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lunes, octubre 14, 2024

La Ley de Gresham / Por Omar Emín (*)

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«La culpa querido Bruto no es de nuestras estrellas; sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores» (William Shakespeare)
«El hombre es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra» (Anónimo)
«Siempre es lo mismo, nena» (Norberto Napolitano – Pappo)

 

Después del retiro en el Congreso de la ley Bases y las idas y vueltas para introducirla de nuevo, quedó flotando la pregunta de hasta donde el Poder Ejecutivo está dispuesto a llevar el enfrentamiento con las provincias o con algunas de ellas por el tema de las transferencias de fondos. Recordemos que Domingo Cavallo lamentaba no haber llevado a un ajuste a las administraciones provinciales, similar al que había efectuado a nivel nacional en la década del ’90.

Ya se palpitan algunos indicios del impacto que tendría el ajuste en las administraciones provinciales, fundamentalmente en aquellas que mas requerían fondos del Estado a través de las llamadas «transferencias discrecionales de fondos», tan utilizadas en los gobiernos anteriores.

Si se mantiene el objetivo de «déficit cero», se produciría una crisis financiera en algunas provincias donde las «transferencias discrecionales de fondos», constituyen una parte importante de los ingresos para cerrar las cuentas provinciales.

Ante esta situación y con poco o escaso margen para aumentar impuestos, solo quedarían dos opciones: recortar el gasto o endeudarse a través de la emisión de cuasi monedas. En la provincia de La Rioja ya fue aprobada la emisión de Bonos de Cancelación de Deuda (BOCADE) o «Chacho» en homenaje al caudillo Angel Vicente Peñaloza. Con relación a esto, vale aclarar que la ley n° 25.917/2004 llamada Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal en su artículo 21 (2° pf.) se refiere a que «Los gobiernos provinciales y la Ciudad Autónoma de Bs. As., se comprometen a no emitir títulos sustitutos de la moneda de curso legal en todo el territorio del país». Ignoro cual es el alcance del término «se comprometen».

En plena crisis, a principios de este siglo, se emitieron diversas cuasi monedas para afrontar la falta de financiación de los estados provinciales y también del estado nacional. La mayoría de estos bonos, – utilizados por los gobiernos de la nación y de las provincias para hacer frente al pago de los sueldos y otras erogaciones -, sufrió una significativa pérdida de valor respecto de los ya devaluados pesos en circulación en ese momento.

No ocurrió lo mismo con el «patacón» (bono emitido por la provincia de Bs. As.), que mantuvo su valor gracias al nivel de aceptación generado básicamente porque devengaba un interés del 7% y además permitía cancelar impuestos provinciales y también nacionales; adicionalmente, el Banco de la Provincia de Bs. As. permitía cancelar créditos hipotecarios y préstamos personales de la entidad. En resumen, el éxito de los «patacones»  como moneda complementaria fue consecuencia de la aceptación generalizada para todo tipo de transacción, tal como una moneda de curso legal, sin dejar de destacar que el Gobierno Nacional y el de la provincia de Bs. As. eran del mismo signo político.

La emisión de cuasi monedas puede llegar a tener dudoso éxito en la actualidad, básicamente por la falta de apoyo del Gobierno Nacional y las restricciones legales mencionadas, que las harían perder valor frente al peso.

Sir Thomas Gresham (1519 – 1579), consultor financiero de la corona británica, enunció en el siglo XVI el principio, que luego fue denominado en el ámbito de la Economía Política como «Ley de Gresham». La enunciación de la citada ley se refiere a que «La mala moneda excluye de la circulación, a la buena». Las causas determinantes de la eliminación de la buena moneda y su reemplazo por la mala, pueden deberse a que en el comercio interno el comprador procura entregar a cambio la moneda de menor valor que es la que se deprecia mas rápido; por su parte el vendedor procede a la inversa o sea que exige la moneda de mayor valor que es la que se deprecia menos, para el atesoramiento se reservará la buena moneda y lo mismo para la especulación o el ahorro.

La ley expuesta se evidencia incluso por cuestiones estéticas; si alguien posee dos billetes de la misma denominación estando uno en mejor estado que el otro, la persona se deshará primero del billete defectuoso a la hora de realizar algún intercambio. Llevado a otro estado, si agregamos dólares al sistema económico, la gente ahorrará, guardará o gastará en última instancia los dólares en detrimento de los pesos; si ahora agregamos cuasi monedas al sistema veremos que la gente seguirá ahorrando en la moneda buena (dólares), colocará financieramente la moneda «no tan buena» (los pesos) y hará circular la moneda mala (cuasi moneda) que será peor en la medida que no retribuya ningún interés o no pueda ser utilizada para la cancelación de impuestos, préstamos bancarios u otras obligaciones.

Este texto fue generado por un humano.

*Omar Emín es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora con Actualidad en temas fiscales, laborales y económicos. También suele compartir sus opiniones y semblanzas sobre deportes, educación, historia, política y viajes, entre otros temas de interés.

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