o la cantidad de docentes autoconvocados durante el 2022 en distintas localidades contra la violencia en las escuelas.

Es una pena que recientemente cuando se mediatizaron algunos sucesos de violencia escolar;  algunos hayan buscado politizar el asunto, incluso mencionado con nombre y apellido a trabajadores de la educación y haciendo mención a su afinidad política ( Si eso no es persecución política, entonces, ¿Qué es la persecución política?).

Reducir el problema a una situación actual, a una sola escuela, y a un solo grupo de trabajadores de la educación es una equivocación grande. Sobretodo cuando esa escuela tiene 4 veces la población de Santa Regina (y posiblemente tenga estadísticamente muchos menos problemas que las demás).

¿Cómo se sale de ésta?

Entre todos los temas que se podrían seguir mencionando y los derechos en juego, la situación más crítica es la de las condiciones laborales de las y los docentes.

Cuya responsabilidad depende en gran parte de los sindicatos, que la vienen poniendo en agenda, aunque no en el lugar de prioridad que se merece.

Hay dos formas de volver a un sistema disciplinario un poco más racional y menos posmoderno, la más probable como viene la mano -y por supuesto la menos deseada-, es que esto vaya a cambiar cuando haya un muerto lamentablemente, provocando una ola de indignación que suele apurar los tramites legislativos; y la segunda forma requiere de una postura sindical inclaudicable (ya que esto no es una cuestión presupuestaria), más un extenso trabajo legislativo y de coordinación política, dejando de lado quizá las diferencias en el ámbito económico para emprender una cruzada conjunta contra el avance posmoderno e irracional.

*Alejandro Balbi, militante comunista, docente y abogado.

NOTA:

*El Psicoanálisis es una rama seudocientífica de la psicología que “no se toma en serio en ningún país desarrollado”, palabras textuales del filósofo de la ciencia Mario Bunge – Entrevista a Mario Bunge sobre el psicoanálisis:   https://acortar.link/3e7Srk

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