Profeta: persona que anuncia el futuro por inspiración propia o divina.
Todos somos parte y sabemos por medio de los canales informativos mundiales, documentales, TV, internet, prensa escrita, que en este mundo des-territo-rializado donde los saberes «circulan» y la comunicación crea nuevos vínculos, hay re-territorializaciones que están atravesadas por la desigualdad y la injusticia donde algunas deudas de muy larga data siguen consolidándose y otras nuevas muestran el límite de algunos sueños pasados incumplidos, a cumplir.
En el planeta de hoy las formas más explícitas de violencia con otras menos explícitas pero igualmente devastadoras, como son ciertas formas de indiferencia intolerante de relaciones humanas muy poco dignas, como decir que el humano de depreda frente a un micrófono.
Pulverizar: anonadar al adversario echando por tierra sus razones y argumentos, es decir, reducir a polvo una cosa.
Ejemplos: los estudios edafólogos y el modelo agrícola y forestal que degrada el recurso hídrico durante las últimas décadas. Nuestro país ha impulsado y apoyado un modelo de producción -tanto agrícola como forestal- basado en monocultivos a gran escala. El resultado ha sido el uso masivo de agrotóxicos, muchos de los cuales están restringidos o incluso prohibidos en países vecinos. La introducción reciente de los monocultivos transgénicos ha implicado un aumento sustancial de estas sustancias.
En vez de disminuir, el uso de agrotóxicos aumenta la contaminación del agua por fertilizantes y agrotóxicos (fungicidas, insecticidas, herbicidas, etc). Se produce al ser arrastrados por el agua de los campos de cultivo hasta los ríos y mares, donde se introducen en las cadenas alimenticias, provocando la muerte de varias formas de vida necesarias en el balance de los ecosistemas.
A modo de ejemplo podemos mencionar que en una hectárea de soja transgénica se aplican 20 litros de glisofato, recibiendo tres aplicaciones por cosecha. Si se multiplica esa cifra por alrededor de 400.000 hectáreas que se sembraron en la zafra 2006-2007 resulta claro que la contaminación con ese herbicida es enorme. A esto se le debe agregar que también se aplican otros herbicidas e insecticidas altamente tóxicos prohibidos en muchos países del mundo, como el 2,4-d que fue utilizado durante la Guerra de Vietnam.
En «Primavera Espectante», un artículo publicado en 1962 por Rachel Carson, la periodista pide a los lectores que imaginen un lugar donde los pájaros no canten, los pollitos no salgan del cascarón, los manzanos no den frutos, donde el ganado enferme y desaparezca en forma misteriosa en los campos. Y los niños mueran en los parques. Luego explica que ese lugar es real. Y que el culpable era un compuesto químico, que ocurría en los Estados Unidos y otros países donde utilizaban pesticida artificiales.
Esta biologa marina sufrió duras críticas a tal punto que la industria química y las empresas agrícolas le retiraron sus credenciales científicas. Sin embargo, en 1972 un estudio de la administración Kennedy confirmó el informe de Carson (se hizo justicia). En ese mismo año, el Departamento de Protección Ambiental prohibió el DDT (veneno más utilizado que fue denunciado por Carson) y muchos otros países siguieron el ejemplo. Aún así, el uso de pesticidas sobre productos alimenticios siguió en aumento hasta hoy, desmintiendo a los condicionantes voceros que en los medios de comunicaciones gritan lo contrario.
La joven noruega Greta Thunberg: a esta profeta ecológica se la nombra incisivamente en forma empalagosa, que lo que predica es falaz y que es guionada económicamente (y si así es cuál sería el impedimento de luchar por un medio ambiente más saludable en este desprolijo planeta).
Thunberg contaba con solo 16 años en el 2019 cuando se plantó frente a los líderes globales al abrir las cumbres del clima, al hablar con enjundia y coraje, aconsejando con toda razón «Facta Non Verba» por este nuestro planeta.
El plástico, una pesada carga: por el Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora el 5 de junio, hora «h sin contaminación por plásticos». Si bien el plástico tiene muchos usos valiosos, la población mundial se ha vuelto sumamente dependiente de aquel que es desechable o sirve para una sola utilización. Con las graves consecuencias ambientales que esto acarrea, como muestra, basta con considerar que en todo el planeta se compran alrededor de 1 millón de botellas de plástico por minuto y que 500.000 millones de bolsas de plástico desechables se utilizan anualmente. Es más, el plástico que termina en los océanos puede rodear la tierra en un solo año y es capaz de permanecer en ese estado hasta mil años antes de desintegrarse por completo.
Un estudio dice que un tercio de todos los residuos plásticos terminan en suelos o agua dulce. La mayor parte de este plástico se desintegra en partículas de menos de cinco milímetros, conocidas como microplásticos. Y estas se descomponen aún más hasta llegar a ser nanopartículas, que están comenzando a ingresar en las cadenas alimenticias. Pueden enunciarse las fibras minúsculas de acrílico, nylon, spandex y poliéster, que se desprenden cada vez que lavamos nuestras ropas y son llevadas por las redes cloacales a las plantas de tratamiento o directamente al medio ambiente.
Tengamos los humanos algo en común que nos vincule y que no sean las catástrofes. Todavía con fe y esperanzas la imagen del mundo del globo terráqueo, como bien lo identificaba Mafalda de Quino, cuando plantaba poner al sur arriba y al norte cabeza abajo. Surgió de la mano de los imperios europeos y de la búsqueda del dominio del mundo por parte del capitalismo occidental polemizando con los detractores «interesados». Estos tendrían que admitir que hoy hay más seres humanos que perciben «la globalización», que somos parte de un mismo mundo, en comparación de los que había hace muchas décadas.
Seguro es que toda la humanidad tiene una doble moral. Una que predica y no practica. Y otra que participa pero no predica.
*José Luis Azurmendi es un asiduo lector de Actualidad. Trabajador de la construcción, veterano deportista, lector desde siempre, gusta volcar al papel sus vivencias y opiniones. Y compartirlas.